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sábado, 19 de noviembre de 2016

"Celestina": Brillantes interpretaciones

No es nada fácil abordar un texto como el de La Celestina. Su extensión y su vocabulario la convierten en una joya de la literatura pero una prueba de fuego para quien decida llevarla a escena. Sin embargo, como suelo decir, si cae en las manos adecuadas puede dar lugar a una función para el recuerdo y eso lo consigue José Luis Gómez con esta versión, Celestina, que puede verse hasta hoy en el Teatro Central de Sevilla.

La labor de Gómez y Brenda Escobedo con el texto de Fernando de Rojas ha sido un trabajo artesano en el mejor sentido de la palabra, porque han sabido retratar el mundo de hace quinientos años con la vista puesta en la actualidad, acentuando dos de los motores de la vida: el dinero y el sexo. En el tramo final se ha ido al corazón de la tragedia porque, si incluían la trama de Elicia y Areusa, posterior a la muerte de Sempronio y Pármeno, hubiesen extendido la duración para llegar al mismo final que se ve en escena y que tiene la historia.
El maravilloso elenco de actores de Celestina. Sergio Parra
La dramaturgia se sigue a la perfección gracias a un elenco de actores en estado de gracia, que tienen cogida la medida a sus personajes. José Luis Gómez interpreta a la vieja alcahueta Celestina de manera excelente, ahondando en su capacidad de persuasión y su poder de convicción, una maestra del engaño y, sobre todo, que es consciente de su edad y de su oficio, del que conoce todos los secretos con los hechizos complementando su astucia con la palabra . Las escenas con Pármeno o la primera visita a Melibea son sólo unos ejemplos de esa picardía y los trucos para conseguir sus fines. A Gómez lo descubrí como actor en la adaptación televisiva de Los Pazos de Ulloa que dirigió Gonzalo Suárez en 1985 y donde estaba acompañado por Charo López, Victoria Abril, Omero Antonutti o Fernando Rey y su interpretación ya me dejó impresionado como en el filme Remando al viento, también de Suárez. Verlo ahora interpretar a Celestina es contemplar una lección interpretativa con muchos matices y muy medida.

Siguiendo con el reparto de nuevo he de quitarme el sombrero ante Raúl Prieto. Lo descubrí en La Señora y desde Veraneantes he visto todos los montajes con los que ha venido a Sevilla: Misántropo y Antígona, donde ha dejado constancia de su fuerza sobre el escenario. En Celestina da vida a un Calisto con varias capas. Se nos muestra como un enamorado melancólico por estar con su amada (la escena con el cordón es una prueba de ello), pero finalmente se demuestra que el deseo sexual y carnal es el que predominaba en su interior, o al menos esa es mi visión del personaje. 
Calisto y el cordón de Melibea, un gran momento de Raúl Prieto. Sergio Parra

Prieto domina el escenario con una profesionalidad pasmosa, prueba de ello es el momento en el que se desliza por la pendiente del escenario sobre sus rodillas y frena con gran seguridad antes de que el escenario acabe. La sensación que tengo con Prieto es que su nivel interpretativo es tal que no sé hasta dónde puede llegar, pero que seguirá fascinándome, eso seguro. 

Por su parte, Marta Belmonte, que estaba genial en la tercera temporada de Isabel, interpreta a Melibea con tal limpieza que vemos claramente todos sus estados emocionales y el monólogo final antes de su fatídico final en lo alto de la escenografía está dicho con un sentimiento que encoge el alma. Continuando con ese momento el planto final de Pleberio, en la boca de Chete Lera, es un deleite para el espectador porque no se puede transmitir mayor pena y lamentaciones con mayor sentimiento.

Otro gran momento: Celestina con Melibea (José Luis Gómez y Marta Belmonte). Sergio Parra

Los criados están interpretados por Miguel Cubero y José Luis Torrijo. El primero, en la piel de Pármeno, expone los matices de rechazo a Celestina que se transforma en un embaucamiento gracias a, de nuevo, la satisfacción del goce sexual con Areusa, Nerea Moreno, una actriz que llena el escenario con su belleza y su soltura, mostrando el descaro del personaje y cómo se burla de los enamorados. Torrijo, como Sempronio, muestra, con sutiles apartes, que mira más por su interés que por el de su señor, una actitud que no varía y, en ese caso es transparente, hasta en el arrebato de codicia que tiene por la cadena de oro.

El reparto se redondea con la inocencia y el sufrimiento en segundo plano de Diana Bernedo como Lucrecia, el desparpajo y picardía de Inma Nieto como Elicia y la ternura que despierta Palmira Ferrer como Alisa, con un desgarrador final.

José Luis Gómez realiza una puesta en escena donde la religión tiene mucha importancia e incide en la tenebrosidad de la España de los siglos XV y XVI, donde la Inquisición tiñó de un manto negro a la población y, con la colaboración de Alejandro Andújar, realiza una escenografía novedosa, con unos unas escaleras y pasillos metálicos que simbolizan calles por donde inquietantes personajes van pasando, muchos de ellos portando cruces.

Por todo lo dicho, gracias a Teatro La Abadía y a la Compañía Nacional de Teatro Clásico por dar vida de nuevo a unos personajes que forman parte indiscutible de nuestro rico patrimonio cultural.      

jueves, 17 de noviembre de 2016

"Celestina" y "40 años de paz", la doble oferta de lujo del Teatro Central de Sevilla para este fin de semana

El Teatro Central de Sevilla ofrece los días 18 y 19 de noviembre dos obras que son un deleite para el amante de las artes escénicas. En primer lugar en la sala A a las 21:00 horas se representará Celestina, un nuevo montaje de la inmortal obra que Fernando de Rojas escribió a  finales del Siglo XV con un personaje que ha trascendido y se ha convertido en un arquetipo universal. La historia de amor de Calisto y Melibea consumado gracias a la mediación de una astuta alcahueta en un mundo dominado por la codicia y el sexo, es llevada a escena en una coproducción entre la Compañía Nacional de Teatro Clásico y Teatro de la Abadía donde el maestro José Luis Gómez dirige el montaje interpretando además a Celestina. En el escenario le acompañan Raúl Prieto (Calisto), Marta Belmonte (Melibea), José Luis Torrijo (Sempronio), Miguel Cubero (Pármeno), Chete Lera (Pleberio), Palmira Ferrer (Alisa), Diana Bernedo (Lucrecia), Nerea Moreno (Areusa) e Inma Nieto (Elicia).

La puesta en escena se ha desarrollado gracias a la labor de José Luis Gómez y Alejandro Andújar, que se encargan del espacio escénico "viéndose por primera vez la ciudad", como Gómez destacó en la rueda de prensa y el propio Andújar también es responsable, junto a Carmen Mancebo, del vestuario, mientras que el maestro Juan Gómez-Cornejo pone todo su saber hace con la iluminación así como Eduardo Aguirre de Cárcer con la música y el espacio sonoro, que realiza junto a Javier Almela.

José Luis Gómez destacó sobre este montaje, acompañado por el director del Teatro Central, Manuel Llanes, que el personaje de Celestina se caracteriza "por no tener principios, únicamente sobrevivir y que tiene como principales pasiones el vino y el sexo. La obra, escrita por Fernando de Rojas cuando éste tenía veintitrés años, es una novela dialogada, pensada para ser leída en círculo".
José Luis Gómez en el Teatro Central presentando Celestina. Alejandro Reche Selas
Sobre otros personajes Gómez dijo que "Calisto es un joven que al conocer a Melibea, cae en un estado de excitada melancolía y su criado le recomienda los servicios de una alcahueta, morisca, como afirmó Juan Goytisolo. Mi Celestina es de Linares y hechicera, que era considerada como una ciencia. Ella consigue unir a los dos jóvenes por medio de un conjuro infernal apelando a los ángeles caídos, una de las varias características perturbadoras de la obra. Rojas dibuja un mundo de criados como nunca se había escrito antes, y estos criados están en constante rebelión latente contra los señores". Otro aspecto destacado es que el encuentro amoroso entre Calisto y Melibea, según palabras de José Luis Gómez, "si se sigue el texto se ve que la relación de Calisto y Melibea se ha confundido con amor romántico y no tiene nada que ver, sino que es una auténtica violación, algo que se capta muy claramente si se lee detenidamente el texto. La obra finaliza con uno de los plantos mejor escritos en la literatura universal".

En lo referente a las motivaciones para impulsar este montaje teatral se encuentra la preparación de Cómicos de la Lengua para la RAE y "noté", afirmó Gómez "que los actores tenían dificultades con ese texto, con una sintaxis, la del siglo XVI, que está trastocada y muchas palabras tienen cierta opacidad. Yo me puse a trabajar con Brenda Escobedo pensando que era posible hacer el texto tal cual estaba escrito y lo respetamos absolutamente, aunque se haya hecho cirugía textual, haciendo escenas más cortas, eligiendo  lo que es significante, sin lastimar la esencia de la obra".

Será una ocasión de ver en escena que la propia Compañía Nacional de Teatro Clásico ya se montó en 1988 con dirección de Adolfo Marsillach y un reparto en el que estaban Amparo Rivelles, Jesús Puente, Juan Gea o Adriana Ozores. Dos compañías sevillanas también montaron esta obra: Teatro Clásico de Sevilla en el año 2008, con versión de Alfonso Zurro y con Roberto Quintana encarnando a Celestina junto a Alicia Moruno, Nacho Bravo, Gina Escánez, Paqui Montoya o Moncho Sánchez Diezma. Por otra parte la Compañía Atalaya hizo un montaje en 2012 encabezado por la gran Carmen Gallardo que estaba acompañada por Raúl Vera, Jerónimo Arenal, Silvia Garzón o Manuel Asensio. Este montaje recibió el pasado mes de octubre el Premio al Mejor Espectáculo en el Festival Noches de Moscú.

Por otro lado, también los días 18 y 19 de noviembre pero en la Sala B y a las 20:00 horas se representará 40 años de paz dirigida y escrita por Pablo Remón, guionista de películas como Casual Day y Cinco metros cuadrados, ambas de Max Lemcke. La obra está interpretada por Fernanda Orazi, Emilio Tomé, Ana Alonso y Francisco Reyes, quienes dan vida a varios personajes para contar la historia de una familia franquista cuyo padre fallece el 23-F creyendo que el Golpe de Estado tuvo éxito. A partir de ahí se narran las historias de los tres hijos de la familia. Esta obra fue un éxito desde su estreno el año pasado en el Festival de Otoño a Primavera con representaciones en los Teatros del Canal y el Teatro del Barrio.
Fernanda Orazi y Pablo Remón antes de la rueda de prensa de 40 años de paz. Alejandro Reche Selas

En la rueda de prensa Remón afirmó que "me atrae mucho la inmediatez del teatro. Teniendo en cuenta la crisis económica, se unió la crisis de los cuarenta y que la democracia en España tenía también cuarenta años. La obra combina lo personal con lo social, hablando de la Historia con mayúsculas y también de las historias pequeñas de cada uno. Hablamos de la dictadura pero no de una manera didáctica, ya que no la conocimos en primera persona pero sí conocemos ese efecto, cómo esos casi cuarenta años de dictadura impregna aun muchas cosas, más de las que pensamos".  

Fernanda Orazi aseveró que lo que le fascina del teatro "es poder jugar con las distintas narrativas y mover el punto de vista y elegir desde dónde lo estás viendo. Esa distancia permite un campo de sentido que hace que no tenga que adecuarme para ser española y esposa de un general".

La obra tuvo uno de sus orígenes en la crisis porque, como afirmó Remón "me encontré a jóvenes de veinte años hablando de política algo que no se hacía cuando yo tenía esa edad, era algo muy raro, y al verlo ahora quisimos ver la razón de esa actitud actual".        

miércoles, 29 de junio de 2016

Pablo Béjar: "En 'La villana de Getafe' se plantea la diferencia de clases sociales entre ricos y pobres y la verdad de los sentimientos"

Siempre es una gran noticia saber que gente de tu tierra triunfa. Es lo que le ocurre a Pablo Béjar (Sevilla, 1989). Actualmente está finalizando la gira por los festivales estivales de teatro clásico con La villana de Getafe de Lope de Vega dentro de la Joven Compañía de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Tras llenar todos los días el Teatro de la Comedia de Madrid acaba de representarla en Alcalá de Henares y posteriormente irá a Olmedo y a Almagro. En esta obra interpreta a Don Pedro, uno de los dos galanes de esta comedia y comparte escenario con Paula Iwasaki, Ariana Martínez, Mikel Aróstegui, Alejandro Pau, Raquel Varela, Marçal Bayona, Almagro San Miguel, Alfredo Noval, José Fernández, Nieves Soria, Miguel Ángel Amor,  Carlos Serrano, Loreto Mauleón Marina Mulet, Pepa Pedroche y Sergio Otegui y está dirigido por Roberto Cerdá.

Pablo Béjar concedió una entrevista a El Rinconcillo de Reche para hablar de esta experiencia con una obra del Siglo de Oro, su formación y otros montajes teatrales de una carrera encaminada al éxito por su calidad como actor y como persona.

Pablo Béjar. Alejandro Reche

Pregunta: ¿Cómo está siendo para usted la aventura de La villana de Getafe?

Pablo Béjar: Para mí ha sido un placer y un honor el hecho de estar dentro de La Joven Compañía de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Creo que es un proyecto necesario. También ha sido muy importante trabajar en el Teatro de la Comedia y hacer una obra de Lope de Vega, que es un autor con un lenguaje fresco y divertido; arriesgar me ha motivado bastante. Es algo que hacen en Inglaterra, coger clásicos y traerlos a la actualidad, porque aunque los tiempos han cambiado la esencia de los grandes autores no se ha perdido. Actualizar se hace para llegar a más público. El propio Lope ya lo hacía o Shakespeare cuando recuperó a clásicos como Ovidio. Repetimos patrones. Es que en realidad se sigue hablando del presente porque seguimos cometiendo los mismos errores. La historia no ha cambiado. Siguen existiendo hoy en día Don Félix, Don Pedro, Doña Ana, Inés, Hernando...

P.: ¿Cómo llega formar parte de la Joven Compañía?

P.B.: Salió la convocatoria para la actual promoción y sentía que tenía que presentarme sí o sí, ya que en la RESAD, donde me licencié, es un referente. Veíamos montajes de la Compañía Nacional y siempre deseábamos trabajar con ellos algún día. El proceso es una primera criba con el curriculum. De ahí se eligen a los que harán las audiciones, con cuatro romances y nos decantábamos por dos para interpretarlos. Del resultado de las audiciones se decidía el grupo para hacer el  curso de selección y formación que duró más o menos tres semanas. Finalizando el curso, por último, escogieron a los miembros de esta promoción, la cual una parte ha integrado el reparto de La villana de Getafe y otra se encarga del proyecto Préstame tus palabras, donde se llevan textos clásicos a centros educativos, una labor muy acertada y necesaria. Ahora estrenarán Pedro de Urdemalas

P.: En La villana de Getafe usted interpreta a Don Pedro, uno de los dos galanes de la obra, que se ha modernizado ¿esta modernización es posible porque la obra habla de temas no muy alejados de lo que ocurre actualmente?

P.B.: Sí, porque se habla del ser humano y creo que hemos cambiado poco. Podemos tener tecnología pero pensamos cosas parecidas a lo que se pensaba hace siglos y pasan las mismas cosas por los mismos motivos. Eso hace que autores tan grandes como Lope, Calderón o Shakespeare tengan esa enorme capacidad de retratar el alma humana. La obra se ha enfocado desde la existencia, aun hoy en día, de las clases sociales. Mi personaje negocia el matrimonio con el personaje de Doña Ana, por lo que muestra amor pero hacia el dinero. Piensa en los beneficios económicos que le reportaría, además  tener a una mujer impresionante a su lado. El que sí está enamorado es Hernando, que interpreta maravillosamente Carlos Serrano.

P.: ¿Roberto Cerdá le dio alguna pauta para interpreta a su personaje de una determinada forma?

P.B.: Claro. Nosotros sí hemos hablado y analizado mucho la manera en que vemos a los personajes. Hemos trabajado desde la verdad, algo que es fundamental. Roberto nos dio libertad para hacer nuestras propias propuestas, validándolas y afinándolas. Como la escena en la que Don Pedro, con sus dos criados, Frabricio y Leonelo a los que a mí me gusta llamarles mis compadres, nos vamos en coche a Sevilla, produciéndose en un momento de la escena un volantazo, que origina una acción en cámara lenta que lleva a un puntop muy cómico.

Con Almagro San Miguel y Alejandro Pau en La villana de Getafe  
 P.: En el apartado técnico de La villana de Getafe están Ana Garay en la escenografía y el vestuario y Pedro Yagüe en la iluminación ¿Qué destacaría del trabajo de ambos en el conjunto del proceso creativo?

P.B.: Ana es maravillosa como profesional y como persona. Desde el principio tuvo cariño, amor y respeto con el grupo de actores y nos ha cuidado mucho, favoreciendo siempre que estuviésemos cómodos con el vestuario y el peinado que llevamos en la obra. Por su parte Pedro ha hecho unas luces geniales, creando con ellas casi magia, definía el tono de las escenas, era alucinante, porque hace auténticas maravillas con la luz. Tengo que hablar también de Mariano Marín, gran profesional y persona con el que ya tuve la oportunidad de trabajar en anteriores montajes. Ha creado una música tan acertada para esta  función que cada vez que se escucha su composición se ponen los vellos de punta.


P.: ¿Considera que los actores deben de probar por lo menos una vez hacer teatro en verso?

P.B.: Sí. Es la cuna de nuestro teatro, nuestro legado. Creo que para ser actor hay que sentir la necesidad de pronunciar las palabras de nuestros clásicos Tenemos que amar a nuestros poetas y que salga el alma de cada uno de ellos por la boca de cada actor. Un actor tiene que hacer los clásicos.


P.: Actores veteranos de la Compañía me hablaron del amor a la palabra...

P.B.: Hay que respetar y amar a las palabras porque son el medio con el que el actor tiene que comunicar. El actor debe saber en todo momento lo que dice y cómo decirlo.


P.: Además el verso puede imponer en un primer momento pero si se acostumbra uno puede llegar a querer seguir haciendo obras en verso...

P.B.: La clave es hacer fácil lo complejo. Nuestro verso tiene una serie elementos que conforman un código que hay que respetar sin que se pierda  su esencia principal, el sentido. El actor tiene que hacer lo posible para que el verso se comunique de manera fácil y asequible para el espectador. Con el verso debemos impregnarnos, extrañarnos, crear, jugar, recibir, pensar, construir, tejer, enlazar, imaginar, convencer, comunicar, sentimiento de facilidad y más facilidad. Vicente Fuentes, el gran maestro, te inculca el amor a la palabra y comunicarlas al público. A mí siempre me ha gustado el verso y quiero seguir trabajándolo.

P.: Antes de La villana de Getafe, usted tuvo un importante éxito con Haz click aquí, de José Padilla en el Centro Dramático Nacional. En esa obra trataba un tema de gran actualidad pero bastante espinoso...

P.B.: En esa obra tuve uno de los mejores procesos de trabajo, gracias a la labor de José Padilla y de Juan Guinot, su ayudante de dirección, y compañeros de trabajo como Nerea Moreno, Gustavo Galindo, Ana Vayón e Inma Cuevas, en un personaje que antes hacía Mamen Camacho. Hubo un ambiente muy bueno idóneo para trabajar y formamos una familia. A mi personaje, Javi, le tengo mucho cariño por todo lo que supuso como experiencia personal, empatizando bastante con el desarrollo de su situación. Se tratan temas como la repercusión del fenómeno de las redes sociales. En nuestros bolsillos tenemos una herramienta que tiene el poder de transmitir información en el momento y a una cantidad de personas que ni imaginamos. ¿Somos responsables de la información que compartimos en la red? 

El morbo por la noticia y el cómo las redes pueden arruinar la vida de unos adolescentes, sean culpables o no de la acción es la temática de este espectáculo que se repuso en el CDN en la temporada 2014/15.

En Haz click aquí de José Padilla
 P.: ¿Qué destacaría de la época en la que se formó como actor?

P.B.:  Mi escuela de formación fue Escénica alrededor del año 2007. Tuve maestros como José Carlos Plaza, Will Keen, José Pedro Carrión, Eduardo Fuentes, Miguel Narros o Carlos Hipólito. Fue un privilegio formarme con ellos. Desde ahí viene mi amor por la palabra, trabajando el verso con Alicia Hermida. Aunque yo empiezo a hacer teatro con quince años en Viento Sur con Maite Lozano y Jorge Cuadrelli, a los que admiro y quiero mucho. Desde el principio te enseñan valores humanos. Con ellos hice Bodas de sangre, dirigido por Antonio Reina, otro gran y querido maestro para mí, donde interpreté al personaje de Leonardo.

P.: Ya que ha mencionado esta obra le pregunto ¿Qué tiene para usted Federico García Lorca y su teatro?

P.B.: Tiene un lenguaje personal, una familiaridad con el ser humano, con nuestras costumbres, con nuestro país. Tiene un lenguaje bello y poético pero habla de gente cercana, de nuestra madre, de la vecina de al lado, de Andalucía aunque sea tan universal y crea historias a partir de lo que ve y de lo que siente. Su material es lo que él vive en ese momento. Ese punto de realidad con la poesía y la fantasía es una auténtica gozada. Cuando hice Bodas de sangre Antonio Reina recuerdo que nos dijo que había que "oler el miedo, por el conflicto y los bandos que se forman". Con esa obra fuimos a Cuba de la que me enamoré y volví para dirigir El sueño de una noche de verano con la compañía de teatro infantil La yagruma en las montañas del Escambray. Allí viví cosas muy intensas y bonitas. La capacidad de gestión, la paciencia, el reinventarse constantemente, resolver al momento, compartir, amar, soñar…Fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida.

P.: Tras Escénica usted ingresa en la RESAD...

P.B.: Sí. Aunque me formé en Escénica, me licencié en interpretación textual en la RESAD. Hice las pruebas de acceso y fui seleccionado. El bagaje que tenía me ayudó a conseguirlo. Allí aprendí lo que hay que hacer y también lo que no hay que hacer. El actor tiene que errar, porque de los errores surge el proceso creativo. Creo que si un actor no se equivoca es que no ha aprendido nada.

P.: Volviendo a La villana de Getafe tiene unos compañeros maravillosos porque Carlos Serrano y Loreto Mauleón en El secreto de Puente Viejo era para quitarse el sombrero...

P.B.: Claro. Se ha creado un elenco estupendo. Mis compañeros son generosos, con talento y buenas personas, que al final para trabajar es de las cosas que más prima. Si llenamos las series de este país con un material de calidad tendremos muy buen resultado. Y está comprobado, las series que cogen a actores que vienen del teatro a la vista está que vemos, a veces, unas interpretaciones brutales. En este caso, Carlos estudió en la RESAD. Era de la promoción anterior a la mía. De mi promoción son Paula Iwasaki y Ariana Martínez y en la siguiente estaba Alejandro Pau. Y los demás compañeros estudiaron en distintas ESADES y escuelas privadas. Son profesionales que tienen el oficio y la técnica. Sobre el elenco de La villana de Getafe hay que decir que ha estado muy unido desde el principio. Somos actores jóvenes pero con experiencia y formación previa. 


P.: Para finalizar le voy a hacer un mini test cultural ¿Qué personaje le gustaría interpretar a lo largo de su carrera?

P.B.: Hamlet. Hacer ese personaje, además de enriquecerte, supone viajar por unas zonas que es una gozada para un actor, con unas emociones y situaciones en las que hay que meterse de lleno.

P.: ¿Qué obra de teatro ha visto que le haya marcado por algún motivo?

P.B.: Pues en el Noël Coward Theatre de Londres vi Shakespeare in love dirigido por Declan Donnellan e interpretado por Tom Bateman. Eso fue muy emocionante. Acabé llorando. El elenco de actores creó unas situaciones y unas atmósferas espectaculares. No lo olvidaré en la vida. Fue un auténtico espectáculo.

P.: ¿Cuál es su película favorita? 

P.B.: Pues hay muchas. Pero de niño Hook de Steven Spielberg me marcó. Me aprendía los diálogos y hacía escenas. Aún la sigo viendo. Robin Williams estaba genial.

Fotograma de Hook (Steven Spielberg, 1991)
P.: ¿Y su libro preferido?

P.B.: Me gusta leer teatro y libros de métodos de teatro. El actor y la diana de Donnellan me parece un libro fundamental para un actor. También todos libros de Peter Brook, como La calidad de la misericordia. Deja de actuar, aprende a vivir de Bernard Hiller me parece también necesario para un actor porque te habla de temas como qué hay que hacer al acabar la Escuela de Arte Dramático. Hace poco me leí Eres lo que comes de Gillian McKeith. Ha sido un antes y un después. Habla de cómo la comida influye en nosotros.