miércoles, 4 de julio de 2012

Con ellos llegó el escándalo al escenario

En toda expresión artística que se precie existen ciertas personas cuya obra no deja indiferente. En el teatro pasa lo mismo, a lo largo de la Historia, varios autores han visto cómo el tema que trataban en sus obras, o la manera de plantearlos se traducían en un revuelo por parte de los espectadores, que, hasta ese momento, no estaban acostumbrados a ver y oír ciertas cosas.

Para empezar con un ejemplo que ha llegado hasta nuestros días citaré en primer lugar la obra Equus, del autor británico Peter Shaffer (1926).
Peter Shaffer
El autor de la aclamada Amadeus (1979), planteó en Equus (1973), llevada al cine por Sidney Lumet en 1977,  el inquietante caso de un joven que ciega caballos. Aparte del perturbador tema, la obra muestra uno de los desnudos integrales masculinos más recordados de la historia del teatro, algo que no dejó de llamar la atención recientemente, concretamente en 2007 por una puesta en escena de la obra protagonizada por Daniel Radcliffe. Para muchos espectadores ver completamente desnudo al Harry Potter cinematográfico fue bastante impactante. 
Daniel Radcliffe en Equus
Aunque hay que decir que el revuelo en este caso fue por ser el protagonista quien era. Si nos remontamos a años atrás, hay que mencionar inevitablemente la puesta en escena en España de la mencionada obra en 1975 donde Juan Ribó y María José Goyanes se mostraban del mencionado modo. La obra, dirigida por Manuel Collado, marido de la actriz, no dejó a nadie indiferente.

Para hacer este repaso ameno me ceñiré a una serie de autores muy conocidos cuyas obras no pasaron inadvertidas. Sin dejar de suponer el escándalo que tuvo que suponer Tito Andrónico, de William Shakespeare, por el grado de crueldad de la obra, quiero empezar por el autor irlandés, George Bernard Shaw (1856-1950).
George Bernard Shaw
Pieza clave del teatro de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, escribió diversas obras con gran carga de crítica social, como Oscar Wilde, pero Shaw sufrió los ataques de la censura de la época por su obra La profesión de la señora Warren (1894), la cual, al tratar el tema de la prostitución, vio postergado su estreno en un escenario hasta 1902. Esta obra tuvo, en España, una recordada versión televisiva en el espacio Estudio 1 dirigida por Pilar Miró en 1979 con un reparto de lujo: Julia Gutiérrez Caba, Maribel Martín, Ismael Merlo, Eusebio Poncela y Agustín González. En 1997 fue llevada a los escenarios de la mano de Calixto Bieito y con Julieta Serrano en la piel de la protagonista.

El escritor francés Alfred Jarry (1873-1907) escandalizó con su obra Ubú Rey (1896) donde, con un tratamiento innovador para lo que era el teatro tradicional realizaba una mordaz sátira a los que están en el poder.
Por su parte, el escritor noruego Henrik Ibsen (1828-1906) se vio obligado a cambiar el final de su obra Casa de muñecas (1879), ya que, en un principio, la protagonista, Nora, decide abandonar el domicilio conyugal, algo inconcebible para la época, aunque actualmente el final inicial se mantiene, como en la última versión en España de la obra dirigida por Amelia Ochandiano y protagonizada por Silvia Marsó y Roberto Álvarez. 
Silvia Marsó y Roberto Álvarez en escena
Marsó asombró con su interpretación de Nora, un personaje que en España hicieron anteriormente Amparo Baró en teatro o Berta Riaza, Julieta Serrano y Amparo Larrañaga en distintas etapas del mítico espacio televisivo Estudio 1.

El escándalo también acompañó a la obra de Ibsen Espectros (1881), al tratar el caso de una mujer que oculta los vicios de su marido de cara a la sociedad. En España Julieta Serrano y José Mª Pou la interpretaron sobre las tablas en 1994 dirigidos por John Strasberg.

Pero si hay que hablar de autores con el escándalo a sus espaldas hay que mencionar a dos dramaturgos estadounidenses esenciales en el panorama teatral del siglo XX. El primero de ellos es Tennessee Williams (1911-1983). La temática de sus obras era tan explicita que en las adaptaciones a la gran pantalla se tuvieron que suavizar algunos temas y dejarlos sugeridos sutilmente, no en todos los casos.

Tennessee Williams
Este autor tiene en la sexualidad uno de sus puntos fuertes. Su plasmación en las tramas de sus obras convertía en acontecimiento cada uno de sus estrenos, por los comportamientos de muchos de los personajes que salían de su imaginación. Uno de los primeros en trascender es Stanley Kowalski, el atractivo protagonista de Un tranvía llamado deseo (1947), encarnado tanto en teatro como en cine (versión de 1951) por Marlon Brando, dirigido en ambas ocasiones por Elia Kazan. En esta obra el deseo que despierta Kowalski en su cuñada Blanche se corta con un cuchillo, tratándose temas como la homosexualidad y, para sorpresa del público, la violación de Blanche por parte de Kowalski.
Marlon Brando, el inolvidable Kowalski cinematográfico

En España fue muy célebre la versión que puso en pie José Tamayo en 1994 con Pedro Mari Sánchez, Ana Marzoa y Natalia Dicenta. La temporada pasada Mario Gas puso en pie la obra, en esta ocasión con Vicky Peña, Roberto Alamo y Ariadna Gil.
Vicky Peña y Roberto Álamo en una escena del montaje
 Otra obra que causó revuelo fue La gata sobre el tejado de zinc caliente (1955) donde, en un matrimonio, la supuesta indiferencia del marido esconde una relación de amistad que encubría sentimientos homosexuales por parte de un amigo que se suicidó lo cual se refiere de manera explícita en la obra y se omite en la famosa versión cinematográfica dirigida en 1958 por Richard Brooks e interpretada por Paul Newman y Elizabeth Taylor.
Paul Newman y Liz Taylor en la adaptación cinematográfica
En España se recuerdan montajes como el protagonizado por Carlos Larrañaga, María José Goyanes y José Bódalo en 1979 con dirección de José Luis Alonso, el de 1984 con Carmen Elías y Eusebio Poncela dirigidos por Carlos Gandolfo o el interpretado por Aitana Sánchez Gijón y Carmelo Gómez/ Toni Cantó dirigido por Mario Gas en 1996. Álex Rigola fue el último en llevar la obra a los escenarios españoles, en 2011.

Una escena del montaje de Álex Rigola
Una de la obras de Williams más impactantes fue De repente, el último verano (1958) donde se habla de homosexualidad y canibalismo en el intento de saber qué traumatiza a una joven tras la muerte de su primo durante unas vacaciones estivales . La obra fue llevada al cine por Joseph L.Mankiewicz en 1959 con Katharine Hepburn, Montgomery Clift y Elizabeth Taylor, de nuevo insinuando vagamente el tema de la homosexualidad.

En España la obra la puso en pie José Carlos Plaza en 1976 con Enriqueta Carballeira y Joaquín Hinojosa y en 2006 José Luis Sáiz dirigió un nuevo montaje con Susi Sánchez, Olivia Molina y Mariano Alameda.
Susi Sánchez en el montaje de 2006
 Siguiendo con el tema de la sexualidad, otra autora a destacar en el panorama teatral sería Lillian Hellman (1905-1984), la cual en La Calumnia (1934) trataba abiertamente el tema del lesbianismo, centrándose en un rumor lanzado por una niña sobre la relación entre dos profesoras del internado donde estudia. Finalmente una de ellas le confiesa a las otra, que tiene novio, sus verdaderos sentimientos, previo esto a un trágico final.

Lillian Hellman

Lo curioso es que se hizo una primera versión en el cine en 1936, dirigida por William Wyler con el título en España de Esos tres donde la atracción lésbica se convierte en enamoramiento por el novio de la amiga. Sin embargo, en 1961 se hizo una segunda versión, de nuevo dirigida por Wyler, con Shirley MacLaine y Audrey Hepburn, donde, sin decir la palabra lesbianismo en ningún momento, sí se habla abiertamente del tema. 
Audrey Hepburn y Shirley MacLaine en en el explícito filme de 1961
En España se estrenó el mismo año de la película mencionada con dirección de Cayetano Luca de Tena y un reparto brillante: Montserrat Salvador, Mayrata O'Wisiedo, Amparo Baró, Manuel Gallardo,María José Alfonso, María Jesús Lara y Concha Leza. Uno de los últimos montajes lo hicieron Cristina Higueras y Fiorella Faltoyano dirigidas por Fernando Méndez Leite en 2005.
Faltoyano e Higueras en el montaje

Quedarían muchos ejemplos pero creo que con estos queda bien ejemplificado lo que supone ver un escándalo sobre un escenario y con la advertencia de que, por mucho teatro que se haya visto siempre aparecerá alguien con la capacidad de escandalizar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario