viernes, 28 de diciembre de 2012

Delicia Navideña

CRÍTICA DE ESPECTÁCULOS: EL CASCANUECES SOBRE HIELO

Una delicia para los sentidos. La Compañía Imperial Ice Stars ha vuelto a dar en la diana trayendo a Sevilla su producción de El Cascanueces sobre hielo, en este caso al Teatro de la Maestranza, donde se representará hasta el domingo 30 de diciembre, siguiendo la exitosa estela de El Lago de los Cisnes sobre hielo que los sevillanos disfrutaron la temporada anterior en el Teatro Lope de Vega. Se ve que la compañía liderada por Tony Mercer y James Cundall le ha sabido coger el punto justo a los ballets creados por el compositor ruso Tchaikovsky en pleno siglo XIX. De hecho también han hecho La Bella Durmiente sobre hielo, con la que completan una trilogía de oro sobre la obra del mencionado autor.

La versión con la que Mercer y su equipo han trabajado sigue pautas del cuento navideño de Hoffman, sobre el que se basa el ballet, como el hecho de llamar a la protagonista Marie en lugar de Clara.

Centrándonos en el espectáculo, el conjunto de patinadores hace una labor increíble siguiendo el ritmo de la música, en ocasiones bastante trepidante. Todo el elenco tiene su momento de gloria: Anastasia Ignatyeva expresa correctamente la inocencia de Marie y su fascinación y enamoramiento por el Cascanueces que cobra vida en la figura de Bogdan Berezenko, con una mezcla de juventud y madurez que definen muy bien a su personaje. 
El Príncipe Cascanueces y Marie en acción    Guillermo Mendo
Como digo, el resto del elenco está sublime y a un servidor le ha vuelto a sorprender gratamente la maestría de Vadim Yarkov, aquí en el doble papel de Drosselmeyer y del Gato Negro, ya que él interpretaba al barón von Rothbar en El Lago de los Cisnes sobre hielo, como Berezenko, que en aquella producción interpretaba a Benno y otros muchos ejemplos más.

Pero el punto destacado de este montaje, aparte de la ambientación navideña, es el elemento fantástico que impregna gran parte de la obra. Desde la lucha con los ratones hasta la llegada de Marie y Cascanueces al Reino de los Dulces, donde los colores y los distintos vestuarios sirven para representar delicias comestibles de distintos países, la magia envuelve al espectador deseando que esos mundos existiesen realmente. 

De nuevo un elemento español aparece en un ballet de Tchaikovsky (aquí centrándose en el chocolate) y esta sucesión de distintos números con referencias geográficas (China, Arabia etc..) culmina en el maravilloso Vals de las Flores, uno de los pasajes más reconocibles y recordados  del ballet.

Finalizando con un reencuentro feliz tras este viaje de ensueño, el público aplaude irremediablemente a la grandeza y potencia visual de este espectáculo, con números, algunos aéreos, arriesgados y que hace aflorar el niño que todos llevamos dentro. Un espectáculo pensado para estas fechas y que ir a verlo es una de las decisiones más acertadas que pueden tomarse

No hay comentarios:

Publicar un comentario