viernes, 13 de septiembre de 2013

Un clásico envuelto en la nostalgia

                                CRÍTICA TEATRAL: LA DAMA BOBA

Lope de Vega es, sin lugar a dudas, uno de nuestros mejores dramaturgos de todos los tiempos y unía la cantidad de las obras que escribía con la calidad de las mismas demostrando además la actualidad de los temas que trata en las mismas. 

La compañía Micomicón ha retomado con fuerza La dama boba, una de las muchas joyas salidas del ingenio del autor del Siglo de Oro. Tras la grata experiencia de 1997, Laila Ripoll vuelve a dirigir este clásico de nuestras letras pero añadiéndole un matiz muy significativo: La obra es representada por una de esas muchas compañías teatrales que recorrían en plena posguerra española los pueblos de España para llevar al público sus ganas de divertir y hacer que la gente se olvidase durante un tiempo de su triste realidad.

El montaje que propone Ripoll apuesta por la recreación de esa época, con todos los elementos que conlleva: decorados artesanales, rápidos cambios de vestuario, o soluciones rápidas a inconvenientes imprevistos. Todo con tal de mostrar el afán de esos entrañables cómicos de la legua para sacar su espectáculo adelante, donde Lope de Vega está por encima de todo

Un momento de la representación
La comedia de enredo protagonizada por las hermanas Finea y Nise se muestra tal como es, con todo su argumento desarrollado y con unos actores que lo dan todo para mostrar esa dualidad metateatral del intérprete y los personajes que interpretan: Marcos León, Teresa Espejo, Ana Varela, Mariano Llorente, Antonio Verdú y Manuel Agredano dan una lección actoral por desarrollar de manera solvente los distintos papeles que deben desempeñar dentro de la obra de Lope de Vega (algunos tienen que travestirse) y como integrantes de esa entrañable compañía itinerante que canta, baila y toca instrumentos musicales para amenizar los entreactos.

La dama boba hasta el sábado en el Espacio Santa Clara de Sevilla, muestra cómo el amor se impone a las convenciones y a los intereses, demostrando estar por encima de factores en el fondo superficiales, un tema que sigue ocurriendo en la actualidad a pesar de los cuatro siglos transcurridos desde su concepción. 

La compañía Micomicón vuelve a acertar a la hora de poner en pie una obra clásica donde el amor triunfa y el espectáculo continúa a pesar de las penurias en una época no muy lejana en el tiempo donde la radio acompañaba y hacía pasar ratos de espera entre los sones de canciones como Los piconeros o Yo te diré

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