viernes, 30 de enero de 2015

Alberto Iglesias:"El teatro hace reflexionar y ensancha el alma"

Alberto Iglesias es otra fuerza de la naturaleza proveniente de esa hermosa tierra que es Cantabria. Es un actor con una gran presencia física en el escenario y sus interpretaciones se caracterizan por su potencia e intensidad. A lo largo de su dilatada carrera, ha trabajado con grandes directores y en obras que se han quedado grabadas en la mente del público. El último ejemplo se puede contemplar hasta el domingo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla donde representa El largo viaje del día hacia la noche de Eugene O'Neill junto a Mario Gas, Vicky Peña, Juan Díaz y María Miguel metiéndose en la piel de Jamie Tyrone el hijo mayor de la familia protagonista. 

Alberto Iglesias concedió una entrevista a El Rinconcillo de Reche para hablar de esta obra de O'Neill, su personaje y otros trabajos en teatro con directores como José Carlos Plaza, Miguel Del Arco o Daniel Veronese, sin olvidar su paso por la serie Isabel. Como siempre digo: Pasen y lean  
Con Alberto Iglesias tras la entrevista. Alejandro Reche Selas

Pregunta: ¿Cómo llega a participar en El largo viaje del día hacia la noche?

Alberto Iglesias: En mi caso fue porque, Laura Ortega, nuestra ayudante de dirección, me llamó y me propuso hacer una prueba con Juan José Afonso en el Teatro Marquina junto con Juan Díaz y, pasado poco tiempo, me volvieron a llamar para que interpretase a Jamie Tyrone.

P.: ¿Qué sintió cuando le pidieron hacer una prueba para una obra como ésta, todo un clásico contemporáneo del teatro?

A.I.: Yo, antes de que me confirmasen que hacía el personaje le insistí Cuco Afonso, al terminar la prueba, que yo quería hacer esta función, porque yo la conocía y es brutal y es un sueño para mí estar en ella. Sentí una gran satisfacción cuando me dijeron que me habían cogido pero a la vez sentí una gran responsabilidad. Es una obra que marcó una época y meterse en la piel de Jamie Tyrone es un reto porque es un personaje incómodo, como el antipático. Tiene mucha ternura y sensibilidad. Además cuando indagas en la biografía del personaje, que era el hermano alcohólico de Eugene O'Neill te das cuenta por lo que él pasa. Porque, a pesar de la difícil relación que se ve que mantiene con su madre en la función, finalmente acabó cuidando de su madre. Eugene O'Neill se marcha, el padre muere y Jamie cuida de ella hasta su muerte. Es un personaje que tiene todos los colores. Es un hombre al que expulsan de la universidad pero es brillante y sensible. Ese alto grado de sensibilidad le hace que se cree un escudo de cinismo, nihilismo y autodestrucción. 

Es una obra con mucha tela que cortar, donde no se está ocioso en ningún momento porque tanto la cabeza como las tripas y el corazón, que son los tres elementos con los que trabajamos, están constantemente comunicadas y en continuo trabajo durante la función, los ensayos y fuera del escenario porque viendo algún gesto de alguien por la calle te puede recordar a lo que estás haciendo. Siempre me planteo preguntas sobre qué hay de mí en el personaje, qué le puedo aportar yo a él o qué puedo aprender de él, en este caso de Jaime. Esta función, además, habla de la familia, de la incapacidad para expresarse, para demostrar el cariño o ser más flexible con el otro, y se aprende mucho para el día a día y para el futuro.
Con Mario Gas en la obra de Eugene O'Neill. Antonio Castro

El teatro es un espejo que te hace reflexionar, mientras ves la historia que se representa en el escenario, sobre tu propia vida, con los errores que cometes, las virtudes que uno tiene. De alguna manera te ensancha el alma.

P.: Su personaje tiene un fuerte arco emocional y lo califico como dinamita a punto de estallar, aparte de ser el que desvela secretos que los demás prefieren no decir en voz alta aunque los sepan...

A.I.: Sí, es el que saca de dudas al espectador pero siempre tiene que haber este tipo de personajes que se atreve a decir lo que otros no dicen.

P.: Hablando de la relación entre Jamie y Edmund, en la obra se muestran las fuertes contradicciones de sentimientos de su personaje, aparte de que comparten borracheras y visitas a prostíbulos...

A.I.: Jamie enseña a Edmund todo el abanico de su mundo oscuro, aquello que no es políticamente correcto: las prostitutas, el alcohol, la holgazanería. En el último acto hay una especie de exorcismo del alma donde los personajes se sinceran. Y es muy duro lo que mi personaje le dice a su hermano.

P.: Las contradicciones de sentimientos de Jamie ¿Cómo las vive usted como actor?

A.I.: Pues como se viven en la vida real, lo que ocurre es que, en la obra, se suma un elemento poético y teatral. Aquí las emociones se disparan hacia la tragedia, no hay nada frívolo ni baladí, es un torrente. Y yo lo vivo como O'Neill lo marca, intentando aplicar toda la profundidad, técnica y sabiduría que me ha podido dar la experiencia para que se me entienda y llegue al público. Yo hago mi trabajo planteándome que yo no puedo hacer el personaje entero. Yo haré una parte, otra la harán mis compañeros porque los otros personajes hablan de Jamie y otra parte la hace el espacio, y finalmente cada espectador, en su imaginación lo valorará de la manera que considere, por sus experiencias, su forma de pensar, etc... 

(La entrevista continúa con los recuerdos del actor a través de los programas de tres obras de teatro que un servidor vio: Glengarry Glenn Ross de David Mamet, dirigida por Daniel Veronese, De ratones y hombres de John Steinbeck con dirección de Miguel del Arco y Hécuba de Eurípides dirigida por José Carlos Plaza).


A.I.: Tengo muy buenos recuerdos de las tres, la verdad

P.: De ratones y hombres me dejó impactado porque yo no había leído la novela de Steinbeck y sólo conocía el punto de partida y el final es de quedarte clavado en la butaca...

A.I.: Es una auténtica patada al estómago. Recuerdo estar con todos los demás actores entre cajas, viendo esa escena final de Lennie y George y no había día que no me emocionase viéndola. Pero haciendo una valoración de estas tres obras tengo que decir que son tres grandes elencos con tres directores diferentes y magistrales. Son obras, y otras muchas, que me han ido cimentando y hecho crecer. Yo hice Cyrano de Bergerac con José Pedro Carrión dirigidos por John Strasberg y él hablaba de los sueños.

Hacer Glengarry Glenn Ross con Daniel Veronese y el equipazo que tenía fue un sueño. Es una obra estupenda. Yo interpretaba al policía pero yo me decía: "Alguien tiene que hacerlo". Me lo pasaba tan bien en el proceso, con mis compañeros, con las funciones y con el público que vibraba con esta función. Para mí fue tremendo.
Con sus compañeros en Glengarry Glenn Ross

De Ratones y hombres fue otro viaje alucinante.

P.: Eduardo Velasco me dijo, con respecto a esa función, que el primer día de trabajo Miguel del Arco dijo a los actores: "Yo necesito amor".

A.I.: Sí, y Miguel lo recibe por parte de los actores, porque trabaja desde la confianza, como Cuco Afonso. El director Declan Donnellan dice: "Crea un entorno de trabajo seguro para que las apuestas sean arriesgadas". Si es así, el actor va a apostar a muerte, sin tener miedo a equivocarse. Si, por el contrario, el espacio no es seguro, el actor se va a reservar por el miedo, que es un gran enemigo, no hay que tener miedo a equivocarse y a veces hay que perderse para volver a encontrarse.
Con sus compañeros de escena en De ratones y hombres

P.: Por De ratones y hombres le premiaron... 

A.I.: Sí, recibí el Premio de la Unión de Actores al Mejor Actor de Reparto y por Glengarry Glen Ross me nominaron, por lo cual me siento agradecidísimo.
 
(El actor se refiere a continuación a Hécuba)

A.I.: En Hécuba se juntaron varios factores: Un gran espectáculo, actuar en Mérida que no lo había hecho hasta ese momento y fue una espina que me quité, y luego era trabajar con un gran equipo. Con Alberto Berzal y Luis Rallo ya había trabajado en Hamlet y La Tempestad y con José Pedro Carrión en Cyrano de Bergerac, donde interpretaba a su amigo. Me reencontré con ellos y con el resto del elenco que no conocía y resultaron ser excelentes actores y personas. Luego trabajar con Concha Velasco, que es la artista total, una actriz como la copa de un pino y llena de generosidad. Siempre estaré agradecido a José Carlos Plaza, uno de los grandes directores de los que has visto muchos trabajos y deseas trabajar con él.

P.: Por lo que vi en el escenario ¿De ratones y hombres y Hécuba le supusieron un importante trabajo físico, aparte de emocional?

A.I.: Fundamentalmente Hécuba. En De ratones y hombres hacíamos mucho trabajo físico porque interpretábamos a hombres que trabajan en una granja y había momentos, sobre todo en las transiciones, que nos pegamos unas buenas palizas y estábamos bastante en forma. En Hécuba era eso mismo llevado al límite, porque, aparte, del trabajo físico, había que hablar, se te tenía que entender. Se tenía que mostrar la rabia, el dolor, la ira, no caer nunca en la lástima, trabajar cada gesto con precisión y había mucho movimiento. Fue una gran experiencia hacer Hécuba. José Carlos Plaza reunió a un elenco impresionante y es de esas obras como El largo viaje del día hacia la noche en las que todos tienen que ir a una sin relajarte ni un momento.
Junto a Concha Velasco y Pilar Bayona en un gran momento de Hécuba

P.: Para finalizar, quisiera que me hablase de su participación en Isabel

A.I.: Me ofrecieron el personaje, para el que me vino bien el aspecto que tenía porque coincidió con las representaciones de Hécuba. Me gustó mucho hacerlo y encima hice una escena con José Pedro Carrión. La serie es estupenda. El personaje fue breve pero tiene fuerza. La productora de la serie escogió a un cuidado elenco donde había muchos actores con gran experiencia en el teatro que también han hecho cine y eso se nota en el resultado.

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