jueves, 15 de noviembre de 2018

15 Festival de Cine de Sevilla: Expectativas no cumplidas en la Sección oficial del séptimo día

Reiterando en la idea expresada en el título de esta crónica, tener unas expectativas altas sobre una película puede acarrear una decepción si lo que se ve no es lo que se espera. Esto ha ocurrido con Atardecer, a priori uno de los platos fuertes de esta edición del Festival de Cine de Sevilla

Avalada por el prestigio actual de su director, el húngaro László Nemes, el cual, con su anterior película y ópera prima además, El hijo de Saúl (2015), ganó el Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa, Atardecer ha sido, hablando claro una decepción.

Nemes utiliza la misma técnica que en su anterior y premiado filme de seguir durante todo el metraje a un personaje fijando su atención en su rostro y, muchas veces cuando camina, con la cámara siguiéndolo desde detrás y otros ángulos. Pero claro, el corazón de una película es la historia que se cuenta, aunque a veces una buena historia mal contada también puede dar resultados negativos. En el caso que nos ocupa el problema es el primero citado. Si nos atenemos a la estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace, en opinión de un servidor, en los dos últimos el guión falla estrepitosamente y en el primero de los tres a medias, porque el inicio puede resultar algo interesante aunque tampoco es para tirar cohetes.

La premisa de una joven que perdió a sus padres a muy temprana edad y regresa a Budapest poco tiempo antes del inicio de la Primera Guerra Mundial para conocer sus orígenes, se diluye con la búsqueda de un hermano. Es tal la persistencia por hallarlo que la actitud de la protagonista llega a extenuar: desoye consejos sobre dejar el asunto por su bien, se mete donde no debe a pesar de las insistencias etc...

Un desarrollo en definitiva que, pasada la primera hora de la película, un servidor, aparte de perderse, hubo un momento en el su interés por lo que ocurría desapareció casi por completo y ya el tramo final es el colmo, creyendo que mejoraría la situación, pero no fue así en absoluto. Capítulo aparte merecería la interpretación de la protagonista omnipresente, interpretada por Juli Jakab, quien también intervino en El hijo de Saúl. A un servidor le parece increíble que pueda mantener durante casi dos horas y media el mismo rostro impenetrable e inexpresivo, con lo cual tampoco ayuda mucho.

A la película no se le puede reprochar nada a nivel técnico, con una recreación de la época, fotografía y vestuario logrados. Pero crear una historia donde el mínimo interés inicial se diluye muy rápido con datos que se plantean sin una explicación lógica sobre muchos aspectos de los personajes y de las situaciones que se van sucediendo hace que una película como Atardecer sea, siempre desde el punto de vista personal de un servidor, una desilusión. Repetir una fórmula narrativa no es malo siempre y cuando el contexto de la historia y la historia en sí no hagan aguas por varias partes. Cosa que aquí ocurre constantemente.

Atardecer remató un día que prometía con la proyección del documental M dirigido por la cineasta parisina Yolande Zauberman centrado en el retrato de una estricta comunidad judía ortodoxa. Esperando que se mostrasen varios aspectos de un lugar tan peculiar por sus estrictas normas y tradiciones, sorprende que se centre casi exclusivamente en el tema de los abusos a menores por parte de miembros de la comunidad contado por adultos que los sufrieron.

Un tema tan peliagudo es tratado de manera repetitiva, con testimonios inauditos e incluso contradicciones en algunos de los mismos, lo cual hace que el interés vaya decreciendo conforme avanza. Una pena porque un mayor abanico de testimonios,  de los que las mujeres están excluidas, hubiese enriquecido el resultado final.   

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