martes, 27 de febrero de 2018

"Lady Bird": Transición vital

Hay un momento determinado en la vida en que el cuerpo cambia, las hormonas se disparan y, sobre todo, se quiere actuar como un adulto cuando aún no se es realmente. La etapa que va de la infancia a la edad adulta es una de las más complejas, sobre todo a nivel emocional. Se podría decir que Lady Bird habla de la adolescencia pero, al tener la protagonista y sus compañeros diecisiete años, sería ya una última fase de la misma.

La actriz y guionista Greta Gerwig escoge retratar este instante en la vida de una joven y mostrar situaciones muy realistas y reconocibles para su debut en solitario en la dirección de largometrajes donde se juntan las inquietudes existenciales de la protagonista con un entorno nada cómodo para ella como es cursar su último año preuniversitario en un instituto religioso. Gerwig también firma un guión que sitúa la acción en Sacramento, su ciudad natal. La actriz, en cuya carrera hay títulos como Sin compromiso (Ivan Reitman, 2011), Frances Ha (2012), dirigida por su actual pareja, Noah Baumbach, y escrita por ambos, o La sombra del actor (Barry Levinson, 2014), se muestra segura como directora de lo que quiere contar y la manera de hacerlo.

La naturalidad de las situaciones mostradas relacionadas con el amor, el sexo, la amistad, las inseguridades o el futuro académico haya en la elección de los actores un papel crucial. Gerwig da en el clavo al escoger a Saoirse Ronan para el personaje protagonista por físico y actitud. La joven actriz, que con Expiación (Joe Wright, 2007) obtuvo su primera nominación al Oscar con sólo trece años, consigue la tercera con este personaje complejo que, en primer lugar, insiste en que le llamen por el nombre que pone título a la película, dice lo que piensa y actúa según le dictan sus impulsos recorriendo un camino hacia la madurez lleno de aciertos, fallos y descubrimientos que la curten como persona. Su espontaneidad, ya que parece que no está actuando, va a favor de esa evolución. Como curiosidad, Ronan tendrá doble presencia en los Oscar pues pone la voz a uno de los personajes de Loving Vincent, nominada a Mejor Película de Animación.

Entre el joven reparto que rodea a Ronan también se encuentran dos jóvenes actores con presencia en otras películas nominadas y además ofrecen otros registros, algo siempre grato a los espectadores: Lucas Hedges, ya nominado el año pasado por Manchester frente al mar (Kenneth Lonergan, 2016) y también presente este año en la aclamada y favorita Tres anuncios en las afueras de Martin McDonagh, da vida un joven mucho más luminoso y complejo que el de la película mencionada. Un servidor no desvelará mucho sobre el personaje pero sí destaca la importancia que tendrá en la vida del personaje de Ronan. Por su parte, Timothée Chalamet, el inolvidable Elio de Call me by your name de Luca Guadagnino (papel por el que aspira al Oscar al Mejor Actor) compone un personaje que dista mucho del adolescente que se enamora de Armie Hammer en el citado título. En Lady Bird es otro joven que afectará influirá en la vida de la protagonista de una manera diferente.

Para compensar, hay una dosis de veteranía en los actores que interpretan a los padres de Ronan: Tracy Letts, aclamado dramaturgo (es autor de Agosto, que en España representaron, en un montaje de casi cuatro horas, Amparo Baró, Carmen Machi, Irene Escolar, Clara Sanchis y Alicia Borrachero entre otros, y se llevó al cine dirigida por John Wells con Meryl Streep y Julia Roberts) y actor (visto en la serie Homeland y presente en Los archivos del Pentágono de Steven Spielberg) da vida a un padre comprensivo que parece muchas veces estar entre dos aguas, su hija y su mujer, interpretada por Laurie Metcalf. Famosa por la serie Roseanne (1988-1997) cuyo personaje retomará en la continuación que se está preparando actualmente, y vista también en The Big Bang Theory, Metcalf interpreta a una madre que choca mucho con su hija pero no llega a ser una madre represora, con unas actitudes comprensibles teniendo en cuenta la situación económica que tienen.

Lady Bird, al menos a la vista de un servidor, es una película honesta y nada tramposa porque muchos de los comportamientos que se reflejan en ella son muy familiares. Todos hemos pasado por varias de las situaciones que muestra Gerwig en su película, donde la desorientación personal da paso a un descubrimiento que hace ver lo que antes se infravaloraba con otros ojos, pero tienen que pasar una serie de cosas para valorar lo que tenemos, dado por el esfuerzo de personas que nos quieren por encima de todo, como son los padres.

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