Desde que tengo uso de razón, los libros han formado parte de mi vida. Siempre cuando acabo con uno tengo otro para empezarlo. Debido a los años que llevo inmerso en la afición a la lectura, voy a mencionar a tres autores que me han producido una serie de reacciones muy distintas, como indica el título de este post, que, lo admito, parece el título de un capítulo de La que se avecina. Para seguir el orden del título, comenzaré con la decepción. Este sentimiento me lo ha producido el reputado escritor John LeCarré.
El escritor británico John Le Carré (1931) |
Me acerqué a él por vez primera con El jardinero fiel (2001). Ya que se había hecho una notable película en 2005, que le proporcionó un Oscar a la Mejor Actriz Secundaria a Rachel Weisz, me decidí a leer el libro antes de ver la película dirigida por Fernando Merielles y protagonizada por Ralph Fiennes. La historia no deja de ser un interesante alegato en contra de la industria farmacéutica y cómo ésta actúa en los países africanos. Me leí la novela pero no me entusiasmó.
Pasado un tiempo decidí leerme la novela con la que Le Carré saltó a la fama: El espía que surgió del frío (1963) una historia de espionaje durante la Guerra Fría. Este tipo de novelas me llamaron la atención gracias al escritor Frederick Forsyth y sus obras maestras Chacal (1971), Odessa (1972) o El cuarto protocolo (1984).
Sin embargo, la mencionada novela de Le Carré produjo una reacción en mí inusual como lector, dejar de leer un libro de menos de 300 páginas a 60 del final. El estilo narrativo me pareció soporífero y decidí, a pesar de la fama, que el señor Le Carré no va conmigo, con todos mis respetos ya que su prestigio está constatado, entre otras cosas por el interés del cine en adaptar sus novelas, desde la mencionada por mí en 1965, protagonizada por Richard Burton, hasta El sastre de Panamá (John Boorman, 2001), con Pierce Brosnan, o El Topo (Tomas Alfredson, 2011) uno de los estrenos más esperados, con un reparto encabezado por Colin Firth y Gary Oldman.
Pasado un tiempo decidí leerme la novela con la que Le Carré saltó a la fama: El espía que surgió del frío (1963) una historia de espionaje durante la Guerra Fría. Este tipo de novelas me llamaron la atención gracias al escritor Frederick Forsyth y sus obras maestras Chacal (1971), Odessa (1972) o El cuarto protocolo (1984).
Sin embargo, la mencionada novela de Le Carré produjo una reacción en mí inusual como lector, dejar de leer un libro de menos de 300 páginas a 60 del final. El estilo narrativo me pareció soporífero y decidí, a pesar de la fama, que el señor Le Carré no va conmigo, con todos mis respetos ya que su prestigio está constatado, entre otras cosas por el interés del cine en adaptar sus novelas, desde la mencionada por mí en 1965, protagonizada por Richard Burton, hasta El sastre de Panamá (John Boorman, 2001), con Pierce Brosnan, o El Topo (Tomas Alfredson, 2011) uno de los estrenos más esperados, con un reparto encabezado por Colin Firth y Gary Oldman.
El descubrimiento del título no es otro que el escritor checo Milan Kundera, cuya novela La insoportabale levedad del ser (1984) me pasaron como una lectura recomendada. Llevaba tiempo leyendo novela negra, así que cogí el libro sin saber qué me iba a encontrar y lo que leí fue una absorbente historia de amor, pasión y muerte pero que encierra muchos elementos que me atraparon totalmente. A través de las historias de dos hombres y dos mujeres se incluyen varias reflexiones filosóficas explicadas de manera sencilla, incluyendo una buenísima definición del amor, desde una perspectiva masculina, que me hizo reflexionar bastante, así como otras ideas que se exponen de una manera que capta la atención del lector.
Es una novela que tiene la virtud de plantear situaciones de manera ambigua, dejando que el lector saque sus propias conclusiones e interpretaciones. La novela también tiene la capacidad de incluir un contexto histórico, la invasión rusa de Praga en 1968, que condiciona a algunos de los personajes y hace que las situaciones planteadas, sobre todo en el último capítulo, se dejen abiertas a multitud de interpretaciones, ya que no se concluyen las historias de una manera definitiva, aparte de plantear de una manera muy emotiva la situación de un perro, que adquiere un protagonismo inusual en la literatura.
La popularidad de esta novela "especial" también atrajo la atención del séptimo arte, con una adaptación en 1988 a cargo del director Philip Kaufman e interpretada por Daniel Day Lewis, Juliette Binoche y Lena Olin.
Finalmente, el estancamiento se refiere a un autor que hace pocos años pegó el bombazo literario: el estadounidense Dan Brown. La novela en cuestión era El código Da Vinci, publicada en 2003. Su estilo, que combinaba acción, suspense y religión, además de un ritmo frenético, engancharon a lectores de todo el mundo, un servidor incluido.
El éxito de esta novela también atrajo la atención del cine, siendo adaptada en 2006 por el reputado director Ron Howard con Tom Hanks en la piel del profesor Robert Langdon, junto a Audrey Tatou, Paul Bettany e Ian McKellen. El éxito tuvo otro efecto, en este caso editorial, ya que se editaron las anteriores novelas de Dan Brown: Angeles y demonios, primera aventura de Langdon, previa a El código Da Vinci, La Conspiración y La fortaleza digital.
Angeles y demonios también fue llevada al cine, en 2009, por Ron Howard en la dirección y Tom Hanks repitiendo como Langdon. El libro mantiene la misma estructura y los mismos ingredientes que El código Da Vinci, pero tuvo una buenísima acogida entre los lectores. El problema llegó con la aparición de la última novela de Brown: El símbolo perdido (2009), tercera aventura de Langdon, esta vez situada en Washington.
La fórmula de acción trepidante, que ocurre en unas horas, e historia volvió a repetirse pero con un hartazgo, porque repetir una fórmula, que tuvo éxito en su momento no quiere decir que funcione siempre, por lo que Dan Brown debería plantearse un cambio de estilo literario para no perder lectores, ya que hay que saber reinventarse para que la gente no se canse. Repito, son sólo opiniones basadas en mis recientes experiencias como lector y aquí estoy para que expreséis la vuestra.
Milan Kundera (Brno, 1929) |
La popularidad de esta novela "especial" también atrajo la atención del séptimo arte, con una adaptación en 1988 a cargo del director Philip Kaufman e interpretada por Daniel Day Lewis, Juliette Binoche y Lena Olin.
Finalmente, el estancamiento se refiere a un autor que hace pocos años pegó el bombazo literario: el estadounidense Dan Brown. La novela en cuestión era El código Da Vinci, publicada en 2003. Su estilo, que combinaba acción, suspense y religión, además de un ritmo frenético, engancharon a lectores de todo el mundo, un servidor incluido.
El éxito de esta novela también atrajo la atención del cine, siendo adaptada en 2006 por el reputado director Ron Howard con Tom Hanks en la piel del profesor Robert Langdon, junto a Audrey Tatou, Paul Bettany e Ian McKellen. El éxito tuvo otro efecto, en este caso editorial, ya que se editaron las anteriores novelas de Dan Brown: Angeles y demonios, primera aventura de Langdon, previa a El código Da Vinci, La Conspiración y La fortaleza digital.
Angeles y demonios también fue llevada al cine, en 2009, por Ron Howard en la dirección y Tom Hanks repitiendo como Langdon. El libro mantiene la misma estructura y los mismos ingredientes que El código Da Vinci, pero tuvo una buenísima acogida entre los lectores. El problema llegó con la aparición de la última novela de Brown: El símbolo perdido (2009), tercera aventura de Langdon, esta vez situada en Washington.
Dan Brown (1964) y su última novela |
Haciendo un juego de palabras con los títulos y los autores que mencionas, se podría decir que Kundera es al mismo tiempo "Ángel y demonio" de la narrativa moderna porque convierte en fácil lo complicado; Brown totalmente 'carré' (cuadriculado o cuadrado en francés) en sus "novelas" si se las puede llamar así; y Le Carré con el tiempo se volvió insoportablemente leve.
ResponderEliminarSi se me permite, te recomiendo un autor que no sé si has leído: Haruki Murakami, y una novela en concreto: En el fin del mundo y un despiadado País de las Maravillas (1985), de lo mejor que he leído últimamente.
Tengo ganas de leer algo de Haruki Murakami, para descubrir algo nuevo. Dan Brown me encantó, he leido todos sus libros.
ResponderEliminarCon respecto a El Simbolo..., creo que es una buena novela, incluso superior en calidad a las otras, sin embargo los lectores de Brown no siempre se fijan en eso, son más asiduos a leer algo que estalle en un boom mediático: El código..., por ejemplo.
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