sábado, 14 de diciembre de 2013

Diana Palazón: "Miguel Narros decía unas magníficas frases que te ponían en el punto exacto"

Diana Palazón es uno de los valores que puso en el escaparate esa cantera inagotable que fue la serie juvenil Al salir de clase. Desde entonces no ha parado de trabajar y actualmente triunfa en las tablas con el papel protagonista de La dama duende de Calderón de la Barca, uĺtima obra puesta en pie por el añorado maestro de la escena Miguel Narros. La actriz da vida a Doña Ángela, una viuda encerrada por sus hermanos pero que descubre un truco para ir a la habitación del caballero que se hospeda en su casa y del que se enamora. Acompañada por actores como Chema León, Iván Hermes, Juan Ribó, Eva Marciel o Roser Pujol se encuentra hasta mañana en Sevilla representando esta obra en el Teatro Lope de Vega

Diana Palazón, con una sonrisa siempre en los labios, habló con El Rinconcillo de Reche de esta obra, su experiencia con Miguel Narros y de otras obras teatrales en las que ha participado.
Con Diana Palazón tras la entrevista. Alejandro Reche
 Pregunta: ¿Cómo llega a participar en el proyecto de La dama duende?

Diana Palazón: A La dama duende llego porque Luis Luque, ayudante de dirección de Miguel Narros, ya me conoce porque hemos trabajado juntos en varios montajes y me propone como opción. Celestino Aranda, el productor, también me conoce y al planteárselo Luis, piensa que puedo ser una buena propuesta. Miguel Narros no me había visto en ningún trabajo pero se fía y me envían el libreto directamente. Cuando Luis Luque me llamó y me preguntó si quería trabajar con Miguel Narros yo le dije que por supuesto. Además era La dama duende, un clásico, que me apetecía mucho volver a trabajarlo porque, aunque el clásico no lo había tocado mucho, me encanta.

Narros me citó en su casa y yo ya había trabajado el texto durante dos meses. Lo primero que hicimos fue una especie de entrevista para conocerme un poco y a continuación me propuso que leyésemos algo del texto. Conectamos muy bien y trabajamos muy a gusto, nos divertimos mucho y para Narros lo importante era divertirse con el actor. Fue muy fácil el trabajo por su manera lúdica de abordar el trabajo e hizo que conectásemos muy bien. Así entré en La dama duende con la Compañía Faraute que llevaban juntos un año con Yerma y la nueva era yo pero me acogieron todos como si fuera de la familia.

P: Una vez que se pone a trabajar el personaje ¿recuerda alguna frase que Narros le dijera que se le quedase marcada en la memoria?

D.P.: Narros tenía frases impresionantes continuamente. Cuando estábamos trabajando en escena me daba pena no tener una libreta y un lápiz pegados a mi porque no podía salir de escena para escribir pero te decía unas frases magníficas que te ponían en el punto exacto. Recuerdo que en las primeras escenas en las que sale mi personaje, que tiene un especie de ataque de histeria, él te daba las claves totalmente, porque no era un ataque de llanto sin más sino que ya le ha dado otras veces. Siempre hablaba de la valentía de mi personaje y de sus ganas de divertirse, porque estaba encerrada tantas horas que cualquier cosita que le pasaba ella lo dimensionaba más. El aspecto lúdico que ella tiene con las cartas, de esconderse, de jugar a ser la dama duende hace que sea un personaje con un punto travieso.
Como Doña Ángela en La dama duende. Luis Malibrán

P: A pesar del tiempo transcurrido desde su estreno ¿considera que esta obra tiene mucha vigencia actualmente?   

D.P.: Totalmente. Cuando la empiezas a trabajar es cuando te das cuenta de la dimensión que tiene. Uno de los temas que trata es si el ser humano está guiado por el destino o si existe el libre albedrío. Como hoy, en el siglo XXI, no lo sabemos aún, esas preguntas siguen preocupando al ser humano, las preguntas existenciales.

P: Una de las características del montaje es la manera en que está tratado el verso...

D.P.: Está muy trabajado. La verdad es que Pedro Víllora ha hecho una versión muy buena porque ha actualizado muchas cosas sin perder la esencia. Respeta el siglo XVII pero la versión acerca, ya que hay ciertos gags que en aquel siglo funcionaban pero ahora no se entienden bien y eso aleja al público. Lo cambiaba por otro, además, de reducir el texto porque no se puede hacer una función tan larga. Narros también hablaba de respetar el verso, pero, de alguna manera, romper esa manera encorsetada, de poder hacerlo más fluido para llegar al público.

P: ¿Considera que hacer teatro en verso enriquece al actor?

D.P.: Por supuesto, hacer teatro en verso es un reto y después es un regalo, porque es como una partitura, como hacer música, es un punto más allá. Te enriquece totalmente. Yo recomiendo a todo el mundo que haga teatro en verso.

P: ¿Qué me puede decir de su futuro laboral?

D.P.: Pues tenemos aún por delante un año de gira con La dama duende, lo cual es una suerte tal y como están las cosas actualmente. Tenemos aún muchos sitios a los que ir. Y luego continuar con Los miércoles no existen en el Teatro Lara viernes, sábados y domingos a partir de enero, donde hay un doble elenco interpretando un mismo texto por lo que para el espectador son dos experiencias diferentes. Lo que cambia es que nuestro elenco tiene una mujer música y el otro un hombre músico, por lo que hace variar mucho las dos funciones. A veces los dos han tocado en la misma función de uno de los elencos y eso es otra fiesta diferente. Siempre se incorporan cosas y, como se acerca la Navidad, le añadiremos algo navideño a las funciones. 

P: Echando la vista atrás  ¿qué supone para usted la obra Krampack?

D.P.: La obra la combiné con Al salir de clase, por lo que era seguir trabajando con mis dos amigos del alma, Félíx Gómez y Nacho López. Fue un momento muy bonito para nosotros. Además Jordi Sánchez, el autor, estuvo muy acertado al tratar el tema (la homosexualidad), que no se había tocado mucho, ya en Al salir de clase comenzó a tratarse más, y a partir de entonces ya salían personajes homosexuales porque forman parte de la vida pero en ese momento la obra significó mucho para nosotros, porque te das cuenta de la profundidad que tiene al tratar el tema de la identidad sexual, saber quién es uno. Cuando alguien no se acepta a sí mismo, tiene un conflicto interior, sufre y eso también afecta a la gente que lo rodea.

P: Una obra de teatro que usted protagonizó fue La sospecha, que se adaptó luego al cine con el título de La Duda, protagonizada por Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman ¿Fue una función especial?

D.P.: La verdad es que sí. La dirigió Natalia Menéndez con quien he hecho otras obras y haría muchas más porque la adoro. Como directora es magnífica y como persona increíble. Nos hicimos amigas a raíz de esta obra y es un lujo tenerla cerca. Lo bonito de esa función, uno de los mejores textos que he trabajado, era que le creaba la duda al público. No se le daba nada por hecho. En ningún momento se desvela qué piensa cada personaje, sólo se ve la máscara, cuando hay muchas más cosas por debajo. Además el público se ponía a juzgar también y juzgaban el hecho de que ellos estuviesen juzgando sin conocer los hechos. Se hacían elecciones sobre si se creía si los hechos habían ocurrido o no, y entre los actores tampoco comentábamos qué elección habíamos hecho.
Como la monja protagonista de La Sospecha
P: ¿Qué piensa de la película y de la actriz que hacía su personaje, Amy Adams?

D.P.: Me pareció magnífica. El texto es el mismo y la disfruté mucho porque no había visto la función desde fuera porque estaba dentro. Todos los actores estaban geniales y Amy Adams está fantástica. Mi personaje duda todo el rato porque el cura (que supuestamente ha cometido abusos sexuales) le parece a un ser maravilloso y la madre superiora lo pone en entredicho. Mi personaje entra en tal colapso que decide marcharse a ver a su hermano y vuelve cuando ya el cura se ha marchado y ha ocurrido ya todo. Es de las mejores piezas que he hecho junto con El invierno bajo la mesa también dirigida por Natalia Menéndez.

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