viernes, 23 de diciembre de 2016

"El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde": El arte de dar luz a una historia oscura

Hacer un espectáculo para todos los públicos no es nada fácil. A los niños, por su sinceridad, no se les puede ofrecer cualquier cosa y, si además, el material de partida es El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde el reto es aún mayor porque la novela de Robert Louis Stevenson está destinada a un público adulto. Todo esto hace que el montaje que la compañía Teatrasmagoria representa actualmente en el Teatro La Fundición de Sevilla dentro de la presente edición del feSt, tenga una serie de decisiones con respecto a la dramaturgia y a la puesta en escena que no sólo no chocan sino que están en consonancia con el público al que va a dirigido ya que no traiciona el relato del autor de La isla del Tesoro.
Nacho Bravo y Néstor Barea en la lucha interna del bien (Jeckyll) y del mal (Hyde) en escena. Emilio Morales
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr Hyde habla de maldad y la bondad del ser humano, una dualidad, que, teatralmente, da mucho juego. Néstor Barea, autor de la dramaturgia, además de director del montaje y Mr. Hyde en la función, ha introducido una serie elementos, como es el acertado cambio de sexo de Mr. Utterson, con lo que el papel de la mujer se ve reforzado y casa con la sociedad del siglo XXI, ya que abogadas las hay, y muy buenas, en la actualidad. También se ha cambiado de sexo al criado Poole y se le ha dado más protagonismo que en la novela original. Además el montaje tiene guiños al presente y a la cultura popular, como una divertida expresión muy familiar para los aficionados al mítico videojuego Street Fighter II o una lucha con reminiscencias de Matrix, ese prodigio futurista dirgido por las ahora hermanas Wachowski. 

Otro punto destacado, e incidiendo en la idea, de mostrar de forma suavizada pasajes duros de la historia original utilizando desde títeres hasta sombras, uno de los rasgos distintivos de Teatrasmagoria, cuyos miembros ponen en alza algunas de las antiguas y hermosas maneras de representar teatro en general y para niños en particular que, afortunadamente, se siguen utilizando. Esto hace que los adultos capten la maldad del personaje de Hyde mientras que los más pequeños de la casa, lo perciben como alguien que hace cosas malas, travesuras gamberras. Esa doble lectura para los dos mencionados tipos de público está acentuado en las interpretaciones donde los cuatro actores de la Compañía, que se meten de lleno en sus personajes. 

Néstot Barea interpreta a Mr. Hyde en una línea muy sutil para presentar a un personaje como un personaje malo, pero no un asesino a los ojos de los niños, algo que se enfatiza con la canción que se marca ensalzando el mal pero de una manera nada siniestra. Además, teniendo en cuenta que Hyde y Jekyll son la misma persona, y no creo que a estas alturas esté haciendo un spoiler, la interacción con Nacho Bravo está llena de complicidad y compenetración para mostrar en escena tanto la trasformación como las dos caras de un mismo personaje y la lucha en su interior porque su lado oscuro no lo domine. Bravo efectúa un completo trabajo físico y gestual para que se vean los síntomas de la transformación de Jekyll, y su discurso inicial está genialmente expuesto para comprender las razones del experimento que será el motor de los acontecimientos.

Por su parte Gina Escánez hace una muy buena composición de la señorita Utterson, enfatizando la amistad con Jekyll con un toque de modernidad, porque expone el concepto actual de la posibilidad de la amistad entre un hombre y una mujer, un concepto impensable hace pocas décadas que ahora está normalizado. A la criada Polly le da vida Alicia Moruno, en otro cambio de registro importante tras La pícara Justina o Romeo y Julieta. Aquí se sirve de sus habilidades físicas para crear un personaje que se alía con Utterson y, tanto la canción individual como la que interpreta con Escánez, son un vehículo para empatizar con el público que logra su objetivo. En el dúo, por ejemplo, las voces están muy bien ensambladas y eso beneficia al resultado final, además de dejar constancia de la calidad del trabajo con la música y los sonidos de José Jiménez.

El cuarteto protagonista en parte del decorado y con el vestuario de Mar Aguilar. Emilio Morales
A nivel estético el trabajo de Mar Aguilar es sobresaliente. En el caso de la escenografía, crea tres decorados con un mecanismo de transición que favorece el ritmo del montaje. Es muy reseñable los detalles de los que está lleno el laboratorio, así como el salón, pero fue una curiosa sorpresa el tercer escenario, representando una calle, con carteles de las dos obras anteriores de la compañía, un guiño a los seguidores de la trayectoria de Teatrasmagoria, como un servidor. El vestuario constituye otro gran logro del montaje. Diseñado por Aguilar y confeccionado por Belén Harnak, tiene una mezcla de entre victoriano y moderno, características del estilo Steampunk, que le va como anillo al dedo al concepto global del montaje con un acertado contraste de colores. Asimismo la iluminación de Valentín Donaire juego con acierto con los claroscuros, por lo que conecta con la novela de Stevenson.

Teatrasmagoria se ha apuntado un nuevo tanto en su loable empeño de acercar clásicos a todo tipo de público. Una labor que empezó con Canción de Navidad, siguió con El fantasma de Canterville, y que continúan en un salto cualitativo importante con El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, un clásico que brilla con luz propia en los escenarios gracias al buen hacer de los integrantes de la compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario