sábado, 10 de diciembre de 2016

"El Cartógrafo": Una joya teatral

Normalmente utilizo expresiones formales para hacer las críticas, pero hoy, después de ver anoche El Cartógrafo, he decidido hablar en primera persona para expresar lo que sentí ayer en el Teatro Central de Sevilla.

José Luis García-Pérez y Blanca Portillo en la obra de Mayorga, magia en el escenario. Ceferino López
Cuando supe del proyecto y de los implicados: Blanca Portillo, Juan Mayorga y José Luis García-Pérez tuve una sensación: que de esa combinación sólo podía salir oro puro y no me equivoqué. Aquí se ha repetido una ecuación pero con los componentes cambiados de lugar con respecto a la vez anterior, ya que en Don Juan Tenorio, Blanca Portillo dirigía, García-Pérez actuaba asumiendo el papel protagonista y Mayorga realizaba la versión que hizo ver el clásico de Zorrilla de manera muy novedosa. Anteriormente, Mayorga fue el responsable de la versión de La vida es sueño que dirigió Helena Pimenta donde Blanca Portillo interpretó a un Segismundo ejemplar y, por otro lado, ella dirigió a García-Pérez en La Avería, otra maravilla que, precisamente en Sevilla, los juntó en escena, pues Portillo hizo el único papel femenino de la obra en las representaciones en la capital hispalense. 

Ahora, en El Cartógrafo, ambos actores se ponen bajo la dirección de Mayorga con un texto propio en su nueva experiencia como director tras las aclamadas La lengua en pedazos y Reikiavik. Mayorga demuestra con cada trabajo que hace que es uno de los grandes dramaturgos de este país, ya sea realizando versiones, como las ya mencionadas, o, de nuevo centrándome en lo que yo he visto, como Fedra y Hécuba, dos tragedias griegas impresionantes dirigidas por José Carlos Plaza con Ana Belén y Concha Velasco respectivamente, o Un enemigo del pueblo de Ibsen, y como autor de obras propias (La tortuga de Darwin, Animales Nocturnos, El chico de la última fila, El arte de la entrevista etc...) no deja de dar a la cultura textos con gran carga de profundidad y que te dejan pensando, como ocurre en El Cartógrafo.

Ya centrándonos en la representación de anoche, se puede decir que El Cartógrafo es una obra imprescindible para todo amante del teatro, porque ver a Blanca Portillo y a José Luis García- Pérez juntos en escena es algo que me hace que me falten adjetivos para describir lo que se produce en el escenario con ellos dos cara a cara. Yo de ambos, sin distinción, he disfrutado de sus trabajos en cine , teatro y televisión porque hacen grande cualquier personaje que cae en las manos de ambos. A José Luis García-Pérez lo vi en teatro, antes de en las ocasiones mencionadas, en Closer de Patrick Marber dirigido por Mariano Barroso y se comía el escenario. En televisión, estuvo genial en la sexta temporada de Amar en tiempos revueltos o, para no extenderme, en los tres capítulos de la segunda temporada de Bajo sospecha en los que participó así como encarnando a Hernán Cortés  (que, por cierto, se menciona en El Cartógrafo) en Carlos. Rey Emperador. En la pantalla grande Cachorro o Los aires difíciles son sólo dos ejemplos de su maestría en el séptimo arte. Y qué decir de Blanca Portillo: la descubrí en Médico de familia y disfruté de su vis cómica en Siete vidas y de su capacidad inmensa para el drama en Acusados, donde García Pérez aparecía al inicio de la segunda temporada, o en Concepción Arenal. La visitadora de cárceles y en cine deslumbró, entre otras, en Volver y Los abrazos rotos de Pedro Almodóvar , mientras que  en el teatro, El testamento de María, fue un monólogo hermoso y sobrecogedor que ella interpretó maravillosamente.

En El Cartógrafo muestran ambos su calidad interpretativa, que yo considero que no tiene techo, porque interpretan a diversos personajes con las transiciones entre escenas mostradas claramente, lo cual da más valor al montaje porque su puesta en escena es un ejemplo de lo que es el teatro: El actor y la palabra, sin ocultar nada. Centrándonos en el texto de Mayorga, creo que es de los que no hay que destripar mucho, pero sí decir que la premisa de la búsqueda del cartógrafo del gueto de Varsovia y su posterior desarrollo, que prefiero no destripar, hace que se produzcan reflexiones sobre diversos temas como la influencia del pasado en el presente y la necesidad de conocerlo, las grandes hazañas por parte de personas anónimas, la capacidad para sobrevivir al horror y dibujarlo para las generaciones venideras, la variedad de mapas, sus usos y repercusión analizados pasado un tiempo y, haciendo un inciso, El Cartógrafo habla del mapa que hay en el interior de cada ser humano, tan diferentes como habitantes tiene la Tierra.
Ambos actores en otro de los grandes momentos de la obra. Ceferino López

El Cartógrafo está dirigido muy sabiamente por Mayorga, con una estructura de puzzle espacio temporal, que cuando se compone totalmente se tiene la sensación de estar ante una obra maestra interpretada por dos actores colosales, cambiando de personajes con total naturalidad y dándolo todo en escena. A esto hay que sumar, en esta producción de Estrecajas Producciones Teatrales, Avance Producciones Teatrales y García-Pérez Producciones, la gran labor de Juan Gómez-Cornejo con la iluminación, de Alejandro Andújar en el vestuario, con la vestimenta roja y los elementos escenográficos de ese color transmitiendo muchos sentidos y significados, y de Carlos Martínez Abarca como ayudante de dirección, un gran actor que ya ejerció esa labor con Blanca Portillo en La Avería y Don Juan Tenorio. Todo suma para logar un espectáculo total donde todos los implicados están en estado de gracia y convierten a El Cartógrafo en la joya del título de esta crítica.        

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