viernes, 7 de febrero de 2014

Daniel Albaladejo:"'Otelo' es, probablemente ahora mismo, la obra más contemporánea de William Shakespeare"

Daniel Albaladejo sigue demostrando día tras día ser uno de los actores más completos del panorama actual. Curtido en el teatro del Siglo de Oro tanto en la Compañía Nacional de Teatro Clásico como en la Compañía Noviembre, tiene en Eduardo Vasco a un director cómplice que lo ha dirigido en muchos títulos: La fuerza lastimosa, La bella Aurora, El castigo sin venganza o La Estrella de Sevilla (todas de Lope de Vega). A ello hay que añadir su exitosa etapa en el Centro Dramático Nacional con obras como La visita de la vieja dama (de Dürrenmatt) o La Fundación (de Antonio Buero Vallejo) y también ha destacado en sus trabajos televisivos: Cámera Café, Acusados o la reciente temporada de Isabel donde encarnaba de manera magistral al Rey Alfonso V de Portugal.


A pesar de ello, no abandona el teatro, y representa, de nuevo con la Compañía Noviembre, Otelo de William Shakespeare, encarnando al celoso protagonista, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla hasta este domingo. El dramaturgo inglés es un autor que no le es para nada desconocido al actor, ya que hace dos años obtuvo un gran éxito con Noche de Reyes y anteriormente había encarnado a Laertes en Hamlet. Todas ellas con Eduardo Vasco en la dirección. Mientras, se prepara para encarnar al inquisidor de La lengua en pedazos de Juan Mayorga a partir de marzo.
Con el actor tras la entrevista. Alejandro Reche Selas
De todo esto y más habló el genial actor para El Rinconcillo de Reche, no se pierdan nada.

Pregunta: Otelo supone un cambio de registro importante con respecto a su anterior trabajo con Noviembre Compañía de Teatro, Noche de Reyes ¿Cómo recuerda el momento en que le dieron la noticia de que iba a interpretar a este personaje?

Daniel Albaladejo: Cuando te ofrecen un personaje así te produce una gran ilusión. Recuerdo que, más o menos, Eduardo Vasco me dijo: "Voy a montar Otelo y quiero contar contigo sí o sí". Te da mucha confianza que te den una oportunidad así. Como actor, me supone dar un gran salto hacia adelante y lo afronté con muchas ganas y mucha responsabilidad, ya que Otelo es el eje de la historia y sobre cómo construyas al personaje danzan los personajes de alrededor: Desdémona, Yago y el resto. Lo bueno que tiene es que te vas reciclando. Trabajar con Eduardo tanto en Noviembre como en la Compañía Nacional de Teatro Clásico supone que, aunque llevamos trabajando mucho tiempo juntos, nos vamos sorprendiendo de que siempre ofrecemos algo nuevo, sin llegar a repetirnos.

P.: Con respecto al personaje, sus acciones y las consecuencias, se me vienen a la memoria unas palabras de Cayetana Guillén Cuervo cuando presentó aquí precisamente El Malentendido, también dirigida por Eduardo Vasco. Ella decía que una cosa es comprender al personaje y otra justificarlo ¿Usted piensa lo mismo al abordar un personaje como Otelo?

D.A.: Es una buena definición. Yo lo comprendo pero no justifico lo que hace, lo que pasa es que, yo, como actor, acabo queriendo mucho a los personajes porque si no me faltaría un punto  ya que el personaje en injustificable en sus acciones pero tratas de acercarte a él de una manera que el público entienda el motivo de esas acciones, cómo alguien que ama tanto a otra persona es capaz de hacer lo que hace. Se puede "justificar" por todo el veneno que Yago le mete en el oído. Otelo, a pesar de ser un gran guerrero, el gran capitán de los ejércitos venecianos, es muy vulnerable y al primer comentario que Yago le hace sobre la posible infidelidad de Desdémona él cae. 
Con Arturo Querejeta (Yago) en Otelo de William Shakespeare
A la hora de preparar el personaje, al margen de estudiar el texto, me he documentado mucho ya que la obra habla de muchos temas: las mujeres maltratadas, la xenofobia, la manipulación. Yo destacaría de Otelo que es posiblemente ahora mismo la obra más contemporánea de William Shakespeare. Lees el periódico y el brote xenofóbico más grande desde la Segunda Guerra Mundial está sucediendo ahora, no paran de aparecer noticias de violencia de género y la sombra en el poder que manipula a su alrededor para conseguir ser lo que nunca va a ser está ocurriendo todos los días.

P.: Repite de nuevo con Eduardo Vasco tras muchos montajes juntos ¿ha percibido si él ha afrontado la dirección de Otelo de una manera diferente con respecto a montajes anteriores?

D.A.: Al trabajar tanto tiempo con alguien también observas cómo evoluciona en su trabajo de director. Eduardo es alguien que lo tiene muy claro, algo que me gusta mucho, y la libertad que le da a los actores para trabajar es la traducción de una confianza extrema en ellos. Su metodología es muy sencilla: Trabajar en casa el texto para llegar al ensayo con muchas sugerencias y, a partir de ahí, él se encarga de ordenar y guiar todo: el trabajo con cada uno de los compañeros e ir uniendo todas esas piezas. Paradójicamente ha sido muy divertido trabajar Otelo a pesar de lo dura que es la función. En este caso concreto se hizo un proceso en dos partes: Primero tres semanas donde todos investigamos mucho sobre el texto, con mucha propuestas de improvisación y, más o menos veinticinco días después, se retomó el texto tras ese reposo, y se montó el armazón del espectáculo. Fue un proceso muy interesante porque se había basado mucho en lo que se hizo antes y se habían buscado más cosas para agregarlas después. Era interesante además cómo te servía lo que estabas haciendo paralelamente a esta obra: Yo estaba interpretando al rey Alfonso V en Isabel y la humanidad de ese personaje me servía para aplicarlo al de la obra.

P.: El tema de los celos también lo planteó Calderón de la Barca en El médico de su honra. Allí el protagonista comienza a ponerse celoso sin que otro personaje le esté insinuando cosas. Se puede decir que son dos formas diferentes y válidas de abordar un mismo tema ¿no?  

D.A.: Claro, el tema de los celos es de tragedia latina. De hecho, Shakespeare traslada la acción a Italia, no a un país nórdico o Inglaterra, por el carácter latino de la temática, al igual la obra de Calderón está escrita por un latino e interpretada por actores latinos. Otelo es, además, una tragedia doméstica donde el detonante es un pañuelo y, cuando investigas un poco, te das cuenta de que son pequeños detalles los que desencadenan grandes tragedias: olvidar una llave en un sitio o perder algo, que hace que la otra persona sospeche. Todo para hablar de la condición del ser humano que será igual siempre.

P.: Otro de los habituales en el equipo es Lorenzo Caprile en el vestuario ¿Le ayuda a la hora de componer el personaje?

D.A.: Sí, además Lorenzo trabaja mucho observándote en los ensayos, cómo andas, te mueves y empieza a tener ideas y te sugiere llevar tal o cual vestimenta. Es una persona que lo que quiere es que salgas increíblemente bien a escena y su vestuario ayuda a componer el personaje. Es una labor de equipo, que además lo consulta con el equipo y se apasiona con la función.
Impecablemente vestido por Caprile en Noche de Reyes

P.: Usted tiene una impresionante trayectoria teatral donde abunda mucho teatro del Siglo de Oro que trabaja con muchas personas. Aparte de Eduardo Vasco es dirigido por Ana Zamora o Carlos Aladro ¿Se puede decir que todos tienen en común su pasión por el teatro de está esa época?

D.A.: Por supuesto. Para hacer teatro del Siglo de Oro te tiene que apasionar. Acercarse al Siglo de Oro impone mucho respeto y tampoco se domina del todo cuando se lleva a escena. Tiene sus formas, vericuetos, espacios cerrados a los que a veces es difícil acceder y entender a simple vista. Luego, con dos, tres o cuatro lecturas, lo descubres, y es lo bonito de ese teatro. Puedes estrenar una función y a las tres semanas entender finalmente una escena y ver cómo cobra brillo. Todos los  directores que has citado, cuando se ponían a ensayar, podías ver lo enloquecidos y apasionados que eran con esas obras.

P.: Precisamente por su trayectoria con obras de esa etapa de nuestra literatura ¿Es de los actores que la reivindica y constata que lo de Siglo de Oro estaba dicho con toda la razón?

D.A.: Sin duda, a nivel de producción literaria es brutal. Lope, Calderón, Tirso de Molina, Agustín de Moreto...Hay muchos más autores conocidos en comparación con Inglaterra o Francia. El nivel de creación en España era increíble. Han pasado ya unos cuantos siglos y no se ha estrenado ni la décima parte. Por ejemplo, La fuerza lastimosa de Lope de Vega con la que yo debuto en Noviembre dirigido por Eduardo. Ese texto se halló en un microfilm y es muy bonito que haya compañías que recuperen textos y los pongan en escena. Se llegó hasta a editar el texto. En España debería de seguir haciéndose esta labor, porque esto ocurre en Francia o Inglaterra y es un acontecimiento. La última obra que han descubierto de Lope de Vega es una noticia que ha pasado un poco de puntillas, al menos se ha tratado en la sección de cultura de algunos periódicos y se ha visto en algunos informativos.      
En La fuerza lastimosa de Lope de Vega
En España debería cuidarse más la cultura, que está siendo muy perjudicada por ese veintiún por ciento de IVA, que nos está ahogando. Eso está impidiendo no poder ir a sitios a trabajar y es una pena. La Marca España debería usarse para la cultura, como se usa para los clubs de fútbol. Tendría que aplicarse a las compañías, los historiadores... Incluso el espectador que va a ver teatro es Marca España, ya que decide dedicar hora y media  o dos horas de su vida a comprar una entrada, sentarse y ver una obra. Eso merece un aplauso, al igual que los que salen a representar la obra en el escenario.

P.: Dentro de su amplia trayectoria teatral ¿Hay alguna obra que supusiese un punto de inflexión en su carrera como actor?

D.A.: Sí, La Estrella de Sevilla de Lope de Vega. Cuando Eduardo me propone interpretar al rey Sancho IV aluciné porque casualmente cuando estudiaba en la Escuela de Arte Dramático de Murcia hubo un profesor que quiso montarla pero no se estrenó nunca. Posteriormente ocurre cuando formo parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que es otro punto de inflexión de mi vida. Era algo que yo soñaba y se cumplió. De hecho si hago teatro es porque voy con un amigo a Almagro y veo La verdad sospechosa que dirigió Pilar Miró con Carlos Hipólito y José Mª Pou. Cuando vi esa función dije: "Yo quiero hacer esto". De hecho esa misma noche me presenté a Carlos Hipólito y me atendió muy amablemente. Curiosamente con el paso de los años, Carlos y yo, que somos amigos, en una cena me recordó aquel día en el que me acerqué a saludarlo y felicitarle por su trabajo y aluciné de que se acordase.
Con Muriel Sánchez en La Estrella de Sevilla
Cuando me propone Eduardo hacer La Estrella de Sevilla, yo ya había hecho un protagonista en El curioso impertinente de Guillén de Castro dirigido por Natalia Menéndez y con esa obra de Lope de Vega hicimos una increíble gira por Sudamerica, yendo a Montevideo y Buenos Aires y la gente se entusiasmó. Las colas para ver la obra eran increíbles y además es una obra árida que habla del poder como habla, sin cortapisas, porque Eduardo quería la versión tal y como estaba, con momentos muy duros.

P.: Otro de los directores con los que repite es Juan Carlos Pérez de la Fuente. Una de las obras que usted hizo con él y que él recuerda con mucho cariño fue La visita de la vieja dama de Dürrenmatt, con versión de Juan Mayorga y la actriz María Jesús Valdés en el reparto,a la que él adoraba ¿Usted también lo recuerda así? 

D.A.: Tengo un gran recuerdo de mi etapa en el Centro Dramático Nacional. La visita de la vieja dama fue una experiencia espectacular. Éramos casi cuarenta actores en escena y trabajar con María Jesús fue increíble. Sigue siendo una de las grandes actrices de este país aunque ya no esté entre nosotros. Como actriz era alucinante pero ya como ser humano ni te cuento. Recuerdo que ella dijo una cosa muy bonita que una entrevista que le hizo Natalia Dicenta en un programa de teatro que ella presentaba. Hablaba del espectáculo, su vuelta a los escenarios y de repente dice: "Me tienen absolutamente anonadada dos actores, que se llaman Fernando Gil y Daniel Albaladejo, que están haciendo uno de los trabajos más increíbles que he visto sobre un escenario". Interpretábamos a sus eunucos, estábamos unidos en un mismo vestuario por el brazo, totalmente siameses, rapados al cero, con lentillas pintados de amarillo, y hablábamos a la vez pero a veces nos peleábamos entre sí. Le agradecí mucho a María Jesús esas palabras y cuando Fernando y yo salíamos a saludar al finalizar la función notábamos que el teatro subía aplaudiendo.

P.: No quiero terminar esta entrevista sin que me hable de su experiencia en Isabel, donde todos hacéis un trabajo increíble... 

D.A.: Creo que de los tres mejores castings que se han hecho para una serie, uno de ellos es el de Isabel y el director de casting, Juan León, es una persona con una gran sensibilidad. Es un apasionado del teatro y de los actores de teatro, y ahí rompo una lanza porque se tiene la creencia de que el actor de teatro en las series...El actor es actor, da igual que haga cine, teatro o televisión, no hay que diferenciar y Juan ha confiado en nosotros por la parte épica e histórica y muchos hemos trabajado en la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
La serie es de las cosas que contarás a tus nietos. Todos los directores de la serie trabajaban unidos para contar esa parte de nuestra Historia. Yo entraba en el plató de El Álamo a las siete de la mañana y estaba en mi Reino, el de Portugal, y a la espalda estaba el plató del Reino de Granada, en la otra nave estaba Castilla. La disposición de los platós parecía corresponder con la distribución geográfica de la época. Era muy bonito cuando nos encontrábamos por los pasillos porque nos cruzábamos, moros, cristianos, judíos y cuando me cruzaba por ejemplo con Rodolfo Sancho nos saludábamos llamándonos Majestad. 
El actor caracterizado como el Rey Alfonso V de Portugal en Isabel
La productora ha hecho un trabajo de bolillos para cuadrar los días de trabajo y que los que hacíamos a la vez teatro no lo interrumpiésemos. Todos íbamos a una. La serie es una ficción pero tenía rigor histórico en lo esencial para que el espectador sepa la Historia de nuestro país. Le voy a deber muchas cosas a Alfonso V.

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