viernes, 27 de septiembre de 2013

Pasión Vega, dos pianos y canciones populares en el Teatro de La Maestranza

La cantante malagueña Pasión Vega estrenará mañana en el Teatro de La Maestranza a las 20:30 horas un concierto especial y novedoso que lleva por título 2 Pianos con Pasión (Cartas desde Nueva York)

Acompañada pos dos pianos tocados por los hermanos Víctor y Luis del Valle, cantará temas de Manuel de Falla, Federico García Lorca (La Tarara, Los cuatro muleros etc...), Quintero, León y Quiroga (Y sin embargo te quiero) o Manuel Penella (En tierra extraña) sin olvidar los sones de estilos musicales como el jazz, el fado o el tango.

Pasión Vega entre Luis y Víctor del Valle. Alejandro Reche
Pasión Vega considera que "no es un concierto al uso, va a ser más entretenido, rescatando  aquellas canciones que consideramos más representativas de la musica clásica popular, tanto de España como de otros lugares del mundo. Cuando me comentaron el proyecto yo tenía un poco de miedo porque yo lo más que había hecho era El amor brujo con una gran orquesta".

Los tres artistas coincidieron en la importancia de la labor del arreglista Alberto Martín.

Luis del Valle señaló que "hace dos años estábamos Víctor y yo escuchando una versión popular de canciones de Falla por Teresa Berganza. Siempre pensamos  que para cantar estos y otros temas populares nadie mejor que Pasión Vega para darles ese toque de esencia que siempre se echa en falta, aunque las hayan cantado grandes intérpretes".

Víctor del Valle aseguró que el tocar temas con dos pianos no ha resultado duro en absoluto y con respecto a los temas "la gente no se pone de acuerdo en qué tema le ha gustado más, hay una unanimidad que hace que todo el repertorio elegido es más que válido".

Pasión Vega se refirió a la puesta en escena  (a cargo de Vanesa Martínez) del espectáculo afirmando que en esta ocasión "hay un argumento desde el comienzo, donde yo hablo en vez de cantar. Lo que hacemos es presentar un misterio que el público debe resolver, por lo que es bastante diferente a lo que he hecho anteriormente y es un reto para los tres". 

La cantante aseveró sobre el repertorio elegido que la intención es que "el público maduro se lleve un buen sabor de boca con esas canciones que siempre le han acompañado y después recuperar a un público joven que puede ser que no conozcan algunos de los temas. Este es un espectáculo para todas las edades".

Además Vega dijo que le sorprendía el hecho de que ahora "me gustan más las canciones que más me han costado hacerlas a mi manera, mi traje a medida para esa canción. Me gusta mucho La nana de Falla o La Flor de Estambul, que fue una apuesta mía personal".

Deleite teatral

                CRÍTICA TEATRAL: EL MÉDICO DE SU HONRA

Que se admiren obras escritas hace varios siglos no es algo casual. Los escritores de nuestro Siglo de Oro demuestran tener hoy en día una calidad que la saben apreciar a veces más fuera de nuestras fronteras, por eso es de agradecer el esfuerzo de compañías como Teatro Corsario por romper una lanza a favor de nuestros maestros de las letras como ocurre con Calderón de la Barca y el montaje que ha realizado de El médico de su honra, en el Teatro Alameda de Sevilla hasta este sábado.

Una vez vista la obra, el autor de estas líneas constata una vez más la potencia dramática de un autor que no tiene nada que envidiarle a Shakespeare. Si hablamos de celos como argumento teatral, la gran mayoría piensa en Otelo, pero El médico de su honra tiene una característica que lo diferencia bastante de cómo trató el tema el autor inglés: Calderón muestra a un celoso paranoico atormentado por una infidelidad que se va montando en su cabeza por una progresiva mala interpretación de supuestas pruebas irrefutables. El tratamiento psicológico de Don Gutierre es más potente que en la mencionada obra de Shakespeare porque allí los celos son inculcados en el protagonista por otra persona.

La modélica versión que realiza Jesús Peña sólo añade un matiz final que no desvelo pero que otorga al espectador una aplicación de la justicia que en el siglo XVII era impensable y que Calderón muestra originalmente de una manera cuestionable, tratándose, además, de un rey quien la aplica.

El austerismo escenográfico le añade más valor al texto, retrotrayéndonos a la manera de representar el teatro de hace más de cuatrocientos años ahondando en el poder de la palabra y en la interpretación de los actores, modélicos todos ellos, con Carlos Pinedo como un magnífico Gutierre o Verónica Ronda en el papel de Mencía. De igual modo es muy destacable la composición de Luis Miguel García como Coquín, el arquetipo del gracioso que se encarga de dar notas de humor a una obra que en sí es una gran tragedia.
Carlos Pinedo y Verónica RondaJesús Peña/Teatro Corsario

Para mí, y ahora sí hablo en primera persona, ha sido una gozada ver esta obra ya que tenía respectivamente cinco y trece años cuando Adolfo Marsillach montó esta obra para la Compañía Nacional de Teatro Clásico que él creó en 1986, precisamente con esta obra como pieza inaugural. 

Con los años he visto otras obras de Calderón, como La vida es sueño, El galán fantasma, El alcalde de Zalamea (en teatro) y La dama duende en el espacio televisivo Estudio 1, y gracias a Teatro Corsario añado una obra más a la cuenta.

Por ello no tengo más remedio que agradecer a la compañía vallisoletana que la haya elegido para celebrar sus treinta años de existencia y que la haya traído a Sevilla, donde precisamente se ambienta esta joya que es El médico de su honra.     

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Calderón de la Barca y los celos, en el Teatro Alameda

Teatro Corsario trae a Sevilla El médico de su honra, obra con la que celebró sus treinta años de existencia


Calderón de la Barca es uno de los máximos exponentes del Siglo de Oro y del Teatro universal. Esta circunstancia no escapa a las compañías teatrales de medio mundo que toman sus textos como referencia. Uno de los últimos ejemplos lo ha dado la Compañía Teatro Corsario, que eligió el año pasado El médico de su honra, una muestra más del talento del autor de La vida es sueño, para conmemorar los 30 años transcurridos desde la creación de la Compañía en 1982.

Precisamente esta obra podrá disfrutarse desde mañana hasta el sábado a las 21:30 horas en el Teatro Alameda de Sevilla, situado en la calle Crédito, (donde se representará en lugar del Espacio Santa Clara debido a las previsiones de lluvia para estos días).

El director del montaje y autor de la versión, Jesús Peña, presentó a los medios la obra, ambientada en Sevilla en el siglo XIV, en la que los celos que provocan en el protagonista, Gutierre, la supuesta infidelidad de su esposa Mencía con el infante Don Enrique, hermano del rey Pedro I El Cruel, traerán fatídicas consecuencias.

Peña manifestó sobre la obra que "es un gran texto y tiene una trama que atrapa fácilmente a los espectadores porque es algo que ocurría entonces y sigue pasando ahora". Sobre los temas tratados en la obra Peña afirmó que "no se puede decir que Calderón fuera un feminista, pero en esta obra  sí que hace una defensa cerrada de la mujer en el sentido de que de alguna manera había que apoyar su condición porque era la auténtica víctima de su sociedad".
Jesús Peña, director de El médico de su honra. Alejandro Reche

Para el marido el supuesto adulterio según Peña "es la catástrofe porque toda la dignidad, el prestigio y el honor se desmoronan como un castillo de naipes, a partir del momento de la sospecha él pierde todo lo que en su vida merece la pena y decide investigar si el adulterio se ha cometido realmente y si es así, deshacerse de su mujer, esto hace que la condición femenina esté por los suelos".

La obra se monta para que se siga la trama con facilidad y tratar de comprender la psicología de los personajes, tanto de don Gutierre como de Mencía.

Sobre el contexto histórico de la obra (el reinado de Pedro I El Cruel) Jesús Peña afirmó que probablemente "el público de la época de Calderón supiera de esas historias, hay incluso canciones sobre el tema. Calderón se sirve de estos hechos y de estos personajes para hablar de lo que quiere hablar. Además en la obra hay una trama secundaria donde el rey tiene un sentimiento paranoico sobre su propia muerte, siendo una trama sin desarrollar del todo".   

Peña destacó la habilidad de Calderón para mezclar el drama y la comedia así como temas populares con temas serios. 

Las entradas para El médico de su honra pueden adquirirse en las taquillas del Teatro Lope de Vega y en la web http://www.generaltickets.com/  

sábado, 21 de septiembre de 2013

José Luis Patiño: "Las obras de arte sobre la Historia son hijas de la época en que fueron creadas"

José Luis Patiño, con Tomás Moro. Una utopía, donde encarna al célebre humanista, añade otra obra más a su extensa carrera sobre los escenarios. Participante en los primeros montajes de la Compañía Nacional de Teatro Clásico ha sido dirigido por maestros de la dirección escénica como Adolfo Marsillach (en El vergonzoso en palacio de Tirso de Molina, La gran sultana de Cervantes o Fuenteovejuna de Lope de Vega), Eduardo Vasco (en Viaje del Parnaso de Cervantes), Helena Pimenta (en La dama boba de Lope de Vega) o Maurizio Scaparro (en Don Juan Tenorio de Zorrilla). Del mismo modo ha sido un asiduo en las producciones de la Compañía Micomicón que él ayudó a crear participando en montajes como Atra Billis o Los niños perdidos (dirigidos por Laila Ripoll) entre otros muchos.
Un servidor con José Luis Patiño. Alejandro Reche Selas

El actor, en una entrevista concedida a El Rinconcillo de Reche nos habla de Tomás Moro. Una Utopía, que podrá verse hasta hoy en el Teatro Quintero, y de su carrera repleta de textos clásicos.

Pregunta: Para mucha gente la figura de Tomás Moro la conoce por la película Un hombre para la eternidad (1966) y por la serie Los Tudor (encarnado por Jeremy Northam) ¿Cree que este montaje va a mostrar más realmente cómo era Tomás Moro?

José Luis Patiño: Es que son dos cosas distintas. A mí la película me parece soberbia, el personaje está muy bien retratado y en el caso de Los Tudor es una serie que se ve de forma muy agradable y aunque se centre mucho en las tramas amorosas, está bien porque huyen del tópico: Tomás Moro por desconocido y a Enrique VIII lo despachamos con tres tópicos y poco más. Al reflejar la historia de tiempos  pasados siempre nos inventamos cosas porque vemos las cosas a través de la época en que vivimos. Las obras de arte sobre la Historia son hijas de la época en que son realizadas. La obra que hacemos nosotros también es hija de su época. La dramaturgia de Ignacio García May acerca el material al espectador, incluso reflexiona sobre él en algún momento pero luego lo muestra por lo que no lo ha traicionado.

Hay que diferenciar lo que sería el Tomás Moro histórico y el mítico que es el que nosotros mostramos aunque el material histórico te sirva para tu trabajo. Finalmente se muestra lo que los autores de la obra contaron a través de su visión, no lo que un historiador del siglo XX o del XXI te puede contar sobre el tema. El Tomás Moro que nosotros mostramos es un hombre profundamente coherente con su propia conciencia y lleno de virtudes en el ejercicio de su vida pública y privada.

P: ¿Qué destacaría de la dirección de Tamzin Townsend ya que ella es británica y trata  un personaje de su propia cultura?

J.L.P.: Pues se maneja con mucha soltura y facilidad porque es un personaje grande en la Historia de Inglaterra y que se estudia ya desde la Enseñanza Media. Aunque es cierto que últimamente dirige teatro contemporáneo, es una mujer que conoce muy bien y está muy preparada en el tema del teatro isabelino y autores como Shakespeare. En ese aspecto, la experiencia ha consistido en estar a las órdenes de una persona que sabía muy bien lo que quería. Además era muy consciente de la necesidad de hacer accesible el montaje al público, por lo que no se permite en ningún momento el lujo de aburrir al espectador. Siempre trabaja desde la sonrisa y el optimismo y de estar muy a favor del actor, pero yo creo que siempre intenta salvaguardar una zona de ella como espectadora. Se pone en el papel de alguien que entra y ve una escena por primera vez y mantener eso es muy difícil.
El actor en la piel de Tomás Moro
P: Usted es un actor muy curtido en el teatro clásico gracias a los montajes que ha hecho para la Compañía Nacional de Teatro Clásico y la Compañía Micomicón que usted funda junto a Laila Ripoll, Mariano Llorente y Juanjo Artero ¿Usted considera que el teatro clásico para los actores tiene una gran importancia?

J.L.P.: Efectivamente, yo comienzo a trabajar con Adolfo Marsillach en los años 80 y sí hay que decir que cuando Marsillach crea la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en ese momento el teatro clásico pasaba por una profunda crisis, ya que, si durante el franquismo se había mantenido por parte de algunos directores, cuando llega la democracia se considera algo muy anticuado, de poco interés, vinculado de alguna manera al Régimen, aunque no es justo considerarlo así. Por eso Marsillach cuando crea la Compañía Nacional, él y otros directores invitados empiezan a enseñarnos que el teatro clásico puede montarse con una mirada contemporánea y a partir de ahí surge un buen momento para este teatro. Lo digo porque una Compañía Nacional como la que ahora tenemos hay que cuidarla porque no hace tanto no existía y se ha recuperado pero no hace muchas décadas. Actualmente hay grandes profesionales haciendo muy buenos trabajos en todos los sectores: dirección, interpretación, vestuario, escenografía etc...

Sí creo que no hay que conformarse y arriesgar e investigar, es un teatro que habla de pasiones universales del ser humano y es un auténtico placer de la palabra que creo que hay que reivindicar. Son unos textos de una altura literaria sobresaliente y para un actor es como darse un festín al meterse en esos personajes y decir esos textos.

P: ¿Qué tiene de especial el teatro en verso? Porque actores jóvenes consideran que todo actor debe probarlo...  

J.L.P.: Creo que para cualquier actor, parte de su entrenamiento actoral, debería pasar por ahí. Es como una gimnasia para la palabra, para la expresión del actor. A la hora de trabajarlo desde la actualidad hay que combinar una forma no natural con una interpretación que pueda llegar al espectador, que ese verso  sea comunicación activa y emoción. Creo que, además, el verso de las obras de autores como Lope de Vega, Calderón de la Barca o Tirso de Molina ayuda al actor, no juega en contra de él, ya que el teatro barroco que se hacía en los corrales de comedia tenía muy pocos medios y todo está en la palabra. Como tampoco hay acotaciones todo lo que el autor quiere que el personaje haga, sienta o diga está en los parlamentos, e incluso la estrofa en que estos están escritos da pistas de cómo el autor quiere que suene en boca del actor.

P: Usted ha trabajado con grandes directores ¿Destacaría algo de alguno de ellos que le haya marcado a lo largo de su carrera?     


J.L.P.: Aunque era muy joven recuerdo trabajar con Marsillach, que era un hombre muy riguroso, y era un absoluto amante de ese repertorio y de ese mundo y en ese momento que había una cosa casi militante para llevar el teatro clásico por toda España sí me marcó siendo prácticamente un chavalín. Hay además otra persona, Laila Ripoll, que tiene un pasión desmedida por el teatro clásico, entonces ese amor que ella tiene por esos textos te lo transmite de una manera muy viva. 

Elogiable viaje a nuestras raíces teatrales

                              CRÍTICA TEATRAL: AUTO DE LA SIBILA CASANDRA

Es digna de admiración la labor que están realizando diversas compañías teatrales en España por el teatro en general y por nuestro teatro en particular. De entre las existentes Nao d'amores ocupa una posición destacada por incuestionables méritos propios. 

Esta afirmación la suscribe el autor de esta crítica tras ver en el Espacio Santa Clara de Sevilla Auto de la sibila Casandra. Concebida para ser representada en Navidad, esta pieza de Gil Vicente en manos de la directora de la compañía y del montaje, Ana Zamora, se convierte en un viaje en el tiempo en el terreno teatral que convierte la asistencia a la función en una experiencia muy especial.

En una sabia mezcla de temas religiosos y profanos, Auto de la sibila Casandra, consigue que reconozcamos en su protagonista a una predecesora directa de muchas otras mujeres de la historia del teatro, no sólo español sino universal. La pastora Casandra, por su inicial rechazo al matrimonio a pesar de la paciente insistencia del pastor Salomón, es clara antecedente de la Katherine/ Catalina de La fierecilla domada de William Shakespeare y de otras muchas mujeres independientes contrarias a seguir las convenciones establecidas.

Un momento del montaje. Chicho
La pieza consigue la atención del espectador gracias a un curioso recurso: El texto está dicho fonéticamente como fue concebido en el siglo XVI, una seña de identidad de la compañía, de ahí que la labor de los actores en su totalidad sea absolutamente digna de elogio, donde, además, tres actores se desdoblan en mujeres en diversos momentos de la función, lo que proporciona momentos cómicos al montaje.

La música en directo es otro gran acierto y las tres mujeres encargadas de ejecutar las distintas melodías consiguen, gracias a su profesionalidad, transportar al espectador cinco siglos atrás. Por todo ello Auto de la sibila Casandra es una perfecta muestra del teatro a la más vieja usanza, un teatro que se ha de recuperar para entender de dónde provienen ciertos elementos que son indispensables para entender el teatro actual y demostrar que todo tiene un origen. 

Quiero finalizar esta crítica teatral volviendo al comienzo y dar de nuevo las gracias a Ana Zamora y al equipo que dirige en Nao d'amores por su rigurosa labor de investigación y su esfuerzo por dar a conocer títulos de nuestro repertorio dramático previo a la eclosión que supuso el Siglo de Oro.    

viernes, 20 de septiembre de 2013

Acertado retrato de un humanista

           CRÍTICA TEATRAL: TOMÁS MORO. UNA UTOPÍA

En estos tiempos que corren para ganar hay que apostar fuerte y eso es lo que ha hecho la Fundación UNIR Teatro con Tomás Moro. Una utopía, obra que puede verse hasta mañana en el Teatro Quintero de Sevilla. La directora inglesa Tamzin Townsend demuestra una vez más su profesionalidad cogiendo la batuta de una obra que no se había visto en España y que está envuelta en un poco de misterio por su origen y autores (William Shakespeare y cinco autores isabelinos más).  El tratar un personaje de su propia cultura es uno de los factores que contribuyen a llevar este montaje a buen puerto.

Ver Tomás Moro. Una utopía es una gran oportunidad para conocer a un personaje trascendental en la Historia por el papel que jugó en ella y su legado ideológico. En la obra se reproducen escenas de la vida pública y familiar de uno de los hombres de confianza de Enrique VIII, quien, a pesar de todo, será el responsable de su triste final. Todos los matices de Moro son mostrados con total precisión por José Luis Patiño. El actor, curtido en las tablas a las órdenes de Adolfo Marsillach, Eduardo Vasco o Laila Ripoll da el tono justo que requieren las escenas, que van de la comedia al drama social y personal.
El Historiador y Tomás Moro en escena
El montaje cuenta con una original dramaturgia de Ignacio García May que introduce a un historiador (interpretado por Richard Collins Moore)  que tiene la habilidad de "salirse del cuadro y entrar en él" cuando quiere, lo que supone un juego teatral para el disfrute del espectador que a su vez asiste a una lección de Historia.

La escenografía minimalista y el vestuario son otros dos factores destacados del montaje, que lleva al espectador de una escena a otra sin cambiar el decorado, como ocurría en la época en que fue concebida la obra, así como el resto de actores donde un servidor destaca especialmente a Lola Velacoracho y Sara Moraleda por sus composiciones de la mujer y la hija de Moro respectivamente, que suben de intensidad en el tramo final de la obra.

El resto del reparto da una sólida muestra de buen hacer sobre las tablas, ya que algunos actores se desdoblan en más de un personaje de una manera muy natural y que contribuyen al éxito de un montaje donde, en un marco histórico muy definido, se nos muestra a un hombre que lleva hasta las últimas consecuencias la fidelidad a su conciencia.

Nao d'amores desembarca en Sevilla con "Auto de la sibila Casandra" de Gil Vicente

El Espacio Santa Clara de la capital hispalense acogerá hoy y mañana un montaje muy significativo: Auto de la sibila Casandra del autor portugués Gil Vicente. Esta obra navideña del siglo XVI es un claro ejemplo del teatro que se desarrollaba en la Península Ibérica en las épocas previas al Siglo de Oro y que la compañía Nao d'amores quiere mostrar al público del siglo XXI desde su fundación en el 2001. La directora de la compañía, Ana Zamora presentó a los medios el espectáculo, que estrenaron originalmente en el año 2003 y que ha recorrido países como Perú, Chile, Argentina o Uruguay.
Ana Zamora (centro) con parte del equipo de Nao d´amoresAlejandro Reche
Zamora calificó a la época de la que datan las obras que dirige como "apasionante, con un teatro muy lírico y, como está lejos de las normas escritas, también muy libre". La directora del montaje quiso dejar claro que "no hemos querido hacer nunca teatro arqueológico. Este espectáculo huele a Renacimiento pero es teatro de hoy para gente de hoy".

Con respecto al texto Zamora manifestó que "ha sido considerado el primer texto feminista de la literatura peninsular. Por primera vez un personaje femenino sale a escena y reivindica su derecho a marcar su propio destino. Así mismo señaló que en la compañía trabajan  "de una manera muy renacentista, con una interpretación muy directa al público, muy lejos de la normativa del siglo XIX de la cuarta pared en la que el público espía lo que los actores hacen en escena".

Auto de la sibila Casandra centra su argumento en una pastora que rechaza el matrimonio y está interpretado por Elena Rayos (Premio de la Unión de Actores 2013 por Farsas y églogas, coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico), Luis Moreno, David Faraco, Carlos Segui, Alejandro Sigüenza y Juan Pedro Schwartz.

Otra de las señas de identidad de Nao d'amores es la interpretación de música en directo. Este montaje cuenta con Sofía Alegre (Viola de Gamba), Eva Jornet (Flautas) e Isabel Zamora (Clave) bajo la dirección de Alicia Lázaro, la especialista en música antigua de la compañía. Zamora señaló que en estas obras de teatro "actores y músicos trabajan de manera unida, ya que los actores cantan y los músicos actúan". Además el público escuchará el texto de la misma manera en que se pronunciaba en la época de su creación.

Ana Zamora se refirió a Gil Vicente como un autor en el que todo su teatro "tiene una conexión muy fuerte con el público femenino, ya que era el protegido de la Reina y escribe teatro en muchas ocasiones para mujeres".

Las entradas a un precio único de 20 euros pueden adquirirse en las taquillas del Teatro Lope de Vega y por internet a través de generaltickets.
    

miércoles, 18 de septiembre de 2013

El Teatro Quintero acoge la obra "Tomás Moro. Una Utopía"

El reinado de Enrique VIII ha dado para mucho en todas las artes. La figura del monarca y de las personas de las que se rodeó siempre han suscitado mucho interés. Una de esas personas, el pensador humanista Tomás Moro, es sobre la que gira la obra Tomás Moro. Una utopía que podrá verse en el Teatro Quintero desde el jueves hasta el sábado a las 20:30 horas.

El montaje, promovido por la Fundación UNIR Teatro, de la Universidad Internacional de La Rioja, cuenta con la dirección de Tamzin Townsend, de quien se ha podido ver en Sevilla montajes como Un dios salvaje de Yasmina Reza o Babel de Andrew Bovell. Townsend se ha servido en esta ocasión de una dramaturgia realizada por Ignacio García May (autor de Alesio y de la versión de La verdad sospechosa que esta semana estrena en Madrid la Compañía Nacional de Teatro Clásico) a partir de un texto isabelino escrito en la clandestinidad por William Shakespeare junto con Anthony Munday, Henry Chettle, Thomas Dekker y Thomas Heywood.

La obra se representó en 2004 a cargo de la Royal Shakespeare Company y recala por primera vez en España tras su estreno en el pasado Festival de Almagro. La versión que ofrece May reduce el número de personajes originales que giran en torno al humanista, interpretado por José Luis Patiño y añade un personaje, un historiador que interpreta Richard Collins Moore.

A la presentación de la obra acudió Ignacio Amestoy, director de UNIR Teatro, al que acompañaron José Luis Patiño y el cineasta Antonio Cuadri, responsable de la filmación en 3D de este montaje y de la película Tomás vive en torno al mencionado personaje.
Antonio Cuadri, José Luis Patiño e Ignacio Amestoy. Alejandro Reche
Ignacio Amestoy mencionó que esta función surgió tras distribuir obras como La lengua en pedazos de Juan Mayorga o Enrique VIII de Shakespeare "donde se trata la figura del cardenal Wolsey quien al ser ejecutado es sucedido por Tomás Moro, una de las personalidades más destacadas de la intelectualidad occidental por su obra Utopía y su relación con Erasmo, que también aparece en la obra".

Amestoy adelantó que el próximo proyecto de UNIR Teatro será El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca.

Por su parte, José Luis Patiño, curtido en el teatro clásico por sus inicios en la Compañía Nacional de Teatro Clásico con Adolfo Marsillach y como cofundador de la compañía Micomicón, declaró que "la UNIR ha entrado en el mundo de la producción teatral por la puerta grande y encima anuncia que ha llegado para quedarse". Sobre la obra, Patiño, dijo que "el público asistirá a la historia de un personaje que no está suficientemente reivindicado. Se verá el ascenso y la caída de un hombre íntegro. Por su compromiso con su propia conciencia llegará primero a lo más alto y desde ahí en caída libre hasta el patíbulo por negarse a ceder a las exigencias de Enrique VIII en su contencioso con Catalina de Aragón, de la que quiere divorciarse para casarse con Ana Bolena".

El reparto se completa con Lola Velacoracho, Sara Moraleda, Manu Hernández, Silvia de Pé, César Sánchez, Paco Déniz, Jordi Aguilar, Ricardo Cristóbal y Chema Rodríguez- Calderón.

Antonio Cuadri reivindicó la vigencia del pensamiento utópico promovido por Tomás Moro, "él prende la mecha para lo que se desarrolla más tarde en el pensamiento siglos después".

Las entradas pueden adquirirse en las taquillas del teatro y a través de la web ticketmaster

viernes, 13 de septiembre de 2013

Un clásico envuelto en la nostalgia

                                CRÍTICA TEATRAL: LA DAMA BOBA

Lope de Vega es, sin lugar a dudas, uno de nuestros mejores dramaturgos de todos los tiempos y unía la cantidad de las obras que escribía con la calidad de las mismas demostrando además la actualidad de los temas que trata en las mismas. 

La compañía Micomicón ha retomado con fuerza La dama boba, una de las muchas joyas salidas del ingenio del autor del Siglo de Oro. Tras la grata experiencia de 1997, Laila Ripoll vuelve a dirigir este clásico de nuestras letras pero añadiéndole un matiz muy significativo: La obra es representada por una de esas muchas compañías teatrales que recorrían en plena posguerra española los pueblos de España para llevar al público sus ganas de divertir y hacer que la gente se olvidase durante un tiempo de su triste realidad.

El montaje que propone Ripoll apuesta por la recreación de esa época, con todos los elementos que conlleva: decorados artesanales, rápidos cambios de vestuario, o soluciones rápidas a inconvenientes imprevistos. Todo con tal de mostrar el afán de esos entrañables cómicos de la legua para sacar su espectáculo adelante, donde Lope de Vega está por encima de todo

Un momento de la representación
La comedia de enredo protagonizada por las hermanas Finea y Nise se muestra tal como es, con todo su argumento desarrollado y con unos actores que lo dan todo para mostrar esa dualidad metateatral del intérprete y los personajes que interpretan: Marcos León, Teresa Espejo, Ana Varela, Mariano Llorente, Antonio Verdú y Manuel Agredano dan una lección actoral por desarrollar de manera solvente los distintos papeles que deben desempeñar dentro de la obra de Lope de Vega (algunos tienen que travestirse) y como integrantes de esa entrañable compañía itinerante que canta, baila y toca instrumentos musicales para amenizar los entreactos.

La dama boba hasta el sábado en el Espacio Santa Clara de Sevilla, muestra cómo el amor se impone a las convenciones y a los intereses, demostrando estar por encima de factores en el fondo superficiales, un tema que sigue ocurriendo en la actualidad a pesar de los cuatro siglos transcurridos desde su concepción. 

La compañía Micomicón vuelve a acertar a la hora de poner en pie una obra clásica donde el amor triunfa y el espectáculo continúa a pesar de las penurias en una época no muy lejana en el tiempo donde la radio acompañaba y hacía pasar ratos de espera entre los sones de canciones como Los piconeros o Yo te diré

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Laila Ripoll: "Lope de Vega tenía un concepto del teatro que es insuperable"

Laila Ripoll es una mujer vinculada fuertemente al teatro. Desde la Compañía Producciones Micomicón, que fundó a comienzos de los años 90 junto con Mariano Llorente, Juanjo Artero y José Luis Patiño, ha reivindicado la obra de nuestros más destacados dramaturgos del Siglo de Oro y otros clásicos y promovido espectáculos para hacer pensar y pasar un buen rato.

La última muestra de su inquietud como directora, La dama boba de Lope de Vega,  podrá disfrutarse en el claustro del Espacio Santa Clara del 12 al 14 de septiembre a las 21:30 horas (las entradas pueden adquirirse a través de www.generaltickets.com y con ello el Teatro Lope de Vega de Sevilla inaugura oficialmente la  nueva temporada teatral de la capital hispalense. Laila Ripoll ha hablado en una entrevista concedida a El Rinconcillo de Reche del nuevo acercamiento que han hecho a la obra de Lope de Vega y de proyectos presentes y futuros. 
Laila Ripoll, directora de La dama boba de Lope de Vega
Pregunta: En 1997 ya llevó a escena La dama boba ¿qué le ha hecho volver a ponerla en pie?

Laila Ripoll: La hemos recuperado porque es un texto que nos gusta muchísimo y, como estamos en un momento muy duro en todos los sentidos: económico, moral, apenas hay trabajo, la subida del IVA nos ha machacado, pues necesitábamos algo que nos transmitiese alegría, que nos pusiese contentos y La dama boba fue un montaje que en su momento nos hizo muy felices y ahora hemos decidido retomar el texto y la idea, aunque con distinto decorado, vestuario, reparto... y bueno, creo que hemos aprendido desde 1997 muchas cosas y las hemos aplicado en este nuevo espectáculo.

P: En este montaje no sólo se verá La dama boba sino que se hará un poco de metateatro por mostrar lo que hay detrás de una representación teatral...

L.R.: Efectivamente, es algo que en Micomicón trabajamos muy a menudo, el metateatro, el estar todo el tiempo en escena...se muestra a una compañía muy precaria, en una situación muy particular como son los años cuarenta en plena posguerra española y se reflejan cosas que siguen pasando ahora mismo.

P: Aunque se ha añadido ese elemento en el espectáculo ¿La dama boba se representa tal cual es o se ha modificado algo?

L.R.: No se ha alterado absolutamente nada, ése era el reto. Eso es lo que intentamos hacer cada vez que representamos a Lope o a cualquier otro clásico: Respetar absolutamente la estructura y el texto, decir el verso como Dios, que es una de nuestras señas de identidad, respetar al mismo tiempo la estructura del espectáculo barroco contemporáneo de Lope en cuanto a las canciones y además reproducir todo ese mundo. Ese es el trabajo de relojería que ha supuesto la puesta en escena. Es algo que lleva mucho trabajo detrás, ya que sin trabajo esto no sale. La totalidad de los actores o tocan o cantan o bailan o las tres cosas, es un trabajo de años. Era precisamente lo que los actores de la época de Lope hacían.  

P: En la trayectoria de Micomicón hay muchos textos representados de Lope de Vega ¿qué tiene de especial para que sea recurrente el que hayan representado varias obras suyas?

L.R.: Supongo que es una cuestión más bien de gustos, nos gusta mucho. Aparte pienso que algo tendrá cuando los actores en el siglo XVII querían interpretar obras de Lope de Vega a toda costa, Calderón estaba muy bien pero ellos lo preferían a él. De algún modo a nosotros nos pasa lo mismo: Lope de Vega era un poeta enorme, tenía un concepto del teatro que es insuperable y a fuerza de conocerle y representar sus obras, le queremos casi como si fuera de nuestra familia. Parece mentira que se pueda querer a alguien que murió hace varios siglos, pero es así, nos gusta mucho.

P: Aparte el tema que se trata en La dama boba o los que se tratan en otras obras suyas no pierden nada de vigencia...

L.R.: Así es, nosotros tuvimos una experiencia en 1996. Estuvimos trabajando en Centroamérica durante tres meses con actores de Nicaragua, Honduras o El Salvador que, curiosamente, no conocían el teatro clásico español. Pues al trabajar sobre Fuenteovejuna, ellos utilizaron la obra para denunciar una situación con una explotación norteamericana de frutas en la que les estaba pasando exactamente lo mismo que en la obra. Fue muy emocionante, nos mandaron fotos y, aunque para ellos el comendador era un gringo, respetaron el texto sin tocar una coma y tenía una absoluta vigencia. Eso demuestra que Lope de Vega está vivo.

P: En la parte de la obra correspondiente a la compañía que representa la obra ¿El viaje a ninguna parte es un referente que han tenido en cuenta?

L.R.: Sí, absolutamente, es un referente sin duda como Cómicos de Juan Antonio Bardem y luego muchas conversaciones, aunque luego son cosas que no se aplican tanto en el montaje porque no da para tanto y si te centras mucho en lo de fuera descuidas a Lope. También nos han servido muchas biografías como la de María Luisa Ponte que fue fundamental, así como conversaciones con actores mayores que han vivido eso. 

Incluso nosotros, cuando empezábamos en los años 90, tuvimos la suerte de conocer teatros que aún no los habían arreglado sin baño, en vez de lavabo daban una palangana con una jarra de agua, eso lo hemos vivido nosotros entre otras cosas, como el poner los zapatos en alto para que no se metieran las cucarachas, guardar el maquillaje para que no se lo comieran los ratones, bajar al camerino dando golpes en las paredes para que las ratas se fueran. Todo eso lo hemos conocido, parece de otro siglo, pero está ahí y los que llevamos años recorriendo España con una obra de teatro hemos vivido situaciones similares.

P: Desde que se estrenó este montaje ¿cómo ha sido la respuesta del público?

L.R.: Muy positiva y entra mucho en la convención que se le propone y notas de que la gente tiene ganas de pasárselo bien, tiene ganas de Lope de Vega y de pasar una hora y pico sin preocupaciones, la gente necesita "respirar" un poco.

P: En Sevilla van a representar el montaje en el claustro de un antiguo convento ¿el representar en sitios que no sean un teatro propiamente dicho es un aliciente para los que integran la compañía?

L.R.: Sí, además esta función está pensada desde el principio para poderla adaptar a cualquier sitio. En Almagro lo hicimos en el Teatro Municipal que es una maravilla pero en el estreno absoluto, en Cáceres, se hizo en una plaza y hacer un texto de Lope al aire libre, ya sea en un corral de comedias o en un patio es perfecto, porque está pensado para eso.

P: Hablando de otros temas he comprobado que usted está involucrada en dos montajes para la presente temporada del Centro Dramático Nacional: Nada tras la puerta y El triángulo azul (ambos se podrán ver en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán de Madrid) ¿qué puede contar de ambos proyectos?

L.R.: Nada tras la puerta se estrena el día 20 de este mes y es un texto colectivo en el que también participan Yolanda Pallín, José Manuel Mora, Juan Cavestany y Borja Ortiz de Gondra. Es un proyecto muy bonito en el que estamos involucrados desde hace dos años, tiempo en el que el equipo de Traspasos K nos buscó para que, con la ayuda de Hernán Zin, corresponsal de guerra que ha estado en muchos conflictos y tiene un blog en el que habla de sus experiencias, escribiésemos un texto. A partir de sus crónicas se ha construido este espectáculo hablando sobre todo de la violencia, sobre todo con las mujeres, ya que, por ejemplo, las violaciones se utilizan como arma de guerra.

Por otro lado El triángulo azul (que se estrena el 25 de abril) es un texto escrito por Mariano Llorente y por mí que además dirigiré con el equipo habitual de Micomicón. En esta función se habla de un tema del que se conoce muy poco: Los presos republicanos que fueron deportados y fueron víctimas de los nazis en los campos de concentración, sobre todo en el de Mauthausen en Austria. Ellos fueron los que consiguieron sacar de tapadillo todas  las pruebas fotográficas que sirvieron para probar la culpabilidad de los nazis en los juicios de Nuremberg. Fueron muy machacados y esto no se conoce mucho en España. No hay ningún monumento ni una calle que los recuerde, no se quiere hablar de ello y no sé por qué y antes de que todos desaparezcan se les podrá homenajear de alguna manera. Aunque parezca mentira hay censura aún en este país al hablar de estos temas y uno cuando hace teatro es porque le va la vida en ello y hay que ser coherente con tus cosas. Si hubiera querido ganar dinero habría hecho unas oposiciones y hay ocasiones en que, aunque no ganes dinero, por lo menos  se debe procurar que lo que hagas te proporcione satisfacciones.

P: Además de estos dos proyectos dentro de Micomicón ¿hay algún proyecto que estén barajando?

L.R.: Sí, reestrenamos a finales de este año Atra Bilis que fue un montaje que giró muchísimo, pasando por toda América Latina y lo retomamos porque creemos que es un buen momento para ello y en enero representamos en Madrid en una sala lo que denominamos La Trilogía, que está formada por Atra Bilis, Los niños perdidos y Santa Perpetua que son los textos nuestros que hablan de la memoria y del pasado más reciente de España. Coincide con el hecho de que se publican los tres textos juntos con una edición de Eduardo Pérez-Rasilla y con un prólogo muy trabajado.

Además estamos dándole vueltas a algún texto de Shakespeare, ya que es una asignatura pendiente que tenemos, y probablemente sea algún texto de los que denominan "los más españoles", los de su última época que tiene que ver mucho con nuestro teatro clásico.