sábado, 22 de diciembre de 2012

Moncho Gloriosus Borrajo

               CRÍTICA DE ESPECTÁCULOS: GOLFUS HISPANICUS

En estos tiempos que corren, es de agradecer que existan personas capaces de hacer olvidar a la gente sus problemas durante unas horas a base de humor, improvisación y reflexión. Todo esto lo consigue el actor Moncho Borrajo, quien estará hasta mañana en el Teatro Lope de Vega de Sevilla con su espectáculo Golfus Hispanicus.

En esta ocasión, la figura de un senador romano que vuelve a la Tierra, sirve al artista gallego para deleitar al público con su humor provocador donde, haciéndose eco de la actualidad, fija su punto de mira en personalidades conocidas de todos los ámbitos, incluso de las altas esferas, donde expresa lo que piensa de ellos, diciendo, en ocasiones lo que mucha gente sabe y no dice.

La capacidad de Borrajo para hacer llorar de risa al público es uno de los grandes puntos que tiene a su favor, ya que es capaz de improvisar chistes y frases ocurrentes a un ritmo alucinante. La base de su humor, entre otras cosas, es decir cosas que, en un principio, podrían molestar a algunos, pero la manera de decirlo es lo que hace que aquello que dice no ofenda sino que haga reír, diciendo en muchas ocasiones verdades como puños.
Antonio Campos y Moncho Borrajo durante la representación

Borrajo se sirve, como en otras ocasiones, de la ayuda del público y las canciones basadas en palabras dichas al azar, además de la ayuda de un esclavo mudo (Antonio Campos) quien con sus gestos complementa las palabras de este peculiar senador del antiguo Imperio Romano, que, en un momento determinado llega a ser el propio Moncho Borrajo, quien explica incluso temas personales con la ayuda del más respetuoso silencio del público, atento a cada una de sus palabras, incluso cuando se pone serio

Con una escenografía y un vestuario acorde con la época de la que procede el personaje, Golfus Hispanicus consta de dos horas iniciales de pura diversión que pueden llegar a tres gracias a la capacidad de Moncho Borrajo de hilar una frase ingeniosa tras otra y que no ha perdido en absoluto la capacidad de hacer disfrutar al público sevillano, como ya lo hacía décadas atrás en teatros desaparecidos como el Imperial o el Alvarez Quintero. Un servidor admite que era la primera vez que iba  a verle actuar y les aseguro que quien vaya hoy al Lope de Vega no se arrepentirá en absoluto.

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