jueves, 1 de junio de 2017

"Piratas del Caribe. La venganza de Salazar": Sparrow, la familia y los fantasmas marítimos

No hay que poner en duda lo que supuso para la industria cinematográfica la traslación de una popular atracción Disney a la gran pantalla: Con Piratas del Caribe. La maldición de la perla negra (Gore Verbinski, 2003) el género de piratas y aventuras se revitalizó a lo grande, Johnny Depp encontró un gran personaje fuera del universo del Tim Burton, Orlando Bloom demostró que las sagas no se le dan nada mal y Keira Knightley se asentó como actriz de películas de época, casi quitándole el puesto a Helena Bonham-Carter.

Tras otras tres filmes más llega ahora la quinta entrega y todo hace pensar que no será la última. Se puede decir que los directores noruegos Joaquim Ronning y Espen Sandberg, que toman el relevo de Rob Marshall, se han empapado de toda la saga para contentar al espectador: Reconectan al espectador con la línea argumental original y ofrecen una aventura con elementos sobrenaturales que tiene su encanto y un punto mitológico que le da más empaque. 

Eso sí, Piratas del Caribe. La venganza de Salazar quiere jugar tanto sobre seguro que no arriesga mucho y este tipo de películas es para intentarlo aunque sea un poco. Siempre es un placer ver a Depp como Sparrow y considero que el personaje lo ha hecho tan suyo que no creo que otro actor lo pudiese igualar ni mucho menos superar: la forma de moverse, de hablar, su expresión facial es de Depp y aquí se juega mucho con esa increíble habilidad de librarse de una muerte segura de la manera más inesperada que también caracteriza a este peculiar pirata. En estos momentos normalmente se tiende a enfatizar el humor y lo consiguen (momento guillotina) aunque, si hablamos en líneas generales, en esta entrega se abusa del humor de trazo grueso con la falta de higiene de la época como elemento recurrente.

La incorporación en esta entrega de Javier Bardem como el vengativo Capitán Salazar y su condición de ser maldito le proporciona al actor español otra ocasión de demostrar que haciendo de malvado se mete al público y a la crítica en el bolsillo como ocurrió con su premiada interpretación en No es país para viejos (Hermanos Coen, 2007) o Skyfall (Sam Mendes, 2012). El guión de Jeff Nathanson tiene la generosidad de aportar las razones que le hicieron a este personaje acabar como aparece y de su odio insaciable hacia Sparrow. Además de Bardem siempre es un gustazo volver a ver Geoffrey Rush como Barbosa, otro personaje icónico y considero que la incorporación de Brenton Thwaites, el Príncipe Felipe en Maléfica (Robert Stromberg, 2014) y de Kaya Scodelario, a la que descubrí en la saga de El corredor del laberinto y en la que sigue inmersa ,son un soplo de aire fresco aportando tramas nuevas relacionadas en este caso con sus respectivas familias y contribuyen a que la aventura avance.

Sin dar ningún detalle sólo menciono una influencia y un error de caracterización: El primer punto es la escena culminante de la película, que, por donde se desarrolla, la considero personalmente deudora de Los Diez Mandamientos (Cecil B. DeMille, 1956), quien la vea me entenderá. Y el segundo aspecto es la aparición de un querido personaje que, por el paso del tiempo y su situación familiar, debería haber mostrado, no muy exageradamente, que el tiempo ha pasado para ese personaje, no que lo vemos como lo veríamos actualmente y no casa con el tiempo transcurrido desde la última vez que apareció.    

A pesar de todo esta quinta entrega de la exitosa franquicia tiene todo para entretener sin trascender pero al menos tiene uno la sensación de que no ha desperdiciado el dinero.

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