sábado, 10 de enero de 2015

Contento después de "visitar" el convento

                                             CRÍTICA TEATRAL: CERDA

El hecho de que, antes de entrar a ver una función que transcurre en un convento, suene la música de Sor Citroën, significa que vas a ver algo fuera de lo convencional, lo que pasa que hasta que termina la función de Cerda, hasta el domingo en la Sala Cero de Sevilla, no sabes hasta qué punto lo es.

Juan Mairena arrasó en La casa de la portera con esta obra difícil de clasificar en un género por los momentos que contiene. Las peculiares peripecias de las siervas del Santo Membrillo llevan al público a reír constantemente, porque el texto mezcla hábilmente pasajes trascendentales con otros absolutamente inesperados y delirantes, donde caben desde textos de Santa Teresa hasta referencias cinematográficas,  que son transmitidos por un elenco actoral que borda sus interpretaciones.

Ya sea en momentos individuales o colectivos (esa peculiar adoración por Madonna y el baile al son de Like a prayer) los actores brillan con luz propia. Inma Cuevas, Premio de la Unión de Actores por esta función, está adorable como Sor Cicilia, con esa particular manera de ver la religión que provoca auténticas carcajadas, Soledad Rosales como Sor Bette (sí, han leído bien, como la mítica actriz) esconde muy bien sus cartas tanto en lo referente a sus deseos ocultos, aunque a veces no pueda reprimirlos, como a su historia personal. Por su parte, Dolly encarna brillantemente a Sor Leona también con secretos que, aunque serían en un principio inconfesables, el público es partícipe de ellos, como el origen del propio título de la obra.

El elenco de Cerda
Siguiendo con el elenco María Velesar está estupenda como una supuesta nueva integrante del convento que aporta aún más elementos divertidos, desde su habilidad con la katana, hasta sus poderes sobrenaturales o sus dotes de actriz demostradas en una peculiar entrevista de trabajo.

Finalmente David Aramburu compone a Sor Coseta con un sentido del humor muy apropiado para  la situación que vive su personaje. Todos, en general, y genialmente vestidos por Iñigo Sadaba, proporcionan divertidos momentos que no huyen de la más rabiosa actualidad sin eludir momentos dramáticos salpicados de humor y que hacen pasar un rato agradable. 

Con una libertad absoluta a la hora de tratar diversos temas, unos diálogos ingeniosos y rompedores, y unos personajes que piden a gritos una película, no estaría mal el encuentro de los personajes de Cerda con Sor Perdida o Sor Rata de Callejón.     

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