viernes, 28 de febrero de 2014

Desgarradora historia de una venganza

                           CRÍTICA TEATRAL: HÉCUBA

Una de las grandes satisfacciones en esta vida es que unas expectativas que se tienen sobre algo se cumplan. En el caso de Hécuba se logra con creces. Desde que tuve noticia del proyecto, las personas implicadas en él y su éxito en el uĺtimo Festival de Mérida, tenía la intuición de que, cuando la viese, no me iba a decepcionar en absoluto.

En la segunda obra que vemos en Sevilla esta temporada dirigida por José Carlos Plaza tras El Diccionario, éste demuestra una vez más por qué es un director de escena de referencia. Es un auténtico maestro. De hecho, la primera función que vi dirigida por él tenía puntos en común con Hécuba: Se trataba de Fedra, con versión de Juan Mayorga, una sublime Ana Belén y un sólido Fran Perea, junto a Alicia Hermida y Chema Muñoz. Esa función me cautivó como lo ha hecho Hécuba, pero vayamos por partes.
Concha Velasco, una perfecta y asombrosa Hécuba
Tras recurrir a Vicente Molina Foix para poner en pie Electra, que pudo verse hace dos años en el Festival de Mérida, de nuevo con Ana Belén y Fran Perea, Plaza vuelve a trabajar con Juan Mayorga para contar la trágica historia que concibió Euripides de Hécuba, la reina rebajada a esclava tras la Guerra de Troya. Su particular venganza al serle denegada la justicia que pide por una traición es de las más brutales que se pueden perpetrar. La historia es llevada con gran pulso por Plaza que no baja la intensidad en ningún momento. La versión de Mayorga es de una pulcritud y limpieza que hace que la historia fluya como un río sin piedras. 

El elenco de actores se entrega al texto y a la dirección de Plaza absolutamente. Concha Velasco compone una inolvidable Hécuba, mostrando toda su desdicha y sufrimiento tanto por la situación en la que se encuentra como por la muerte de sus hijos Polidoro y Políxena, en el momento que nos muestra la obra. La actriz despliega todo su potencial dramático en unos parlamentos asombrosos dichos con claridad y sobrecogimiento y la escena final de su personaje y de la obra queda grabada en la retina del espectador. Con Hécuba, Concha Velasco demuestra una vez más la gran actriz que es y que la pasión por su profesión es infinita. Otro personaje para el recuerdo como Filomena Marturano o Madame Rosa, y eso sólo por hablar de los que le he visto sobre las tablas.
Apoteósico momento de la obra
Al torrente interpretativo de Concha Velasco hay que sumar los extraordinarios momentos que el resto del elenco demuestra sobre el escenario: José Pedro Carrión, quien está versado en las tragedias griegas, ya que ha protagonizado La Orestíada, también dirigido por Plaza, y Las Troyanas, compone un Ulises al que presta su portentosa voz y unos matices en actitud y gestos que enriquecen al personaje y sorprenden a más de uno, sobre todo al que conozca más al personaje por La Odisea que por lo que hizo en Troya, por lo que sirve para ilustrar a los espectadores.

Precisamente el requerimiento de Ulises hace que llegue  uno de los primeros momentos impactantes de la obra a cargo de María Isasi, en el papel de Políxena. Su dramatismo combinado con la aparente aceptación de su destino produce un momento que encoge el alma: el abrazo final a su madre antes de ir al sacrificio. María Isasi le da al personaje una gran intensidad y regala unos momentos difíciles de olvidar.
José Pedro Carrión, María Isasi y Concha Velasco. David Ruano
Por su parte Juan Gea demuestra su porte regio para interpretar a Agamenón con la majestad que requiere el personaje. Su aire altivo está muy bien mostrado para dejar clara la posición de superioridad en la que se encuentra en un juego para el espectador curioso: No sabe el trágico destino que le espera, aunque se lo profeticen.

Alberto Iglesias como el traidor Poliméstor demuestra una fuerza brutal en el escenario sobre todo cuando Hécuba consuma sobre él su venganza. Luis Rallo tiene una intervención clave como el espectro de Polidoro, un claro antecedente de Hamlet y la imagen de su cadáver junto al de su hermana contemplado por su madre parte el corazón.
Hécuba tras consumar su venganza sobre Poliméstor
Por otro lado las esclavas que sirven de coro muestran una fuerza en el escenario que complementa correctamente el conjunto de la obra sobre todo con esa Pilar Bayona enloquecida y exhausta por lo que vivió en la guerra o Denise Perdikidis, con un físico impactante y que va como anillo al dedo al personaje o Marta de la Aldea, con una portentosa voz.

La función se redondea con una poderosa escenografía del propio José Carlos Plaza, mostrando el paisaje desolador en la orilla de una playa donde llegó el fragor bélico y arrastra cadáveres. La ambientación se completa con el acertado sonido ambiental y las musicas de Mariano Díaz y los actores están perfectamente imbuidos en sus personajes gracias al impecable vestuario de Pedro Moreno y la caracterización con matices espectrales de Juan Pedro Hernández.

La función hizo que el grito de la perra en la que Hécuba se transforma se fundiera con los entusiastas aplausos del público que abarrotó el Teatro Lope de Vega de Sevilla, donde permanecerá hasta el domingo. VIVA EL TEATRO, LA CULTURA Y LA CANTIDAD DE GRANDES PROFESIONALES QUE HACEN POSIBLE PONER EN PIE UNA OBRA COMO HÉCUBA.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Concha Velasco llega a Sevilla para transformarse en la vengativa Hécuba

La pasada edición del Festival de Mérida fue el marco en el que estrenó uno de los montajes estrella de la temporada teatral: Hécuba de Eurípides. Este ambicioso proyecto consiguió un récord de espectadores en el mencionado festival emeritense y, tras su estancia en el Teatro Español, continúa su exitosa gira, la cual recala en el Teatro Lope de Vega de Sevilla desde mañana hasta el domingo.
Concha Velasco, radiante en la presentación de Hécuba. Alejandro Reche

La obra, dirigida por José Carlos Plaza, está encabezada por Concha Velasco quien presentó junto a Juan Gea la obra a los medios sevillanos.

El montaje se basa en la adaptación que el aclamado dramaturgo Juan Mayorga ha hecho de la obra de Eurípides sobre un personaje que Concha Velasco calificó como "la gran heroína de la Historia quien, al no recibir justicia, se la toma por su mano. Es algo que no debe hacerse pero ella ante la desesperación de la incomprensión de los políticos decide actuar de esa manera y decidió enterrarse con sus hijos en Troya". Velasco consideró esta obra de Eurípides "quizá la madre de todas las tragedias". Todo esto viene acentuado por el regio origen del personaje, quien, tras la Guerra de Troya lo pierde todo.

La obra es el germen nada menos de Hamlet de William Shakespeare, ya que a Hécuba, en un paraje desolador, se le aparece el fantasma de su hijo muerto, elemento que el dramaturgo inglés lo transformó en el padre del protagonista en la famosa tragedia ambientada en Dinamarca.

Sobre el texto de Mayorga, Concha Velasco destacó que "ha reducido una obra que podía durar cuatro o cinco horas, manteniendo la esencia de los cuatro actos de los que consta". Otro hecho destacable sería que ninguna actriz española había interpretado Hécuba: "Sí se había representado Las Troyanas"(continúa Velasco) "que Eurípides escribe quince años después. Ahí aparece también Hécuba pero de una manera más liviana".

Juan Gea interpreta al guerrero Agamenón, quien se ha llevado a Casandra, otra hija de Hécuba y al que pide justicia.
Juan Gea, Agamenón en la función. Alejandro Reche Selas

El reparto se completa con José Pedro Carrión, en el papel de Ulises, Alberto Iglesias, quien interpreta a Poliméstor y al que Hécuba terminará arrancando los ojos. Luis Rallo interpreta al espectro de Polidoro, el hijo muerto, María Isasi da vida a Políxena, otra hija de Hécuba, Alberto Berzal a otro guerrero y luego varias actrices que forman el coro pero a su vez son personajes en la trama, en este caso esclavas: Pilar Bayona, Zaira Montes o Marta de la Aldea.

El espectacular reparto se complementa con la música compuesta por Mariano Díaz con tambores de guerra y el ruido del mar y canciones que el coro podría recitar. El vestuario está a cargo de Pedro Moreno y la caracterización de Juan Pedro Hernández, la cual alabaron ambos actores y Concha Velasco señaló que "Juan Pedro está con nosotros siempre. Conmigo hizo Teresa de Jesús en televisión y luego obras como Carmen, Carmen, La rosa tatuada, La Truhana...Lo hace todo muy bien".

Por su parte Juan Gea señaló que el texto "no se ha pretendido actualizar, aparte de la mencionada reducción, ni tampoco a nivel de escenografía ni de vestuario. La escenografía representa las ruinas de Troya al borde de la playa y se verá un paisaje que puede enraizar con los conflictos que nos podemos encontrar ahora. Luego, el típico coro griego se ha transformado en personajes para así evitar que se produjese un distanciamiento".

Gea afirmó que el público acepta la función de muy buen grado "porque, aunque está viendo una tragedia griega, siente que está viendo cosas que están pasando hoy y se identifica".

Las funciones serán de jueves a sábado a las 20:30 y el domingo a las 19:30. El precio de las entradas oscila entre los 4 y los 21 euros y pueden adquirirse en las taquillas del teatro o en la web www.generaltickets.com

sábado, 15 de febrero de 2014

El cómico baile de las identidades

                       CRÍTICA DE ÓPERA: LA CENERENTOLA

El maestro Gioachino Rossini concibió, tras haber estrenado sus famosas óperas El barbero de Sevilla y La italiana en Argel, un divertimento sobre el célebre cuento de La Cenicienta de Charles Perrault con ciertas variaciones que se adecuaban a la época en que fue concebida. El Teatro de la Maestranza estrenó anoche la reposición de una producción napolitana del año 2003 de La Cenerentola, que destacó por el magnífico trabajo vocal del elenco en general y del masculino en particular.

Si bien todos superan con nota la prueba de la celeridad que Rossini imprime a sus obras, con pasajes a velocidad de crucero, hay un trío vocal que destaca sobre los demás: Carlos Chausson, Edgardo Rocha y Borja Quiza
Las hermanastras con el príncipe y su criado disfrazados   Guillermo Mendo
Los tres convierten sus intervenciones en cómicos momentos, donde el disfraz del criado en príncipe y viceversa junto con la "alegría" de Don Magnífico tras abusar del consumo del vino. Son estos momentos donde se denota una acertadísima dirección de escena además de vocal, que imprimen a la producción un aire teatral, más acentuado que en otras producciones.

Chausson demuestra sus grandes dotes cómicas y vocales en un personaje, Don Magnífico, con el que Rossini retrata con sorna a una aristocracia decadente y que lo único que tiene es un título.De ahí el tono jocoso de Rossini, ya que ridiculiza a cierto sector de esa sociedad, para contraponerlo al buen corazón y la humildad de Cenerentola. Esa decadencia está muy bien mostrada con la escenografía de la residencia de éste, con vistosos desconchones en paredes y columnas. Don Magnífico sería el reverso absoluto del Príncipe de Salina, todo un ejemplo de elegancia en una alta sociedad que se derrumba que concibió Giuseppe Tomasi Di Lampedusa en su obra maestra El Gatopardo y que inmortalizó Burt Lancaster en la adaptación cinematográfica dirigida por Luchino Visconti en 1963.
Un genial momento de Chausson. Guillermo Mendo

Por su parte Rocha y Quiza, como el Príncipe Ramiro y su criado Dandini respectivamente, demuestran una gran desenvoltura en el escenario, también brillantes en los pasajes cómicos donde el componente gestual está al mismo nivel que el vocal, terreno en el que todos tienen su momento de gloria sobre todo en el segundo acto.

La producción tiene a favor la buenísima dirección musical de Giacomo Sagripanti, con la ROSS haciendo sonar la música de Rossini de manera ejemplar, el cual la combina tocando el clave, instrumento y que apoya el ambiente aristocrático referido.
    
Si hay que ponerle un pero a esta producción sería a un detalle del vestuario: Mientras la vestimenta masculina (los miembros del Coro están impolutos) y la de las hermanastras es acertada (en el caso de estas últimas, la pomposidad y el maquillaje recargado sirven para contribuir a la composición de los personajes y hacer comprensibles las reacciones del Príncipe y del criado), no lo es tanto la elección del negro para el vestido de Cenerentola  para ir al baile.
Marianna Pizzolato, Cenicienta aun de criada. Guillermo Mendo
Así como el traje de sirvienta y el de boda están correctos, creo, en la humilde opinión del que estas líneas escribe, que para una escena como la del baile hubiese venido mejor otro color más alegre. Pero esto no empaña el resultado final, gracias a un gran trabajo vocal y actoral del conjunto.

jueves, 13 de febrero de 2014

Viaje alucinante al fondo del agujero

                 CRÍTICA DE ESPECTÁCULOS: THE HOLE

Picardía, diversión, grandes dosis de humor y números artísticos, arriesgados unos, sugerentes y de alto voltaje otros. La llegada de The Hole al Teatro Lope de Vega de Sevilla, donde permanecerá en cartel hasta el 23 de febrero, cumplió con creces las expectativas gracias a unos artistas que hacen de la sensualidad y la provocación un arte. Paco León, Yllana y LETSGO, sus artífices, aciertan totalmente y han creado un espectáculo para el siglo XXI, fresco, dinámico y que, una vez visto, se entiende por qué arrasa por donde pasa.

Con La Terremoto de Alcorcón como Maestra de Ceremonias el público presenció su particularísima historia de amor con el roedor Cristóbal, un amor a contracorriente que es una de las bazas de un show atrevido y desinhibido. Referencias a diversos personajes del cuore y de la política hacen las delicias de un público que se deja llevar ante lo que presencia en el escenario y en su activa participación con la bajada al patio de butacas de varios de los artistas del espectáculo.
Parte de los grandes artistas de The Hole
Muchas de esas interacciones tienen que ver con El pony loco, interpretado por Nacho Sánchez, una fuerza de la naturaleza y, (aquí hablo del personaje) con un bestial apetito sexual que puede coger a cualquiera desprevenido (el que escribe estas líneas da fe de ello).

Por otro lado, entre los cuatro mayordomos, con unas inesperadas posaderas al aire, hacen las delicias del público entonando músicas y canciones variadas: desde el Canon de Pachelbel, pasando por Video killed the radio star. Por su parte Vinila von Bismark como una gran generala está estupenda en los striptease que se marca con Nacho Sánchez o en el sensual número Why don't you do right (que inmortalizó la "animada" Jessica Rabbit en el filme de Robert Zemeckis de 1988) . De igual modo, sugerente y sensual es el número de Gynoid una especie de Mystica de los X Men que dejó alucinado al personal con su baño de pinturas fluorescente multicolor.
Otro punto fuerte son las increíbles acrobacias de las Supernenas, El Aeralista o la impresionante Marilyn aérea sobre un aro. Todo ello para un espectáculo hecho para gozarlo, con una escenografía asombrosa y que es un canto a la diversión, la libertad sexual y a las ganas de vivir la vida, que son dos días.

No explico más porque The Hole es un espectáculo para verlo y gozarlo con los cinco sentidos. Los próximos tres días Alex O'Dogherty será el Maestro de Ceremonias y La Terremoto de Alcorcón regresará el sábado. En resumen, no se lo piensen y entren en el Agujero.

lunes, 10 de febrero de 2014

Goya entre brujas y un entrañable profesor

JAVIER CÁMARA, TERELE PÁVEZ, ROBERTO ÁLAMO Y JAIME DE ARMIÑÁN ENTRE LOS PREMIADOS MÁS APLAUDIDOS


La 28ª edición de los Premios Goya recompensó a dos películas muy distintas pero con méritos suficientes para lograr los premios que obtuvieron en una gala en la que, por mucho que Manel Fuentes se esforzase, se echó de menos a Eva Hache.

En primer lugar, la emotiva historia del profesor que enseña a los alumnos inglés basándose en las canciones de los Beatles que narra Vivir es fácil con los ojos cerrados, se convirtió en la triunfadora de la noche. 
David Trueba con Cristina HueteFoto:20 minutos
El último filme de David Trueba obtuvo seis estatuillas, que hicieron subir tres veces al director al escenario: Mejor Película, que recogió con su cuñada Cristina Huete, productora del filme, Mejor Director, y Mejor Guión Original. Durante la gala pudo verse al profesor en el que se inspira la historia y el personaje que interpreta Javier Cámara, Mejor Actor Protagonista, el primero de su carrera y que le entregó una bellísima Ana Belén.
Javier Cámara, su Goya y Ana Belén
El inolvidable Paco de Siete Vidas ha tenido oportunidades de ganar el premio gracias a directores como Santiago Segura (Torrente, el brazo tonto de la ley, 1998) o Pedro Almodóvar (Hable con ella, 2002). Su versatilidad actoral ha sido finalmente recompensada. La cinta de Trueba también otorgó a la joven Natalia de Molina el Goya a la Mejor Actriz Revelación, que dio uno de los mejores discursos de la noche. Por último, Vivir es fácil con los ojos cerrados se llevó el Goya a la Mejor Música Original.

La segunda triunfadora de la noche fue Las brujas de Zugarramurdi de Álex de la Iglesia con ocho premios, de los que sobresalió el Goya a la Mejor Actriz de Reparto para la gran Terele Pávez, que recibió el premio de manos de Javier Bardem y que fue emoción pura. Un Goya merecidísimo tras diversas nominaciones por películas dirigidas, entre otros, también por De la Iglesia: La Comunidad, 2000 o Balada triste de trompeta, 2010... o la incompresible no nominación por su impecable trabajo en La Celestina (1996) de Gerardo Vera, director que la está dirigiendo de nuevo en otro exitazo, esta vez teatral, El cojo de Inishmaan, junto a Marisa Paredes e Irene Escolar, actualmente representándose en el Teatro Infanta Isabel.
Terele Pávez, muy emocionada por su Goya, con Javier Bardem
La cinta de Álex de la Iglesia recibió el Goya al Mejor Vestuario para Paco Delgado, el segundo consecutivo de su carrera tras el obtenido el año pasado por Blancanieves de Pablo Berger, y que estuvo ausente por estar rodando en Chile Los 33, con Antonio Banderas y Mario Casas, sobre el suceso real de los mineros atrapados ocurrido en el país andino. Los demás Goyas obtenidos fueron al Mejor Diseño de Producción, Montaje, Dirección Artística, Maquillaje y Peluquería, Sonido y Efectos Espaciales. Todos merecidísimos por el derroche visual que De la Iglesia imprimió a su película.

Por otro lado La Herida proporcionó a Marián Álvarez el Goya a la Mejor Actriz Protagonista, premio que ha de sumar a la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián. Con destacadas intervenciones televisivas (Motivos Personales, Hospital Central o La Ira de Daniel Calparsoro) Álvarez demostró su enorme potencial en esta arriegada película de Fernando Franco, quien obtuvo el Goya a la Mejor Dirección Novel.
Marián Álvarez con su Goya por La Herida
La gran familia española de Daniel Sánchez Arévalo, con un buen puñado de nominaciones, le proporcionó al gran Roberto Álamo el Goya al Mejor Actor de Reparto, recompensa justa para un actor que es un portento interpretativo como demostró sobre las tablas con Urtain o De Ratones y Hombres, la magnífica adaptación de la novela de John Steinbeck que dirigió Miguel del Arco. El segundo Goya para la película de Sánchez Arévalo fue a la Mejor Canción Original.
Roberto Álamo con su Goya
El apartado de interpretación hay que cerrarlo con, precisamente, el primer premio de la noche, el Goya al Mejor Actor Revelación para Javier Pereira por Stockholm de Rodrigo Sorogoyen, recompensa para un joven intérprete que demostró su potencial en televisión y con películas como Frío sol de invierno (Pablo Malo, 2004) o Heroína (Gerardo Herrero, 2005) donde tenía intensas secuencias con Adriana Ozores.
Javier Pereira, Mejor Actor Revelación
Del resto de premios, destacar el Goya a la Mejor Fotografía para Pau Esteve Birba, como ya ocurrió en el último Festival de San Sebastián, por su trabajo en Caníbal, de Manuel Martín Cuenca. 15 años y un día, de Gracia Querejeta, fue de las favoritas que se fue de vacío.

Mariano Barroso confirmó su buen momento con el Goya al Mejor Guión Adaptado, obtenido junto a Alejandro Hernández, por su película Todas las mujeres, adaptación al cine de la serie homónima que él escribió y dirigió en 2010. Barroso está además de actualidad por su éxito en el teatro con Recortes, dos monólogos interpretados por Nuria Gallardo y Alberto San Juan.

Por su parte, la nota latina la pusieron la película venezolana  Azul y no tan rosa de Miguel Ferrari, que obtuvo el Goya a la Mejor Película Iberoamericana y cuyos responsables contagiaron su alegría, y Juan José Campanella que se llevó por Futbolín el Goya a la Mejor Película Animada, lo que le confirma su buena racha tras los éxitos de El hijo de la novia y, sobre todo, El secreto de sus ojos.

Por último, Amor de Michael Haneke se impuso en la categoría de Mejor Película Europea a tres fuertes contrincantes como La vida de Adèle, La Caza y La gran belleza, esta última con todas las papeletas para llevarse el Oscar este año. 

Un momento destacado de la ceremonia: La entrega del Goya de Honor a Jaime de Armiñán, con una selección previa de imágenes de sus trabajos: El amor del capitán Brando (1974), Mi querida señorita (1972), El nido (1980) (por estas dos últimas fue candidato al Oscar), Al otro lado del túnel (1994) o la mítica serie Juncal (1989), un buen repaso para uno de nuestros cineastas de referencia que dejó además su sello en TVE con trabajos como Historias de la frivolidad (1967) un atrevido programa que burló a la censura que él escribió junto a Chicho Ibáñez Serrador y dirigió este último, o la serie Tres eran tres (1972-73) con Julieta Serrano, Emma Cohen, Lola Gaos, Charo López o la recientemente desaparecida Amparo Soler Leal.
Enrique González Macho entrega el Goya a Jaime de Armiñán
Precisamente Amparo Soler Leal fue uno de los rostros que aparecieron en el emotivo In Memoriam junto con otras personas que nos dejaron en los últimos meses como Sara Montiel, Amparo Rivelles, Julia Trujillo, Elías Querejeta, Bigas Luna, Pepe Sancho, Lolita Sevilla, Jesús Franco, Elvira Quintillá o Manolo Escobar, entre otros muchos donde se agradece que incluyeran a profesionales de todos los sectores, incluido el doblaje.
La desaparecida y añorada Amparo Rivelles
Me he dejado cosas en el tintero pero he destacado lo más sobresaliente a mi juicio y sólo me queda sumarme al grito VIVA EL CINE ESPAÑOL

sábado, 8 de febrero de 2014

Actuaciones impresionantes para una gran tragedia

                                  CRÍTICA TEATRAL: OTELO

Pasmado y sin pestañear, así asistí al recital interpretativo que presencié viendo la versión de Otelo que la Compañía Noviembre estrenó el pasado año y que se representa hasta el domingo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. Si hace dos años un servidor disfrutó como un niño con Noche de Reyes, este nuevo acercamiento al universo creativo de William Shakespeare deja enmudecido al patio de butacas por la profunda carga dramática del texto y, sobre todo, por unos actores absolutamente entregados de los que el director Eduardo Vasco extrae lo mejor de cada uno de ellos.

La trágica historia de Otelo, el moro de Venecia corroído por los celos, tiene en el binomio formado por Daniel Albaladejo y Arturo Querejeta uno de sus grandes atractivos. Albaladejo aporta su portentoso físico y su profunda voz a un personaje envenenado por las palabras y que expresa la violencia de una manera muy gráfica para exponer con toda claridad la brutalidad que contiene la obra de Shakespeare. Quien disfrutase de su impecable interpretación del Rey Alfonso V de Portugal en la serie Isabel, se quedará fascinado por su interpretación de uno de los iconos del teatro universal.
Cristina Adua (Desdémona) y Daniel Albaladejo (Otelo)
Por su parte, Arturo Querejeta, que, en Noche de Reyes, se ganó al patio de butacas por su composición del bufón Feste, compone un Yago difícil de olvidar, ya que la tela de araña que va tejiendo para conseguir sus fines es de una sutileza que los demás personajes son manipulados por él sin darse cuenta. Las palabras envenenadas son dichas con el sigilo y la astucia de una sigilosa serpiente. Querejeta demuestra una vez más su versatilidad y su seguridad en el escenario y con los textos clásicos.  No en vano formó parte del estreno mundial de La gran sultana de Cervantes en la Expo'92, todo un acontecimiento dirigido por Marsillach, y tiene una extensa carrera con numerosas obras de nuestro Siglo de Oro, algo que comparte con Albaladejo.
Albaladejo con Arturo Querejeta (el embaucador Yago)
El resto del reparto cumple con su cometido con creces, muchos de ellos ya presentes en Noche de Reyes: Fernando Sendino compone un Casio que se ve abrumado por las circunstancias mientras Héctor Carballo, en el papel de Rodrigo, muestra matices de ambición en los que Yago ve el perfecto comienzo para su particular venganza. El elenco masculino lo completan a la perfección José Ramón Iglesias y Francisco Rojas, todos ellos como Albaladejo y Querejeta, con una amplia experiencia en el teatro clásico.

Párrafo aparte les deseo dedicar a las dos actrices del elenco: Isabel Rodes, a la que recuerdo en El alcalde de Zalamea y, sobre todo, como la Dorotea de El perro del hortelano (ambas dirigidas por también por Eduardo Vasco) cumple a la perfección la labor que se le encomienda al fusionar al personaje de Blanca con el de Emilia, algo que dramáticamente funciona muy bien junto con su increíble alegato feminista. Por su parte, un servidor se quedó prendado de la interpretación de Cristina Adua como la inocente Desdémona, mostrando su fragilidad e incomprensión ante unos hechos en los que ella no ha formado parte.

El montaje está bien acompañado por la música en directo de Ángel Galán al piano, acentuando el aire trágico-dramático de la historia y por la potente luz Miguel Ángel Camacho. La acertada dirección de Eduardo Vasco hace que los diferentes cuadros de acción se vean claramente sin confundir al espectador con una escenografía de Carolina González con los elementos justos y necesarios para trasladar las acciones de un lado a otro.

Por su parte, Lorenzo Caprile demuestra de nuevo su saber hacer y viste a los actores acertadamente para incidir en la atemporalidad del marco de acción y, por ejemplo acierta de pleno con el traje blanco de Desdémona, transmitiendo su pureza exterior e interior en un montaje donde la tensión dramática se corta con un cuchillo y que es un regalo para el que, como yo, no había visto esta obra nunca sobre un escenario. FELICIDADES, NOVIEMBRE.  

viernes, 7 de febrero de 2014

Daniel Albaladejo:"'Otelo' es, probablemente ahora mismo, la obra más contemporánea de William Shakespeare"

Daniel Albaladejo sigue demostrando día tras día ser uno de los actores más completos del panorama actual. Curtido en el teatro del Siglo de Oro tanto en la Compañía Nacional de Teatro Clásico como en la Compañía Noviembre, tiene en Eduardo Vasco a un director cómplice que lo ha dirigido en muchos títulos: La fuerza lastimosa, La bella Aurora, El castigo sin venganza o La Estrella de Sevilla (todas de Lope de Vega). A ello hay que añadir su exitosa etapa en el Centro Dramático Nacional con obras como La visita de la vieja dama (de Dürrenmatt) o La Fundación (de Antonio Buero Vallejo) y también ha destacado en sus trabajos televisivos: Cámera Café, Acusados o la reciente temporada de Isabel donde encarnaba de manera magistral al Rey Alfonso V de Portugal.


A pesar de ello, no abandona el teatro, y representa, de nuevo con la Compañía Noviembre, Otelo de William Shakespeare, encarnando al celoso protagonista, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla hasta este domingo. El dramaturgo inglés es un autor que no le es para nada desconocido al actor, ya que hace dos años obtuvo un gran éxito con Noche de Reyes y anteriormente había encarnado a Laertes en Hamlet. Todas ellas con Eduardo Vasco en la dirección. Mientras, se prepara para encarnar al inquisidor de La lengua en pedazos de Juan Mayorga a partir de marzo.
Con el actor tras la entrevista. Alejandro Reche Selas
De todo esto y más habló el genial actor para El Rinconcillo de Reche, no se pierdan nada.

Pregunta: Otelo supone un cambio de registro importante con respecto a su anterior trabajo con Noviembre Compañía de Teatro, Noche de Reyes ¿Cómo recuerda el momento en que le dieron la noticia de que iba a interpretar a este personaje?

Daniel Albaladejo: Cuando te ofrecen un personaje así te produce una gran ilusión. Recuerdo que, más o menos, Eduardo Vasco me dijo: "Voy a montar Otelo y quiero contar contigo sí o sí". Te da mucha confianza que te den una oportunidad así. Como actor, me supone dar un gran salto hacia adelante y lo afronté con muchas ganas y mucha responsabilidad, ya que Otelo es el eje de la historia y sobre cómo construyas al personaje danzan los personajes de alrededor: Desdémona, Yago y el resto. Lo bueno que tiene es que te vas reciclando. Trabajar con Eduardo tanto en Noviembre como en la Compañía Nacional de Teatro Clásico supone que, aunque llevamos trabajando mucho tiempo juntos, nos vamos sorprendiendo de que siempre ofrecemos algo nuevo, sin llegar a repetirnos.

P.: Con respecto al personaje, sus acciones y las consecuencias, se me vienen a la memoria unas palabras de Cayetana Guillén Cuervo cuando presentó aquí precisamente El Malentendido, también dirigida por Eduardo Vasco. Ella decía que una cosa es comprender al personaje y otra justificarlo ¿Usted piensa lo mismo al abordar un personaje como Otelo?

D.A.: Es una buena definición. Yo lo comprendo pero no justifico lo que hace, lo que pasa es que, yo, como actor, acabo queriendo mucho a los personajes porque si no me faltaría un punto  ya que el personaje en injustificable en sus acciones pero tratas de acercarte a él de una manera que el público entienda el motivo de esas acciones, cómo alguien que ama tanto a otra persona es capaz de hacer lo que hace. Se puede "justificar" por todo el veneno que Yago le mete en el oído. Otelo, a pesar de ser un gran guerrero, el gran capitán de los ejércitos venecianos, es muy vulnerable y al primer comentario que Yago le hace sobre la posible infidelidad de Desdémona él cae. 
Con Arturo Querejeta (Yago) en Otelo de William Shakespeare
A la hora de preparar el personaje, al margen de estudiar el texto, me he documentado mucho ya que la obra habla de muchos temas: las mujeres maltratadas, la xenofobia, la manipulación. Yo destacaría de Otelo que es posiblemente ahora mismo la obra más contemporánea de William Shakespeare. Lees el periódico y el brote xenofóbico más grande desde la Segunda Guerra Mundial está sucediendo ahora, no paran de aparecer noticias de violencia de género y la sombra en el poder que manipula a su alrededor para conseguir ser lo que nunca va a ser está ocurriendo todos los días.

P.: Repite de nuevo con Eduardo Vasco tras muchos montajes juntos ¿ha percibido si él ha afrontado la dirección de Otelo de una manera diferente con respecto a montajes anteriores?

D.A.: Al trabajar tanto tiempo con alguien también observas cómo evoluciona en su trabajo de director. Eduardo es alguien que lo tiene muy claro, algo que me gusta mucho, y la libertad que le da a los actores para trabajar es la traducción de una confianza extrema en ellos. Su metodología es muy sencilla: Trabajar en casa el texto para llegar al ensayo con muchas sugerencias y, a partir de ahí, él se encarga de ordenar y guiar todo: el trabajo con cada uno de los compañeros e ir uniendo todas esas piezas. Paradójicamente ha sido muy divertido trabajar Otelo a pesar de lo dura que es la función. En este caso concreto se hizo un proceso en dos partes: Primero tres semanas donde todos investigamos mucho sobre el texto, con mucha propuestas de improvisación y, más o menos veinticinco días después, se retomó el texto tras ese reposo, y se montó el armazón del espectáculo. Fue un proceso muy interesante porque se había basado mucho en lo que se hizo antes y se habían buscado más cosas para agregarlas después. Era interesante además cómo te servía lo que estabas haciendo paralelamente a esta obra: Yo estaba interpretando al rey Alfonso V en Isabel y la humanidad de ese personaje me servía para aplicarlo al de la obra.

P.: El tema de los celos también lo planteó Calderón de la Barca en El médico de su honra. Allí el protagonista comienza a ponerse celoso sin que otro personaje le esté insinuando cosas. Se puede decir que son dos formas diferentes y válidas de abordar un mismo tema ¿no?  

D.A.: Claro, el tema de los celos es de tragedia latina. De hecho, Shakespeare traslada la acción a Italia, no a un país nórdico o Inglaterra, por el carácter latino de la temática, al igual la obra de Calderón está escrita por un latino e interpretada por actores latinos. Otelo es, además, una tragedia doméstica donde el detonante es un pañuelo y, cuando investigas un poco, te das cuenta de que son pequeños detalles los que desencadenan grandes tragedias: olvidar una llave en un sitio o perder algo, que hace que la otra persona sospeche. Todo para hablar de la condición del ser humano que será igual siempre.

P.: Otro de los habituales en el equipo es Lorenzo Caprile en el vestuario ¿Le ayuda a la hora de componer el personaje?

D.A.: Sí, además Lorenzo trabaja mucho observándote en los ensayos, cómo andas, te mueves y empieza a tener ideas y te sugiere llevar tal o cual vestimenta. Es una persona que lo que quiere es que salgas increíblemente bien a escena y su vestuario ayuda a componer el personaje. Es una labor de equipo, que además lo consulta con el equipo y se apasiona con la función.
Impecablemente vestido por Caprile en Noche de Reyes

P.: Usted tiene una impresionante trayectoria teatral donde abunda mucho teatro del Siglo de Oro que trabaja con muchas personas. Aparte de Eduardo Vasco es dirigido por Ana Zamora o Carlos Aladro ¿Se puede decir que todos tienen en común su pasión por el teatro de está esa época?

D.A.: Por supuesto. Para hacer teatro del Siglo de Oro te tiene que apasionar. Acercarse al Siglo de Oro impone mucho respeto y tampoco se domina del todo cuando se lleva a escena. Tiene sus formas, vericuetos, espacios cerrados a los que a veces es difícil acceder y entender a simple vista. Luego, con dos, tres o cuatro lecturas, lo descubres, y es lo bonito de ese teatro. Puedes estrenar una función y a las tres semanas entender finalmente una escena y ver cómo cobra brillo. Todos los  directores que has citado, cuando se ponían a ensayar, podías ver lo enloquecidos y apasionados que eran con esas obras.

P.: Precisamente por su trayectoria con obras de esa etapa de nuestra literatura ¿Es de los actores que la reivindica y constata que lo de Siglo de Oro estaba dicho con toda la razón?

D.A.: Sin duda, a nivel de producción literaria es brutal. Lope, Calderón, Tirso de Molina, Agustín de Moreto...Hay muchos más autores conocidos en comparación con Inglaterra o Francia. El nivel de creación en España era increíble. Han pasado ya unos cuantos siglos y no se ha estrenado ni la décima parte. Por ejemplo, La fuerza lastimosa de Lope de Vega con la que yo debuto en Noviembre dirigido por Eduardo. Ese texto se halló en un microfilm y es muy bonito que haya compañías que recuperen textos y los pongan en escena. Se llegó hasta a editar el texto. En España debería de seguir haciéndose esta labor, porque esto ocurre en Francia o Inglaterra y es un acontecimiento. La última obra que han descubierto de Lope de Vega es una noticia que ha pasado un poco de puntillas, al menos se ha tratado en la sección de cultura de algunos periódicos y se ha visto en algunos informativos.      
En La fuerza lastimosa de Lope de Vega
En España debería cuidarse más la cultura, que está siendo muy perjudicada por ese veintiún por ciento de IVA, que nos está ahogando. Eso está impidiendo no poder ir a sitios a trabajar y es una pena. La Marca España debería usarse para la cultura, como se usa para los clubs de fútbol. Tendría que aplicarse a las compañías, los historiadores... Incluso el espectador que va a ver teatro es Marca España, ya que decide dedicar hora y media  o dos horas de su vida a comprar una entrada, sentarse y ver una obra. Eso merece un aplauso, al igual que los que salen a representar la obra en el escenario.

P.: Dentro de su amplia trayectoria teatral ¿Hay alguna obra que supusiese un punto de inflexión en su carrera como actor?

D.A.: Sí, La Estrella de Sevilla de Lope de Vega. Cuando Eduardo me propone interpretar al rey Sancho IV aluciné porque casualmente cuando estudiaba en la Escuela de Arte Dramático de Murcia hubo un profesor que quiso montarla pero no se estrenó nunca. Posteriormente ocurre cuando formo parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que es otro punto de inflexión de mi vida. Era algo que yo soñaba y se cumplió. De hecho si hago teatro es porque voy con un amigo a Almagro y veo La verdad sospechosa que dirigió Pilar Miró con Carlos Hipólito y José Mª Pou. Cuando vi esa función dije: "Yo quiero hacer esto". De hecho esa misma noche me presenté a Carlos Hipólito y me atendió muy amablemente. Curiosamente con el paso de los años, Carlos y yo, que somos amigos, en una cena me recordó aquel día en el que me acerqué a saludarlo y felicitarle por su trabajo y aluciné de que se acordase.
Con Muriel Sánchez en La Estrella de Sevilla
Cuando me propone Eduardo hacer La Estrella de Sevilla, yo ya había hecho un protagonista en El curioso impertinente de Guillén de Castro dirigido por Natalia Menéndez y con esa obra de Lope de Vega hicimos una increíble gira por Sudamerica, yendo a Montevideo y Buenos Aires y la gente se entusiasmó. Las colas para ver la obra eran increíbles y además es una obra árida que habla del poder como habla, sin cortapisas, porque Eduardo quería la versión tal y como estaba, con momentos muy duros.

P.: Otro de los directores con los que repite es Juan Carlos Pérez de la Fuente. Una de las obras que usted hizo con él y que él recuerda con mucho cariño fue La visita de la vieja dama de Dürrenmatt, con versión de Juan Mayorga y la actriz María Jesús Valdés en el reparto,a la que él adoraba ¿Usted también lo recuerda así? 

D.A.: Tengo un gran recuerdo de mi etapa en el Centro Dramático Nacional. La visita de la vieja dama fue una experiencia espectacular. Éramos casi cuarenta actores en escena y trabajar con María Jesús fue increíble. Sigue siendo una de las grandes actrices de este país aunque ya no esté entre nosotros. Como actriz era alucinante pero ya como ser humano ni te cuento. Recuerdo que ella dijo una cosa muy bonita que una entrevista que le hizo Natalia Dicenta en un programa de teatro que ella presentaba. Hablaba del espectáculo, su vuelta a los escenarios y de repente dice: "Me tienen absolutamente anonadada dos actores, que se llaman Fernando Gil y Daniel Albaladejo, que están haciendo uno de los trabajos más increíbles que he visto sobre un escenario". Interpretábamos a sus eunucos, estábamos unidos en un mismo vestuario por el brazo, totalmente siameses, rapados al cero, con lentillas pintados de amarillo, y hablábamos a la vez pero a veces nos peleábamos entre sí. Le agradecí mucho a María Jesús esas palabras y cuando Fernando y yo salíamos a saludar al finalizar la función notábamos que el teatro subía aplaudiendo.

P.: No quiero terminar esta entrevista sin que me hable de su experiencia en Isabel, donde todos hacéis un trabajo increíble... 

D.A.: Creo que de los tres mejores castings que se han hecho para una serie, uno de ellos es el de Isabel y el director de casting, Juan León, es una persona con una gran sensibilidad. Es un apasionado del teatro y de los actores de teatro, y ahí rompo una lanza porque se tiene la creencia de que el actor de teatro en las series...El actor es actor, da igual que haga cine, teatro o televisión, no hay que diferenciar y Juan ha confiado en nosotros por la parte épica e histórica y muchos hemos trabajado en la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
La serie es de las cosas que contarás a tus nietos. Todos los directores de la serie trabajaban unidos para contar esa parte de nuestra Historia. Yo entraba en el plató de El Álamo a las siete de la mañana y estaba en mi Reino, el de Portugal, y a la espalda estaba el plató del Reino de Granada, en la otra nave estaba Castilla. La disposición de los platós parecía corresponder con la distribución geográfica de la época. Era muy bonito cuando nos encontrábamos por los pasillos porque nos cruzábamos, moros, cristianos, judíos y cuando me cruzaba por ejemplo con Rodolfo Sancho nos saludábamos llamándonos Majestad. 
El actor caracterizado como el Rey Alfonso V de Portugal en Isabel
La productora ha hecho un trabajo de bolillos para cuadrar los días de trabajo y que los que hacíamos a la vez teatro no lo interrumpiésemos. Todos íbamos a una. La serie es una ficción pero tenía rigor histórico en lo esencial para que el espectador sepa la Historia de nuestro país. Le voy a deber muchas cosas a Alfonso V.

miércoles, 5 de febrero de 2014

"La Cenerentola" o la visión de Rossini del cuento de Perrault, llega al Teatro de la Maestranza la próxima semana

La genialidad del compositor italiano Gioacchino Rossini (1792-1868) estaba ya sobradamente demostrada cuando estrena La Cenerentola, ópera basada en el popular cuento de Charles Perrault. Estrenada originalmente en el Teatro Valle de Roma en 1817, la célebre historia de La Cenicienta ha traspasado la barrera de los siglos y en pleno siglo XXI los sevillanos podrán disfrutar de nuevo de esta famosa ópera.

La ópera, que se representará en el Teatro de la Maestranza los días 14, 17, 19 y 22 de febrero a las 20:30 horas, se trata de la reposición, a cargo de Oscar Cecchi de una producción del Teatro San Carlo de Nápoles estrenada en el 2003 y luego se representó en Génova en 2006. Cuenta con dirección musical de Giacomo Sagripanti, y escénica de Paul Curran. La escenografía es de Pasquale Grossi, el vestuario de Zaira de Vincentiis y la iluminación corre a cargo de Juan Manuel Guerra.

La producción fue presentada a los medios por Pedro Halffter que dio paso a Cecchi, el cual explicó que la historia "está ambientada en el año 1912, año importante por ser previo a la Primera Guerra Mundial, hecho que hará que todo el mundo cambie. La ópera es diferente a la fábula porque aquí el príncipe se disfraza y en 1912 era algo creíble. La historia es a la vez cómica y melancólica".

El equipo de La Cenerentola con Pedro HallfterAlejandro Reche
Por su parte Giacomo Sagripanti destacó que La Cenerentola, "es musicalmente, de las óperas más conocidas pero El barbero de Sevilla y La italiana en Argel son más representadas en comparación. La Cenerentola se proyecta en el misterio de Rossini. La protagonista tiene que tener una voz con un registro importante y se puede comparar con las óperas serias de Rossini. Además describe a la perfección una de las principales características del compositor: el sentido del abstracto, ya que en la misma ópera hay momentos cómicos y románticos, lo que define muy bien a Rossini". 

La ópera concebida por Rossini introduce cambios significativos con respecto al cuento original: La protagonista, Angelina, no tiene madrastra sino padrastro aunque se mantienen las dos hermanastras.

El rol de Angelina está interpretado por la mezzosoprano Marianna Pizzolato la cual confirmó las palabras del maestro Sagripanti sobre las veces que se representa La Cenerentola en comparación con los otros dos títulos mencionados y afirmó que tiene la denominada "locura organizada y esta ópera tiene vocalmente de todo: una parte baja y grave que representa la humanidad y cuando ella es consciente de que algo está pasando en su vida empieza a cantar con virtuosismo".

El príncipe, Ramiro, está interpretado por el tenor uruguayo Edgardo Rocha reafirmó que La Cenerentola "deja un mensaje profundo, de valores y humanidad, porque, a pesar del poder del príncipe, elige a la mujer de la que verdaderamente se enamora".

El padrastro de Angelina, Don Magnífico, está interpretado por el bajo barítono zaragozano Carlos Chausson, quien declaró que su personaje "es tragicómico, que  representa una aristocracia decadente y que ve en las bodas de sus hijas la salvación de su título y de su palacio, su futuro, lo que refleja una pobreza de espíritu". 

El elenco se completa con Anna Tobella y Mercedes Arcuri, en los papeles de Tisbe y Clorinda (las hermanastras) respectivamente, Wojtek Gierlach, que interpreta a Alidoro, el preceptor del príncipe y el barítono Borja Quiza interpretando a Dandini, el secretario del príncipe.

Otra de las principales variantes con respecto al cuento, aparte de la ausencia del hada madrina es que se sustituye el zapato por una pulsera. Este cambio fue debido, en palabras de Sagripanti, "porque en la época de Rossini no se permitía que se viese un pie desnudo en escena".

El precio de las entradas va desde los 44 a los 108 euros y pueden adquirirse en las taquillas del Teatro o en la web http://www.generaltickets.com/

"Otelo" llega al Lope de Vega de Sevilla de la mano de Noviembre Compañía de Teatro

Eduardo Vasco vuelve a demostrar sus inquietudes como director de escena. Disfrutando del éxito de El Malentendido, de Albert Camus, para el Centro Dramático Nacional, se centra una vez más en William Shakespeare. Si hace dos años triunfó con su versión de Noche de Reyes, vuelve al autor inglés y a una de sus obras más significativas: Otelo, la nueva producción de la Noviembre Compañía de Teatro, puesta en pie con la colaboración del Teatro Calderón de Valladolid, donde se estrenó el pasado mes de octubre.

La obra se podrá ver en el Teatro Lope de Vega de Sevilla del jueves 6 al domingo 9 de febrero y fue presentada a los medios por el propio Eduardo Vasco y por Arturo Querejeta, quien interpreta al pérfido Yago en esta nueva aproximación a una de las cumbres del teatro universal.
Eduardo Vasco y Arturo Querejeta en la presentación de Otelo. Alejandro Reche 
El reparto cuenta con actores con los que Vasco suele trabajar como Daniel Albaladejo, que encarna al celoso protagonista, Fernando Sendino en el papel de Casio, Cristina Adua encarna a Desdémona o Isabel Rodes a Emilia. El resto del elenco lo componen Héctor Carballo, Francisco Rojas, José Ramón Iglesias y Ángel Galán.

En el apartado técnico Eduardo Vasco vuelve a trabajar con profesionales de la talla de Yolanda Pallín, autora de la versión, Miguel Ángel Camacho, responsable de la iluminación, Lorenzo Caprile se encarga del diseño de vestuario y Carolina González de la escenografía.

Vasco, director durante siete años de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, destacó que con Otelo le interesaba centrarse en temas como "la manipulación, todo el tema que genera Yago, de cómo  él mueve los hilos y lo que deriva de eso: los celos, la violencia de género". Vasco definió Otelo como "una obra cuartelaria. Además nos interesaba darle un tratamiento actual y preciso para que el espectador conecte la obra con el mundo que le rodea. Es un montaje que tiene la sobriedad propia de nuestros montajes pero también de la potencia actoral que los caracteriza".

Arturo Querejeta definió a su personaje, Yago, como "el gran manipulador y urdidor de la obra que es el eterno fracasado y acomplejado que  puede llegar a hacer las mayores barbaridades con tal de que se le reconozca su valía, llegando incluso a destrozarlo todo".

Este montaje está ambientado a comienzos del siglo XX ya que, en palabras de Vasco "Shakespeare no aclara totalmente en qué época ambienta la obra. Los albores del siglo XX es una época que nos interesa mucho, aunque es una Venecia atemporal". Este aspecto ha influido en otros como el vestuario diseñado por Caprile, que consta en un setenta por ciento de uniformes militares y que son neutros tirando a una época contemporánea.

Otra de las características del montaje es la fusión del personaje de Blanca en el de Emilia a lo que Vasco declaró que "nosotros queríamos declarar todos los aspectos reivindicativos que tienen los dos personajes, y la fusión supone darle más fuerza al personaje de Emilia"  

Funciones: Del jueves al sábado a las 20:30 horas, domingo, a las 19:30 horas.

Las entradas cuestan entre 4 y 21 euros y pueden adquirirse en las taquillas del teatro o en la web http://www.generaltickets.com/

sábado, 1 de febrero de 2014

Lola Herrera: "Cuando me dijeron que Norman era Héctor Alterio sentí una felicidad total"

Lola Herrera es una actriz con un brillo especial en la mirada. Su profesionalidad está fuera de toda duda gracias a la calidad de sus numerosos trabajos en la televisión, el cine y el teatro. Desde el miércoles representa en el Teatro Lope de Vega de Sevilla junto a Héctor Alterio En el estanque dorado, dirigidos por Magüi Mira con un éxito de público apabullante.

El Rinconcillo de Reche habló con la actriz vallisoletana de la obra, su trabajo con sus compañeros, y con su hija Natalia Dicenta en otras ocasiones y recordó con ella otros trabajos de su extensa carrera, donde ella brillaba, al igual que sus expresivos ojos.
Un momento de la entrevista. Paula Linero

Pregunta: ¿Cual es el origen de su participación en En el estanque dorado?

Lola Herrera: Yo trabajo con Pentación, con Jesús Cimarro, desde que hicimos Solas (en 2005). He hecho varios montajes con él como productor y al terminar uno (Querida Matilde) teníamos que empezar otro y en la búsqueda me leyeron varias funciones pero no terminaban de convencerme. Entonces un día me llamó Jesús Cimarro y me dijo "¿Qué te parece En el estanque dorado?" y me pareció muy bien porque yo tenía un recuerdo estupendo de la película. Desde ese momento, como yo le había dicho a Jesús que quería que el próximo proyecto lo dirigiese Magüi Mira. Ambos estaban de acuerdo y empezaron hacer la gestión para buscar al actor que encarnase a Norman y cuando  me dijeron que era Héctor Alterio ya no hubo ninguna posibilidad de duda sino júbilo, una felicidad total y asombrosa porque te pasas la vida, trabajando, repitiendo con mucha gente y sin trabajar con gente que admiras mucho y que no te encuentras.

P.: Magüi Mira ha demostrado ser una gran actriz y directora ¿Qué destacaría de ella en esta segunda faceta profesional?

L.H.: Tiene una manera de trabajar armonizadora. Tiene las ideas muy claras de lo que quiere y, por un camino o por otro, lo consigue. Ha sido muy cómodo trabajar con ella porque es muy entusiasta, se entrega totalmente a su trabajo y ha sido un camino estupendo el que he recorrido con ella.

P.: En el estanque dorado está teniendo una respuesta muy positiva por parte del público ¿recuerda alguna reacción que le llegase de algún espectador, porque se sientan identificados en un momento dado?

L.H.: Es que es la vida. Un amigo mío de Valladolid, que es restaurador y un hombre con muy buen humor, cuando fue a ver la función entró llorando por la emoción que le causaba la relación del padre y de la hija. En la función las cargas de profundidad están ahí y se tocan: hay emociones, que están ahí latentes, un punto dramático, que es la enfermedad y luego está la risa. El público se ríe mucho porque el humor y las situaciones que se crean con Norman son muy divertidas y Héctor está sublime porque él es grande, grande, grande.

P.: ¿Es entonces la primera vez que trabaja junto a Héctor Alterio?

L.H.: Habíamos coincidido previamente en una secuencia de una película, ¡Arriba Hazaña! que producía José Sámano en 1978, desde entonces yo le he seguido su carrera pero no habíamos vuelto a coincidir.
Lola Herrera y Héctor Alterio en la presentación de la obra. Alejandro Reche Selas

P.: Pero la química entre ambos es muy buena y eso llega al patio de butacas...

L.H.: Sí que hay muy buena química. Él es un actor muy generoso y yo también soy una actriz muy generosa, entonces, tanto Luz Veldenebro como Camilo Rodríguez y Mariano Estudillo, que es el más joven, están entregados totalmente, se quedan entre cajas viendo todo lo que hacemos desde que empieza la función y hay un entendimiento y una buena onda estupenda, además de unos técnicos estupendos, y todos estamos muy unidos, con una compenetración al máximo que va a favor del espectáculo.

P.: Echando la vista atrás, usted pertenece a una generación de actores admirable, ya que tengo entendido que, además hacer de todo y mucho en la televisión desde sus comienzos, lo compaginaban en ocasiones con dos funciones en el teatro...

L.H.: Así es. Aquello era un trabajo...cuando he escrito el libro y tenía que ahondar en todo eso me pongo a pensar que, yo que lo he vivido, no entiendo de dónde sacábamos las energías para todo eso todo aquel grupo, que era pequeño realmente. Ahora hay mucha más gente pero en aquella época eramos pocos los que hacíamos todo ese trabajo, y durante muchos años.

La actriz en uno de los muchos dramáticos que hizo en TVE
P.: ¿Es cierto que usted, haciendo Rebelde con Vicente Parra, estaba embarazada de su hija Natalia y disimuló el embarazo hasta los ocho meses? 

L.H.: Efectivamente. Estuve trabajando hasta los ocho meses. Debuté con tres meses de embarazo pero no lo sabía nadie, porque yo, además, era un junco y además primeriza. Sólo lo sabía Vicente que era mi amigo, además del coempresario de la compañía. Pero los demás no sabían nada y lo fueron sabiendo con el transcurso del tiempo porque tampoco sabíamos el éxito que fue Rebelde. Esta obra se estrenó porque Cita en Senlis de Jean Anouilh la tira la censura y entonces Alfonso Paso escribió Rebelde en quince días y la estrenamos sin saber el éxito tan grande que iba a ser ni que íbamos a estar representándola tanto tiempo. Entonces yo dejé de trabajar a los ocho meses para dar a luz y a los diecisiete días me reincorporé a la compañía.


El viaje al pasado continúa enseñándole el programa de Cinco horas con Mario del 2002 donde Josefina Molina continuaba en la dirección.
Momento de la entrevista recordando Cinco horas con Mario. Paula Linero

P.: ¿Qué supuso para usted esta obra?

L.H.: Fue un antes y un después en mi vida profesional y personalmente. Cambió mi vida, fue una inflexión. La función me llega con cuarenta y cuatro años cumplidos y estaba en esa edad en la que miraba hacia atrás y me cuestionaba muchas cosas. Cuando llegó esto me entusiasmé con el texto, pero sin llegar a pensar que llegara a ser lo que fue. Me dio un espaldarazo personal importantísimo y, además, me ayudó a acelerar ese balance que yo estaba haciendo de vida y todo supuso un cambio muy grande.

P.: Usted estrena la obra en 1979 y la sigue haciendo intermitentemente combinándola con otros trabajos hasta el año 2002 más o menos ¿Qué tenía ese personaje, Carmen Sotillo, para poder interpretarlo durante tanto tiempo? 

L.H.: Miguel Delibes era un maestro. Él a veces decía que Josefina y yo habíamos llegado más lejos que él escribiéndolo, que habíamos visto cosas que él no había pensado. Siempre encontré cosas nuevas. Cuando hice la última temporada le dije a Sámano que ya no la iba a hacer más, y que podía hacer con el texto lo que él quisiese, con otra actriz etc... Yo sentía que había agotado las posibilidades y, sobre todo, no quería agotarlas del todo porque quería hacer otras cosas y esta obra me absorbía mucho tiempo y energía porque era un esfuerzo importante. Pero cada vez que volvíamos Josefina y yo a retomar la obra la veíamos desde otro ángulo porque sumaba lo que había vivido en ese tiempo más las otras mujeres que en ese tiempo había interpretado y eso te hacía ver desde otra perspectiva al personaje y te daba otros pasadizos, secretos como mujer y lo hacías desde un lugar diferente.
Lola Herrera interpretando Cinco horas con Mario
En el texto de Delibes había una cosa riquísima: Carmen habla, o, mejor dicho, piensa en la novela. Pero está llena de tópicos, de frustraciones y lo que dice es lo contrario de lo que siente. Es una incoherencia total. Ella habla por boca de ganso, lo que ha aprendido, como la han enseñado, en lo que se ha educado, pero ella está rebelada porque ella se ha perdido muchas cosas y eso lo puedes llevar hasta el infinito.

Otro recuerdo surge al enseñarle el DVD de La Barraca
La actriz sonríe al ver el DVD de La Barraca. Paula Linero
L.H.: Primero hicieron una mejor que fue Cañas y barro, que tuvo unos medios con los que La Barraca no contó y se hizo con dificultades. Pero guardo unos recuerdos estupendos del rodaje. Con Victoria Abril me reía muchísimo, es muy divertida y recuerdo mucho a Luis Suárez, que interpretaba a mi marido, y me da mucha pena que falleciese tan pronto, porque era otra persona con un gran sentido del humor y unas inmensas ganas de vivir, además era guapísimo y, sobre todo, era normal y corriente. Él no sabía ni que fuese tan guapo ni tan gracioso, era muy espontáneo y me llevé un gran disgusto cuando me enteré que había muerto.
Lola Herrera con el recordado Luis Suárez en La Barraca
Fue mucho tiempo el que estuvimos en el rodaje todos juntos. Yo iba y venía porque había personajes que eran fijos y me mandaban a casa para volver a los dos días por lo que decidí quedarme en el hotel que era antiguo pero tenía mucho encanto, con la playa al lado y rodando en primavera. Nos  comíamos unas paellas riquísimas. Las reuniones antes de irnos a dormir eran de mucha risa. Lo pasé muy bien con todos: Álvaro de Luna, Marisa de Leza...dábamos paseos por la playa. Yo recuerdo esa época como un alto en el camino del teatro de varios meses estupendo.

P.: Yo, hace tiempo estaba viendo en la televisión una película empezada que usted protagonizaba y la acabé fascinado. Luego me enteré que se trataba de La próxima estación (1982) de Antonio Mercero, donde usted tenía al final un enfrentamiento actoral tremendo con Alfredo Landa...

L.H.: Fue complicado todo aquello. Mercero quería que yo hubiese hecho la madre en La guerra de papá (1977), que hubiese supuesto mi primer trabajo precisamente con Héctor Alterio, pero no pudo ser porque Mercero quería una mujer esplendorosa y yo era una mujer corriente. Cuando llegó La próxima estación acepté el papel, que fue una compensación por no haber podido hacer La guerra de papá. Hubo dificultades. Coincidió, además, que yo ya estaba con Cinco horas con Mario. Landa era difícil, era todo lo contrario a lo que yo me imaginaba que podía ser Landa. Los niños estaban espléndidos. Yo hablaba mucho con Cristina Marcos que era una chica muy callada e hicimos muy buenas migas, al igual que con Alberto Delgado, el hijo de Fernando Delgado.
La actriz con Alfredo Landa en La próxima estación
P.: Su hija Natalia debuta precisamente en un Estudio 1 que usted protagonizaba, Seis personajes en busca de autor...

L.H.: Exacto, yo era la protagonista y ella era la hermana pequeña. Luego hicimos juntas Verano y humo de Tennessee Williams y ella hacía el personaje de Alma de pequeña, pero eran favores que me pedían los realizadores, porque antes no hacían castings. Hizo varias cosas pero yo lo corté. Decidí que si quería dedicarse a esta profesión cuando fuera mayor que lo hiciese pero que en ese momento hiciese su vida y tuviese su infancia y tal.

P.: Luego coincidieron en los escenarios haciendo Eva al desnudo. Supongo que compartir escenario con su hija debe de ser algo especial ¿no?

L.H.: También hicimos juntas Solas. Me gusta mucho trabajar con ella porque es muy buena y cuando estoy en el escenario lo que quiero es trabajar con la mejor gente. Ahí me olvido de que es mi hija, porque las relaciones familiares son otra cosa.
Lola Herrera y Natalia Dicenta en Solas
Lo que ocurre es que hay una muy buena empatía porque, cuando estás con ella, te da muchas cosas y es una experiencia muy agradable.