viernes, 29 de abril de 2011

Un Cielo lleno de risas

La reciente muerte de María Isbert ha dejado al cine español sin una de las máximas exponentes de ese grupo de actores irrepetible que desarrolló un género tan complicado como es la comedia. Nos han dejado Florinda Chico, Manuel Alexandre, Juanito Navarro, Antonio Ozores, José Luis López Vázquez, Agustín González.... Tantos nombres ilustres que se suman a otros muchos si nos vamos un poco más atrás en el tiempo como Maria Luisa Ponte, Rafaela Aparicio o Aurora Redondo.

Todos ellos conforman una generación, que creo que tardará bastante tiempo en aparecer otra que la iguale. Gracias a ellos los españoles de ayer y de hoy nos hemos reído sin parar gracias a una capacidad interpretativa por parte de todos estos actores que alegraban la tarde a más de uno. Muchas películas en las que estos actores intervinieron reciben el término de "españolada" pero creo que son películas que deberían verse desde otra perspectiva, porque muchas de ellas forman parte del imaginario colectivo de muchos españoles.

En el caso de María Isbert se puede decir que tenía la capacidad de destacar aunque su intervención fuera breve. Aun recuerdo una serie de piezas de humor junto a Aurora Redondo en el programa Pero ¿esto qué es? que me hacían bastante gracia.

Otra aparición más reciente que recuerdo con mayor claridad fue en la serie Siete vidas como abuela del personaje de Santi Millán. Su particular físico y su voz la hacían una actriz peculiar con unas dotes innatas para la comedia. De hecho, apareció junto a su padre Pepe Isbert en un breve papel como criada en una de mis películas favoritas La gran familia (Fernando Palacios, 1962) o incluso en una de las películas que más dieron que hablar en la historia del cine español, Viridiana (Luis Buñuel, 1961).
La entrañable María Isbert
Con este artículo lo que quiero es reivindicar la palabra "cómico", algo despreciada por parte de algunos. Esta palabra designa a este grupo de actores que iban por los pueblos para ganarse la vida y hacer pasar a la gente un rato divertido en una época llena de penurias y miseria, por lo tanto, es una profesión que debe de valorarse más de lo que está, porque no hay una cosa más difícil que hacer reír y todos los que he mencionado lo conseguían con creces.

Gracias al cine y a la televisión podremos disfrutar para siempre de estos actores porque en ese momento los vemos vivos. Como dijo alguien alguna vez "el cine es presente". En una película el actor habla y se mueve, aunque sepamos que hace algunos años que ya no están entre nosotros.

Pero a mí me gusta pensar que estos actores están en el Cielo haciendo reír a los ángeles y me los imagino juntos de nuevo como lo hacían sobre un escenario o un plató de cine o televisión. Así que María, Florinda, Juanito, Antonio, Aurora, Agustín, José Luis, Manuel... Gracias por los gratos momentos que nos habéis hecho pasar y qué envidia me da del Cielo porque seguro que allí se lo están pasando en grande con vuestras ocurrencias.

viernes, 22 de abril de 2011

Aguila Roja: Padre antes que héroe

Por fin he visto Aguila Roja: La Película y he de decir que no puedo inclinarme a decir si lo que he visto es bueno o malo. Simplemente está en consonancia con el espíritu y las señas de identidad de la serie de televisión de la que nace, con la salvedad de que la trama abarca dos horas. Por lo tanto, mi valoración es positiva. 

De los aspectos destacados del filme yo resaltaría la faceta más humana y enternecedora del protagonista (David Janer) por un percance que afecta directamente a su hijo y que lógicamente no desvelo. Pero el héroe muestra en esta película que, ante todo, es padre, y eso está por encima de muchas cosas. Por otro lado, vemos a un Alonso (Guillermo Campra) que ya va entrando en la adolescencia, lo que se nota tanto en el físico como en el cambio de la voz, algo que se ve más claramente en el actor que encarna a Nuño (Patrick Criado), el hijo de la marquesa. 

Los guionistas han tenido la habilidad de inventar una trama ambiciosa, de carácter internacional y que no influye en la historia que se está desarrollando en la pequeña pantalla. Los seguidores de la serie conocen perfectamente las relaciones entre los personajes, pero también es una película idónea para introducir en el mundo de Aguila Roja al que no siga la serie. Sí hay que resaltar que a lo largo de la película hay fragmentos argumentales inspirados en el universo literario de Alejandro Dumas padre y una escena, que no desvelaré tampoco, claramente inspirada en la leyenda del rey Arturo y la espada Excalibur. Es por eso que animo al que vea la película a captar estas referencias.

La película demuestra una vez más que el personaje de Sátur (Javier Gutiérrez) es uno de los pilares de esta ficción histórica, ya que sus intervenciones aportan una dosis de humor que se agradece para complementar la acción, el amor y la aventura. El toque cómico está complementado con la presencia de dos personajes nuevos interpretados por dos caras familiares vinculados a series de Globomedia, la productora: Por un lado Antonio Molero, Fiti en Los Serrano interpreta a un falso cura, que al tomarlo por lo que no es, da lugar a situaciones divertidas, entre otras el conocer su verdadera identidad. Por otro lado, Mariano Peña, Mauricio en Aída, encarna a un "francés" al que reconoce Sátur pero éste finge no conocerlo.



Otra de las aportaciones de la película es la modelo Martina Klein, que demuestra que la cámara la quiere porque sale guapa en todos y cada uno de los planos en los que aparece. Creo que en la serie debería recuperar este personaje porque daría mucho juego en el terreno sentimental del héroe, que ya está bastante agitado con su cuñada Margarita (Inma Cuesta), una de mis debilidades y que lamento que no salga más en pantalla pero comprendo que el metraje hace que los personajes tengan que repartirse.

Por lo demás, de nuevo me tengo que descubrir ante el equipo de localización de exteriores, porque salen unos paisajes naturales espectaculares y que constata el potencial paisajístico de España para la filmación de ficciones de todo tipo.

En fin, Aguila Roja. La película es un producto que no defraudará a los seguidores de la serie y sirve para complementar el universo de este peculiar ninja defensor de la justicia pero también profesor y  buen padre cuando la ocasión lo requiere, como esta película demuestra.

miércoles, 20 de abril de 2011

La mayoría de edad de "Una proposición indecente"

Este año, en el mundo del cine, se cumplen aniversarios, de grandes películas como los 70 años de Ciudadano Kane. Pero yo me he querido fijar en el año 1993. Todas las películas estrenadas ese año cumplen 18 años, una simbólica mayoría de edad. Entre ellas está mi venerada La lista de Schindler, de Spielberg, En el nombre del padre, de Jim Sheridan, o Lo que queda del día, de James Ivory.

Las películas mencionadas fueron un éxito de público y crítica, ganadoras de Oscar y nominaciones. Sin embargo, ese año también se estrenó una película que, por lo menos en España, creó un debate popular muy curioso. Se trata de Una proposición indecente. Esta película fue dirigida por Adrian Lyne popular gracias a anteriores trabajos como Nueve semanas y media (1986)  y Atracción fatal (1987). En esta ocasión tuvo a sus órdenes a un trío integrado por Robert Redford, Demi Moore y Woody Harrelson

La película tiene una curiosa premisa: Un millonario (Redford) ofrece a un matrimonio (Harrelson y Moore) un millón de dólares por pasar una noche con la mujer. El marido accede en un primer momento pero luego se arrepiente y, al regresar la mujer de esa noche pactada se produce una gran crisis en el matrimonio. Sin querer explicar más detalladamente, la mujer tiene la posibilidad de quedarse con el millonario pero éste le miente para que vuelva con su marido.
Lo curioso de esta película es que, a raíz de ella, a muchas mujeres se les planteó la pregunta, en la radio por ejemplo, de si pasarían una noche con alguien por un millón de dólares. Lo curioso eran las respuestas, coincidiendo muchas de ellas en que si el que ofrecía el dinero era Robert Redford, no lo dudaban un segundo, incluso estaban en contra de que Demi Moore dejase escapar, en la película se entiende, a Robert Redford.

La película se beneficia de los protagonistas, donde Demi Moore brilla por su hermosura y tiene una escena que es la envidia de muchas: prueba  cómo le queda un vestido sin ponérselo, recogiéndose el pelo con la otra mano y el resultado es deslumbrante.

No es que sea una gran película pero Una proposición indecente tuvo la capacidad de crear debate y división de opiniones como hacía tiempo que no lo hacía una película y, sobre todo, sin llegar al grado de polémica como causaron otros filmes. Así que, desde aquí, feliz entrada en la edad adulta a Una proposición indecente.

jueves, 14 de abril de 2011

Arthur Miller, El Grande

                      CRÍTICA TEATRAL: TODOS ERAN MIS HIJOS

Sé que el atributo que da fin al título de esta entrada suele ser puesto a reyes o conquistadores pero es que después de la representación de Todos eran mis hijos que he visto esta noche en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, no puedo evitar calificar así a este gran autor americano.

Yo iba con el conocimiento justito sobre Miller gracias a que fue parte del temario de mi quinto curso de Filología Inglesa. Conocía sus obras más importantes, pero sólo había visto un Estudio 1 en blanco y negro, genial, por cierto, de Las brujas de Salem dirigido por Pedro Amalio López e interpretado magistralmente por Irene Gutiérrez Caba, Francisco Piquer y Gemma Cuervo, entre otros. De Todos eran mis hijos conocía algunas pinceladas del argumento y el reparto de esta versión, que para mí, era un gran reclamo. Después de terminar la representación, la ovación ha sido espectacular y no es para menos.

Es curioso que éste sea uno de los primero éxitos de Miller, estrenada en 1947, y adaptada al cine al año siguiente con Burt Lancaster y Edward G. Robinson  como principales protagonistas. En España se hizo también un Estudio 1 encabezado por Narciso Ibáñez Menta, Julián Mateos y Marisa Paredes

Miller plantea un conflicto entre familias donde los hechos del pasado están muy presentes, y que estalla al removerse un asunto que hizo al padre de familia estar en la cárcel y a otro vecino suyo permanecer en ella. La cuestión es que los dos trabajaban en una fábrica de elaboración de material para la guerra y el protagonista de la obra, Joe Keller, fue acusado de la muerte de muchos soldados durante la contienda por permitir colocar material defectuoso. Por otro lado, la familia espera la llegada de un hijo desaparecido hace tres años y uno de los puntos clave del conflicto dramático es el enamoramiento del otro hijo de la familia, Chris, y la antigua novia de su hermano, Ann, hija a su vez del hombre que permanece en la cárcel. Y hasta aquí cuento para el que quiera leer o ver la obra.
Momento de la obra
Por lo que respecta a las actuaciones, sólo puedo decir una palabra: sobresaliente. Carlos Hipólito borda su papel de Joe Keller y Gloria Muñoz en el de su mujer está  fantástica. Por otro lado la pareja joven formada por Fran Perea como Chris y Manuela Velasco como Ann es soberbia.

De Perea es la tercera obra que veo representada sobre las tablas, siendo las otras dos de grato recuerdo: Fedra con una inmensa Ana Belén y El burlador de Sevilla, donde curiosamente, trabajaba con la hija de ésta, Marina San José, además de  Manuel Tejada y Jorge Roelas. Con esta obra de Miller, Perea se muestra como un actor de teatro sólido y que se atreve con todo, ya que ha representado obras de todas las épocas.

Con lo que respecta a Velasco, conocida por Rec o la serie Aguila Roja, demuestra un control en el escenario admirable. También hay que destacar a Jorge Bosch en el papel de George, hermano de Ann y desencadenante del fin de esa calma tensa en la que vivían los Keller.

La puesta en escena es sencilla sin variaciones en el escenario principal, el exterior de la casa de los Keller y eso le hace ganar puntos positivos aparte de que el ritmo de la obra es constante y no decae en ningún momento. Una obra, señores, que hay que ver. No se arrepentirán en absoluto. Y reitero mi deseo de que esta obra haga a muchos descubrir la obra de un autor esencial del siglo XX, Arthur Miller.

sábado, 9 de abril de 2011

Fallece el gran director Sidney Lumet

Nos ha dejado uno de los maestros del cine, Sidney Lumet, a los 86 años. Gracias a la calidad de sus películas marcó de manera significativa la historia del séptimo arte durante más de 50 años, permaneciendo activo hasta hace bien poco.
Sidney Lumet (1924-2011)
Lumet fue uno de los integrantes de la denominada Generación de la Televisión, directores curtidos en trabajos en la pequeña pantalla donde también podían englobarse a John Frankenheimer, Robert Mulligan o Arthur Penn. Lumet dio la campanada en la pantalla grande cuando dirigió Doce hombres sin piedad (1957), con un guión hecho expresamente para la televisión y que en el caso de España dio lugar a uno de los mejores programas de la historia del mítico Estudio 1. La película de Lumet, centrada en un jurado que debe decidir la inocencia o culpabilidad de un hombre, estaba encabezada por Henry Fonda, Lee J. Cobb o Jack Warden.
Doce hombres sin piedad (1957)
Sin abandonar la televisión, en donde dirigió numerosas obras de teatro, Lumet decidió llevar al cine una obra de Tennessee Williams, dando lugar a Piel de serpiente (1960), una historia encabezada por Marlon Brando, Anna Magnani y Joanne Woodward. Dos años más tarde, adaptó a la gran pantalla la obra de Eugene O'Neil, Larga jornada hacia la noche (1962), donde Katharine Hepburn estaba soberbia interpretando a una drogadicta.

Durante la década de los 60 Lumet dirigió notables películas como El Prestamista (1964), con una desgarradora interpretación de Rod Steiger, Punto Límite (1964) inquietante filme sobre un hipotético ataque nuclear, o La Gaviota (1968), una gran adaptación de la inmortal obra teatral de Chejov, con un reparto encabezado por Vanessa Redgrave, James Mason y Simone Signoret.

La década de los 70 fue, quizás, en la que Lumet dirigió sus trabajos más destacados, ya que encadenó una obra maestra tras otra.

Tras La Ofensa (1972), un thriller con Sean Connery, Lumet contó con Al Pacino para la exitosa historia policial de Serpico (1973). Lumet y Pacino volvieron a trabajar dos años después en un filme que supuso un gran éxito para ambos, Tarde de Perros (1975), donde Pacino interpretaba magistralmente a un atracador homosexual que decide robar dinero para que su pareja pueda cambiarse de sexo.
Al Pacino en Tarde de Perros (1975)
Antes y después de esta controvertida película, Lumet dirigió dos de sus más notables trabajos: En 1974 se encarga de llevar al cine la popular novela de Agatha Christie, Asesinato en el Orient Express con un reparto de auténtico lujo que incluía, entre otros, a Albert Finney como Hercule Poirot, Lauren Bacall, Sean Connery, Vanessa Redgrave, Anthony Perkins o Ingrid Bergman, quien ganó por su interpretación el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto.
La resolución del Asesinato en el Orient Express (1974)
En 1976 Lumet dirige una de sus obras maestras con un éxito de críticas significativo. Se trata de Network: Un mundo implacable, una gran crítica al mundo de la televisión con otro reparto de campanillas: William Holden, Robert Duvall, Peter Finch, ganador del Oscar al Mejor Actor de manera póstuma, Faye Dunaway, Oscar a la Mejor Actriz, y Beatrice Straight, Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por una de las actuaciones más cortas de la historia del cine.
Peter Finch en Network, un mundo implacable (1976)
El éxito no detuvo a Lumet para seguir apostando por proyectos de calidad pero de nuevo de temática controvertida, ya que en 1977 dirige Equus, adaptación de la obra de teatro de Peter Shaffer, centrada en un joven con una relación peculiar con los caballos, a los que ciega físicamente. Al año siguiente Lumet dirige una de las rarezas de su filmografía, El Mago con Michael Jackson.

En los 80, Lumet dirige filmes destacados como El Príncipe de la ciudad (1981), Veredicto final (1982), un poderoso drama judicial con Paul Newman y Charlotte Rampling o A la mañana siguiente (1986) , con Jane Fonda y Jeff Bridges.
Paul Newman en Veredicto Final (1982)
En los 90 los trabajos de Lumet se mueven casi siempre por el lado del suspense o el drama criminal como lo prueban El abogado del diablo (1993), La noche cae sobre Manhattan (1996), o el fallido remake de Gloria (John Cassavetes, 1980) en 1999, con Sharon Stone de protagonista.

Los dos últimos trabajos cinematográficos demostraron que Lumet seguía en forma a pesar de su avanzada edad: Declaradme culpable (2006), estrenada después de recibir el Oscar Honorífico en 2005, pero ,sobre todo, Antes que el diablo sepa que has muerto (2007), un genial thriller protagonizado por Ethan Hawke, Philip Seymour Hoffman y "su Poirot" Albert Finney en el que dejó patente su vigor en la dirección, fruto de una carrera repleta de títulos memorable de la Historia del Cine.
Antes que el diablo sepa que has muerto (2007)
Ojalá en el Cielo dejaran dirigir porque lo seguiría haciendo de maravilla. Descanse en Paz, Sidney Lumet.

domingo, 3 de abril de 2011

Cuando el amor y el trabajo son compatibles

Hay gente que dice que trabajar con la persona con la que se está casado o se tiene una relación sentimental no es aconsejable para la pareja porque puede perjudicarla. Sin embargo, en el ámbito artístico hay ejemplos de eso pero también de todo lo contrario: parejas en la vida real que subidas a un escenario o en un plató de cine o televisión han dado lo mejor de sí y el resultado ha sido excelente. Como digo, hay muchos ejemplos, pero en este post quiero centrarme en parejas que no se hayan separado después de un tiempo, sino que estuvieran juntas hasta el fallecimiento de uno de los dos, o que en la actualidad continúen juntos.

Para empezar con los ejemplos, qué mejor que una pareja de actores del Hollywood clásico que es un ejemplo para muchos: Paul Newman y Joanne Woodward.
Paul Newman y Joanne Woodward
Se conocieron en el rodaje de El largo y cálido verano (Martin Ritt, 1958) y cuando se casaron formaron una pareja ejemplar donde hubo constantes coincidencias delante de las cámaras como Desde la terraza (Mark Robson, 1960), Con el agua al cuello (Stuart Rosemberg, 1975) o en la miniserie Empire Falls (Fred Schepisi, 2005). Pero en el caso de esta pareja, también hay que mencionar los trabajos que Joanne Woodward hizo con su marido de director, en títulos como Raquel Raquel (1969) o El zoo de cristal (1987). Sólo el fallecimiento de Newman pudo separar a esta modélica pareja que estuvieron juntos 50 años, ahí es nada.

Otro fructífero matrimonio en el terreno personal y profesional fue el formado por Sofía Loren y el productor Carlo Ponti. Se casaron en 1957 pero tuvieron que anular su matrimonio porque Ponti no estaba legalmente divorciado de su anterior mujer. Cuando la situación se solucionó, se volvieron a casar en 1966, durando su unión hasta el fallecimiento de él en 2007. Por lo tanto, se puede considerar un caso similar al de Newman y Woodward, ya que Loren y Ponti también estuvieron juntos 50 años.
Una cariñosa Sofia Loren con Carlo Ponti
El matrimonio dio muchas alegrías al cine italiano, ya que las mejores películas de Loren fueron producidas por su marido. De entre la gran cantidad de películas en las que trabajaron juntos caben destacar un número importante de filmes dirigidos por Vittorio De Sica: Dos mujeres (1960), filme por el que Loren ganó el Oscar a la Mejor Actriz, Ayer, hoy y mañana (1963), Oscar a la Mejor Película Extranjera, Matrimonio a la italiana (1964) o Los girasoles (1970). La lista es más larga incluyendo otras películas italianas como Una jornada particular (Ettore Scola, 1977) o producciones internacionales como Lady L (Peter Ustinov, 1965) o El puente de Cassandra (George P. Cosmatos, 1976).

El tercer caso significativo es el de Humphrey Bogart y Lauren Bacall, también juntos hasta la muerte de él. La diferencia de edad entre ellos no fue un impedimento para que su amor llegara a buen puerto.
Bogart y Bacall, amor en blanco y negro
Surgió el amor entre ellos tras protagonizar Tener y no tener (Howard Hawks, 1944) pero una vez casados, en el cuarto matrimonio de él, actuaron juntos en tres clásicos del cine negro, El sueño eterno (Howard Hawks, 1946), La senda tenebrosa (Delmer Daves, 1947) y Cayo Largo (John Huston, 1948).

En un salto significativo en la actualidad no puedo dejar de mencionar el matrimonio formado por Antonio Banderas y Melanie Griffith. Se conocieron en el rodaje de Two Much (Fernando Trueba, 1995) y el flechazo fue inmediato. Forman en la actualidad una pareja envidiable y, además, Banderas contó con ella para protagonizar su debut en la dirección, Locos en Alabama (1999). Es la pareja que personalmente estoy deseando saber que vuelven a trabajar juntos, porque el amor que se tienen es evidente y verlos juntos en pantalla sería una delicia.
Melanie Griffith y Antonio Banderas
Centrándonos ya en España, hay casos que quizá no sean tan conocidos pero que merecen una mención en este post. Los actores Jesús Puente y Licia Calderón formaron un matrimonio idílico que, según comentan, beneficiaba a sus actuaciones en el teatro o en la televisión, ya que había una complicidad especial que hacía que sus actuaciones también lo fueran. Se les pudo ver juntos en algunas obras de teatro emitidas para la televisión como Celos del aire o Juegos de sociedad. También Laura Valenzuela y el productor José Luis Dibildos o los actores Maribel Martín y Julián Mateos, que produjeron filmes como Los santos inocentes (Mario Camus, 1984), donde ella además actuaba, fueron ejemplos perfectos de matrimonios que trabajaron juntos de manera exitosa.

Para terminar, voy a referir unos ejemplos existentes en el mundo de la música. Una de las parejas más queridas por el público fue la que formaron Rocío Dúrcal y Junior, previamente a que ella se centrase en las rancheras. Pero antes cantaban en televisión habitualmente, como por ejemplo el gran éxito de Dúrcal Más bonita que ninguna.

Por otro lado, la pareja formada por Ana Belén y Víctor Manuel es un gran ejemplo de compenetración absoluta encima de un escenario, aunque hay que recordar que actuaron juntos en una película, Morbo (Gonzalo Suárez, 1972).
Ana Belén y Víctor Manuel
Sé que me he dejado muchas parejas en el tintero pero creo que las referidas en este post son unos grandes ejemplos del placer de trabajar con la persona que se ama y además produciendo excelentes resultados.