miércoles, 12 de septiembre de 2018

"La monja": El mal se apodera de la abadía

El estreno en 2013 de Expediente Warren. The Conjuring bajo  la dirección de James Wan fue un soplo de aire fresco para el género del terror. Las peripecias del matrimonio que trató casos paranormales hace cuatro décadas, basados en personajes y casos reales, y al que dieron vida en la pantalla Patrick Wilson y Vera Farmiga, fue un aliciente para que fuese un gran éxito y propiciase una secuela, Expediente Warren. El caso Enfield (James Wan, 2016) y un spin off centrado en una inquietante muñeca, la desigual Annabelle (John R. Leonetti, 2014) y una precuela de ésta, Annabelle: Creation (David F. Sandberg, 2017). 

El universo de esta franquicia se ha expandido con el estreno de La monja, con un ser demoníaco como protagonista, Valak, ataviado con el hábito de la orden, que ya causó gran impacto cuando apareció en la mencionada secuela, El caso Enfield para abreviar. Con Wan siempre detrás en la producción, la dirige Corin Hardy, un director del que éste es su segundo largometraje.

Un servidor afirma, en su modesta opinión, que La monja es un filme que no le desagradó. Tiene el aliciente de una buena ambientación, ya que ubican la historia en los años cincuenta del siglo pasado, (siendo, por tanto, la primera de la franquicia cronológicamente), y en una antiquísima abadía rumana. Con respecto al argumento, el filme se centra en la investigación, por parte de un sacerdote y una novicia, del suicidio de una monja de la mencionada abadía.

La atmósfera está muy lograda con inquietantes pasadizos, cementerios, criptas, capillas y celdas que le hicieron recordar a un servidor lo que han dado de sí en el cine los edificios destinados a albergar a congregaciones religiosas, masculinas y femeninas, sean monasterios, conventos o abadías como en este caso. En los títulos que un servidor recuerda así de repente la ambientación ha sido siempre lo que ha estado genial independientemente del resultado global ya que en estos lugares en los que el tiempo se ha desarrollado la acción de potentes thrillers como las geniales El nombre de la rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986) o Agnes de Dios (Norman Jewison, 1985), con Jane Fonda, Anne Bancroft y Meg Tilly, pasando por dramas como Extramuros (Miguel Picazo, 1985) con unas geniales Carmen Maura y Mercedes Sampietro, o Las inocentes (Anne Fontaine, 2016), inquietantes historias como la perturbadora El monje (Dominik Moll, 2011) con Vincent Cassel de protagonista e incluso transgresoras como Entre tinieblas (Pedro Almodóvar, 1983)  

Volviendo a La monja, otro de los alicientes que tiene es su protagonista, Taissa Farmiga, hermana pequeña de Vera, que está muy convincente en su personaje de novicia detective, demostrando una vez más que el terror se le da de maravilla como constató en la primera y tercera temporada de la antología televisiva American Horror Story, creada por Ryan Murphy y donde ella vuelve en la futura octava entrega, en estos momentos en fase de rodaje. Es una actriz muy expresiva sin caer nunca en el histrionismo y hay un momento en que es clavada a su hermana en un instante idéntico de una de las películas la saga. Hay que aclarar que ambos personajes no están relacionados.

A Taissa Farmiga le acompaña el actor mexicano Demián Bichir, visto en los últimos años en filmes tan distintos como Los odiosos ocho (Quentin Tarantino, 2016) o Alien: Covenant (Ridley Scott, 2017) en el papel del sacerdote enviado por el Vaticano. En opinión de un servidor tiene momentos inquietantes como el que protagoniza en un cementerio pero desarrollan una historia de su pasado, también paranormal, que no casa con el argumento central de la película. Por su parte el actor belga Jonas Bloquet, que interpretaba al hijo de Isabelle Huppert en la controvertida Elle (Paul Verhoeven, 2016) es un personaje metido un poco con calzador al principio pero un servidor les indica que mejor esperen al final para comprobar la importancia que tiene.

Entre las pegas que se le pueden poner a La monja está principalmente el hecho de recurrir de manera reiterada a las escenas que acaban en un susto, principalmente por una aparición inesperada de Valak y otros seres con hábitos y sin él no tan humanos, ya que se acaba una y la siguiente se prepara para dar otro, y no todos ellos tienen la misma intensidad ni factor sorpresa, porque algunos se intuyen al acercarse la cámara a a celdas totalmente oscuras o algunos personajes a monjas quietas, de ahí que un servidor destaque con un poco de guasa la valentía de los protagonistas de este tipo de filmes. Además hay elementos que dan risa, como, por ejemplo, unos crujidos de huesos en momentos en teoría terroríficos y eso repercute en el nivel de tensión de ciertas escenas.  

La película tiene momentos logrados como un plano desde arriba de las monjas rezando ataviada con el hábito oscuro, y el personaje de Farmiga haciendo lo mismo pero de blanco y componiendo así un plano espectacular. El clímax hay veces que parece que se va de las manos pero se reconduce y, volviendo hacia atrás, tiene un prólogo potente. Por cierto, la conexión con el universo de Expediente Warren está muy bien hilada para los fans de la franquicia.

La monja guarda principalmente una sorpresa en la resolución final que hace plantearse uno lo que ha presenciado y eso aumenta el grado de desasosiego de una película que no es la mejor de la franquicia pero se deja ver y en la que el clima creado y las conexiones juegan a su favor.           

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