martes, 24 de abril de 2018

"Fireworks": Realidad alterada

En muchos momentos de la vida uno se ha preguntado ¿Qué habría pasado si en vez de hacer esto hubiese hecho esto otro? La posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos es una quimera en la realidad porque es imposible volver atrás pero, sin embargo, la ficción, en muchos de sus campos, ha tomado esta idea y la ha desarrollado con llamativos resultados. 

En la literatura lo tenían desde los libros de nuestra infancia de Elige tu propia aventura hasta esa joya que es Rayuela de Julio Cortázar que ofrece la posibilidad de leer una misma historia de dos maneras distintas. En el terreno de los videojuegos títulos como Heavy Rain propone al jugador una historia que varía dependiendo de lo que se decida hacer, por lo que cada mínima decisión cambia todo por completo.

En lo que es ya la ficción audiovisual, hay series cuya base es el viaje en el tiempo para cambiar el curso de varios acontecimientos. Se pueden mencionar ejemplos, como A través del tiempo (1989-1993) con Scott Bakula poniéndose en la piel de una persona para cambiar lo que hizo en su momento, siempre acompañado por Dean Stockwell, o la española El Ministerio del Tiempo,  y si hablamos de cine no se puede obviar la trilogía Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985-1990) con Michael J. Fox y Christopher Lloyd

Pues bien, en 1993, se estrenaba en Japón la TV movie, con actores de carne y hueso,  ¿Miramos el castillo de fuegos desde abajo o de lado?, dirigida y escrita por Shunji Iwai y con la posibilidad de volver atrás y vivir de forma distinta una misma historia como base. Años más tarde, ha llegado la versión animada de aquella historia, Fireworks, dirigida por Akiyuki Shimbo y Nobuyuki Takeuchi (este último debuta en la dirección tras ser animador del mítico estudio Ghibli y trabajar en películas de Hayao Miyazaki como El viaje de Chihiro o Ponyo en el acantilado) y con el respaldo de Genki Kawamura, productor de la aclamada Your name (Makoto Shinkai, 2016).

Fireworks es otro ejemplo del buen hacer de los japoneses en el terreno visual ya que nos encontramos con un filme que es una belleza absoluta, con llamativos colores y poderosas imágenes que hipnotizan la vista, donde hasta las gotas de agua tienen una forma especial y un objeto mágico, el que posibilita volver atrás en el tiempo tiene un diseño mezcla de esfera de cristal y contenido metálico de lo más vistoso. A ello habría que sumarle una hermosa música, toda una sorpresa, obra de Satoru Kosaki

Sin embargo, todo lo bueno que tiene el mencionado apartado técnico, no lo es tanto a nivel argumental en lo que a desarrollo y final se refiere. La historia de amor adolescente (bastante blanca por cierto) que viven un chico y una chica cambiando algunos acontecimientos de un mismo día para comprobar qué pasaría si se hace una cosa en vez de otra como que los vean subidos a un tren o no, por ejemplo, gracias a la mencionada esfera, tiene sus agujeros. 

Para un servidor, no es un defecto el que los elementos mágicos o sobrenaturales se mezclen en un entorno realista como es el tradicional festival de fuegos artificiales de una ciudad, el instituto o una piscina. Tampoco lo es que cada vez que se vuelva atrás se vean repetidas de nuevo escenas enteras con sus diálogos exactos. Lo que ocurre es que esa mágica posibilidad deriva en un mundo que en principio parece idéntico pero que al poco tiempo uno se da cuenta, junto con la pareja protagonista, de que es irreal y eso deriva en un final demasiado ambiguo para lo que proponía la premisa y el desarrollo inicial del elemento mágico.

La película también peca en ocasiones de infantil, donde se recalca la inmadurez masculina en la adolescencia, sobre todo en lo referente a los amigos del protagonista o en la repetitiva cuestión de si los fuegos artificiales con planos o redondos, algo que se plantea como una cuestión muy importante, cuando, para un servidor lo ve una cuestión algo simple. 

Sin quitarle méritos técnicos, ya que un servidor reitera que la belleza de las imágenes es apabullante, Fireworks flaquea en el corazón mismo, la historia, que no está al nivel de lo que nos suele venir del país del sol naciente en lo que a animación se refiere, que con un final distinto hubiese cambiado bastante el resultado global.      

2 comentarios:

  1. Ale, no he llegado a ver la peli, por tu estupenda crítica (como siempre) veo que tampoco me he perdido mucho. Es verdad que el anime japonés suele tener interés, pero toda regla tiene su excepción, jejeje. Felicidades, gran crítica. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Kike viniendo de ti es todo un halago, un abrazo

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