miércoles, 30 de noviembre de 2016

Mario Copete: "'Momó y la habitación mágica' trata del poder de la imaginación a una edad temprana"

Los espectáculos de marionetas tienen algo maravilloso que atrapa al público y existen muchas compañías que apuestan fuerte por ellos. Aseismanos es una de ellas. Creada en 2012 estrenó Historias fabulosas y ahora vuelve a la Sala Cero de Sevilla los días 3, 4, 10 y 11 de diciembre con un espectáculo que les ha traído muchas satisfacciones desde que lo estrenaron hace dos años: Momó y la habitación mágica. Mario Copete, miembro de Aseismanos y director y autor del texto, habló con El Rinconcillo de Reche del citado espectáculo, que cuenta con el apoyo de GNP, y del mundo de las marionetas, por el que siente una gran fascinación. Pasen y lean.
Los miembros de la companía Aseismanos
Pregunta: ¿Cómo surge Momó y la habitación mágica?

Mario Copete: Cuando surgió teníamos otras ideas encima de la mesa y decidimos hacer una historia familiar, ponernos en la piel de un niño y experimentar con eso porque al final son los espectadores a los que nos dirigimos mayoritariamente. La obra se centra en cómo un niño afronta determinadas situaciones y el poder que tiene la imaginación en una edad temprana. Actualmente con el ritmo de vida que llevamos y nos centramos en lo inmediato y nos olvidamos de pensar e imaginar. Yo soy de una generación, la de los ochenta,en donde disfrutamos de una serie de películas familiares, como Cristal Oscuro, que me fascina y es una película muda. Era una época en la que el cine y el teatro se vivían en familia. En este espectáculo queríamos centrarnos en un niño y en lo fantástico dentro de lo cotidiano. Todos los integrantes de Aseismanos venimos de la parte técnica. Yo, concretamente, llevaba quince años siendo técnico de iluminación, y hemos participado en muchas producciones dentro de las artes escénicas. Partimos siempre de una forma muy estética de concebir los espectáculos, con muchos dibujos y propuestas de escenografía, y creamos Momó y la habitación mágica como un storyboard, siendo una historia sencilla y descontextualizando determinadas cosas que existen. Nos centramos en la sencillez y en los elementos cotidianos que se convierten en fantásticos.

P.: Precisamente la fantasía es un elemento que en los espectáculos familiares como el suyo tiene mucho protagonismo porque, además, los niños no deben de perder la capacidad de fantasear y usar la imaginación... 

M.C.: Claro, es algo que hay que facilitar. Me sorprendo cuando veo, por ejemplo, a mi sobrino, jugando durante horas con cualquier cosa. Hay que fomentar ese uso de la imaginación. Hace algunos años nos dimos cuenta de la satisfacción que proporciona el crear personajes que no existen en realidad y que estos vuelen. La marioneta permite hacer muchas cosas: puede volar, nadar, hacer lo que quiera. Es fantástico.

P.: Centrándonos en la marioneta, es fascinante ver cómo unas creaciones hechas originariamente de madera cobran vida gracias a unas personas. Ese hecho tiene una magia especial porque el público perfectamente en esa convención...

M.C.: Es que la marioneta es genial como herramienta y también es muy completa porque hay una gran variedad de marionetas en las diferentes culturas, como las sombras indonesias o el teatro de hilos de Bélgica. Son elementos que se usan desde hace muchos siglos, incluso en los autos sacramentales.

P.: Precisamente conocí a la compañía Teatro Corsario y me llamó la atención el que hiciesen espectáculos de marionetas de temática adulta, concretamente historias de terror y eróticas...

M.C.: Sí, los conocí, recuerdo que hicieron Los asesinatos de la calle Morgue. Ellos empezaron a demostrar que con las marionetas se podían contar historias para adultos. Es un tema delicado, al entenderse que las marionetas se asocian a teatro para niños. Son de los pocos que lo hacen. Nosotros también queremos lanzar una propuesta para adultos.

P.: ¿Cuáles son las máximas de la compañía o elementos a destacar en los espectáculos?

M.C.: Nosotros hacemos marionetas de gran formato y espectáculos de formato mediano-grande, con escenografías de 6x4 de alto, incluso metemos video proyecciones, intentando generar muchos planos dentro de un mismo espacio. Pensamos que el espectáculo no tiene que ser pequeño, de ahí el formato que le he referido. Nuestra máxima está siempre en la manipulación de la marioneta. La veracidad del títere tiene que ver en cómo se mueve. Ensayamos muchísimo. Mi maestro, Ángel Calvente, me decía que a la excelencia sólo se llega a través de la repetición. Nosotros, para mover las marionetas,  nos basamos en una técnica japonesa llamada bunraku, basada en la manipulación con tres personas: una mueve la cabeza y la mano izquierda, otra maneja parte del cuerpo y la mano derecha y una tercera maneja los pies. Esa técnica la hemos adaptado. Otra de nuestras máximas es que el espectáculo no depende del espacio donde se represente y también trabajamos para que la gente quiera volver a verlo. Quiero que la gente pase un rato divertido y el espectador se vaya habiendo vivido una experiencia positiva y que el espectador vea de una manera distinta a la marioneta.

Una escena de Momó y la habitación mágica
P.: ¿Qué recuerda de los inicios de Aseismanos?

M.C.: Aseismanos la formamos, en el año 2012, Sergio Fernández, distribuidor de la compañía y uno de los manipuladores, Valentín Donaire, que se dedica a la construcción de la escenografía, Mario Díaz González, que se encarga a la composición musical y al sonido y yo. Ese año yo trabajaba de responsable técnico en una sala de Sevilla, otro compañero estudiaba escenografía y otro distribuía obras de pequeño formato, pero todos teníamos una formación en iluminación porque todos habíamos estudiado iluminación en Escénica, aunque no coincidimos en la escuela. Lo que quiero resaltar es que la formación es esencial para los futuros creadores, que tengan una base y herramientas para trabajar.        

P.: ¿Qué considera que tiene Momó y la habitación mágica para que cautive al público desde que lo estrenaseis en 2014?

M.C.: Tiene mucho humor y disfrutan niños y adultos por igual. Una persona que vino a verlo nos dijo que, como concepto de espectáculo familiar era el mejor que había visto en mucho tiempo. Eso da mucho ánimos. Además nos sentimos muy agradecidos por el apoyo de la Sala Cero. 

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