viernes, 15 de septiembre de 2017

"It": Los miedos que nos rodean

Desde que Stephen King publicase su primera novela, Carrie, en 1974, el cine no tardó en ver un filón para contar nuevas historias. Prueba de ello fue que sólo dos años más tarde Brian de Palma dirigió su adaptación a la gran pantalla, con escenas memorables para los amantes del terror y lo sobrenatural con unas magníficas Sissy Spacek y Piper Laurie. Otro de los best sellers de King fue El Resplandor (1977) y en 1980 Stanley Kubrick hizo otra joya con un inolvidable Jack Nicholson enloqueciendo en un hotel y, para cerrar la enumeración, Misery fue un bombazo en 1987 y en 1991 Kathy Bates ganó el Oscar por su interpretación en la también ejemplar adaptación que dirigió Rob Reiner. El universo del escritor nortemearicano no ha dejado de ampliarse con adaptaciones incluso de relatos cortos como Los chicos del maíz o Cadena Perpetua, por citar sólo algunas porque prácticamente todo lo escrito por King se ha adaptado, en cine o en televisión.

Centrándonos en la película que nos ocupa, It fue otro gran éxito publicado en 1986 y llevado a la gran pantalla en una miniserie estrenada en 1990, la cual digo ya de entrada que no he visto. Pero por fin he visto la película que ha dirigido Andy Muschietti, el responsable de la también terrorífica Mamá (2013). Muschietti ha logrado una muy buena película mostrando en pantalla pasajes escalofriantes que ya ponían los pelos de punta en las páginas de la novela y, muy sabiamente, ha centrado la acción de la historia, que King divide en dos épocas que van alternándose en las 1500 páginas del libro, en una sola: la infancia de los protagonistas y su primer enfrentamiento con el ente asesino que se transmuta en el payaso Pennywise.
Bill Skarsgard como Pennywise
Muschietti ha sabido trasladar la atmósfera de la novela incidiendo en un tema también muy importante para King: los miedos cotidianos. It cuenta una historia de amistad de un grupo de preadolescentes que se enfrentan a una amenaza mortal que se alimenta de sus propios miedos a la vez que superan otros más mundanos, como los que provocan el acoso escolar (verbal y con agresiones físicas) o los abusos. Uno de los aciertos de la película ha sido que la época que retrata son los años ochenta en vez de los años cincuenta como pasa en el libro, para que la segunda película, con los protagonistas ya adultos, transcurra en la actualidad. Esta decisión hace que se muestren elementos reconocibles y que sabiamente se ha usado una equivalencia de algo que había en los cincuenta: si una de las escenas terroríficas clave de la historia tiene que ver, en el libro, con un álbum de fotografías, aquí se opta por un reproductor de diapositivas, causando un efecto brutal.

Escenas como la del barco de Georgie o la del lavabo de Beverly (con un claro guiño a Carrie) están trasladadas en este filme con una fidelidad a como se relatan en la novela que no obvia los aspectos de estas dos escenas. También hay que decir que se ha optado por suprimir o suavizar otras escenas pero extendería mucho esta crítica.

Lo que, en mi opinión, ha sido un verdadero acierto, ha sido la interpretación y la caracterización de Bill Skarsgard como Pennywise con un tono de voz entre tétrico y burlón que hace que cada vez que aparece te muevas inquieto en la butaca. Skarsgard va camino de eclipsar a sus hermanos Alexander (popular por las series True Blood y Big Little Lies) y Gustaf (Floki en la serie Vikingos) ya que su padre Stellan tiene tantas tablas que juega en otra liga. Al magnífico trabajo vocal y corporal de Skarsgard hay que sumarle su sobresaliente caracterización (más fiel al libro de King que la citada miniserie donde Tim Curry parecía exteriormente el payaso de Micolor). Sin aventurarme mucho he de decir que el trabajo de caracterización, palpable también en la transformación del español Javier Botet en el Leproso, debería ser recompensado con el Oscar, en mi humilde opinión.

Los niños actores muestran de manera nada forzada sus distintas personalidades, como Jaeden Lieberther la tartamudez y el sentimiento de culpa de Bill o Jack Dylan Grazer los ataques de asma de Eddie pero son Jeremy Ray Taylor (Ben) y Sophia Lillis (Beverly) quienes sobresalen con sus acciones y sentimientos.

A todo lo dicho hay que recalcar cómo están materializados los miedos de cada uno de los miembros del grupo y todo se reúne en el clímax final. Con esta película Muschietti deja la puerta abierta de par en par y, sobre todo, las ganas de los espectadores de ver la conclusión de la historia. Seguro que valdrá la pena la espera.       

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