martes, 30 de enero de 2018

"El Pasajero": Liam Neeson, ahora en un tren

El cine de acción puro y, sobre todo, duro, tiene la mirada puesta en el entretenimiento del espectador aunque plantee situaciones que, si se piensa, no son creíbles. Sabiendo esto, el director Jaume Collet-Serra se está forjando una carrera en Estados Unidos especializándose en este género tras comenzar en el terror con La casa de cera (2005) y La Huérfana (2009). Con la excepción de su anterior película Infierno azul (2016), Collet-Serra ha dirigido una serie de títulos con un denominador común: el actor Liam Neeson, quien vive una segunda juventud convertido en un auténtico action man, que comenzó a consolidarse desde que protagonizase Venganza (Pierre Morrel, 2008) y sus dos secuelas. 

Tras vivir situaciones límite de distinto pelaje en Sin Identidad (2011), Una noche para sobrevivir (2015) o Non Stop (Sin escalas) (2014), que transcurría en un avión, ahora Collet-Serra coloca en otro medio de transporte al actor irlandés, en un tren concretamente, en El Pasajero, donde interpreta a un hombre que se ve envuelto en una conspiración de manera inesperada en el trayecto habitual de vuelta a casa en el citado medio de transporte, donde los acontecimientos se van precipitando.

El guión, escrito a seis manos, está repleto de referencias a películas que transcurren parcial o totalmente en un tren siendo, en opinión de un servidor, las más obvias, aunque lógicamente con variantes, Extraños en un tren (Alfred Hitchcock, 1951), El puente de Casandra (George P. Cosmatos, 1976) e Imparable (Tony Scott, 2010) e incluso, si hablamos de referencias cinematográficas en general, hay un momento muy Espartaco (Stanley Kubrick, 1960). 

Si bien la historia es un poco desconcertante, ya que el espectador se queda igual de perplejo que el protagonista cuando le hacen la propuesta que desencadena la acción (encontrar entre los pasajeros a uno que nunca toma ese tren y obtener algo que este posee) y sus sorprendentes acontecimientos posteriores, la trama va aclarándose en el tramo final (con sorpresas con respecto a quién está detrás de todo) y las secuencias de acción están logradas aunque rocen, en algunos casos, lo inverosímil, pero es algo muy típico de este tipo de cine. Un punto a favor es el importante papel que juega la literatura en la trama, algo de lo que un servidor no piensa adelantar mucho, aunque no puede obviar mencionar el guiño cultural del director al dejar ver fugazmente en la mesa de noche del protagonista, en la primera escena, una edición en inglés de La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón.

Collet-Serra se rodea de un reparto solvente con actores muy reconocidos y reconocibles de los que uno lamenta no disfrutar más de ellos: Desde Vera Farmiga (quien repite con el director tras la mencionada La Huérfana) y Patrick Wilson (con lo cual ambos vuelven a coincidir en una película fuera del universo de Expediente Warren) pasando por veteranos como Sam Neill (inolvidable en El Piano, Parque Jurásico o en la serie Los Tudor) o rostros familiares gracias a la televisión: Elizabeth McGovern (Cora Crawley en Downton Abbey), Dean-Charles Chapman (Tommen Baratheon en Juego de Tronos) o Jonathan Banks (Mike Ehrmantraut en Breaking Bad y Better call Saul, aunque un servidor lo vio también en una temporada de Falcon Crest) e incluso Clara Lago, en una nueva experiencia internacional. Y en el apartado técnico destaca la presencia de Roque Baños, encargado de la música, ganador de tres Premios Goya y con créditos internacionales como En el corazón del mar (Ron Howard, 2015) o Old Boy (Spike Lee, 2013

El Pasajero es una película que da lo que promete, con un inicio curioso para dar a entender lo habitual y rutinario que es coger el tren para el protagonista y una buena escena final que sirve para atar un cabo que queda suelto una vez que todo ha terminado. El filme entretiene, es efectivo, y la trama, exceptuando un par de agujeros, está bien construida, por lo que cumple con creces sus objetivos.    

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