miércoles, 17 de diciembre de 2014

Sennsa Teatro. Sensaciones desde dentro, esfuerzo y compromiso

En estos tiempos revueltos, en los que la cultura, aunque muchos la quieran ningunear, es tan necesaria para la sociedad, es admirable la labor de compañías como Sennsa Teatro. Creada en 2006 por el actor y director Mudarra, ligado profesionalmente a varias compañías como Atalaya o La Factoría Teatro entre otras, causó sensación ese mismo año con su montaje de Antígona de Sófocles y al año siguiente con La Lección de Ionesco. Actualmente mantienen en cartel Antígona y sus dos últimos montajes Máquina Hamlet. La desgracia de ser consciente de Heiner Müller y Las Bacantes. El grito de la Libertad, sobre la obra de Eurípides. Además de montar obras de teatro, sus responsables han desarrollado el S.E.T (Senssa Espacio Teatral) un Teatro Laboratorio de formación en diversas disciplinas como la interpretación, el canto o la voz.

El Rinconcillo de Reche entrevistó a Mudarra, Thais Núñez y Sandra Pozo, que conforman parte del grupo base de la Compañía para hablar de su manera de concebir el teatro, su metodología de trabajo, algunas obras de su repertorio y sus proyectos de cara al futuro. 
Un servidor con Thais Núñez, Sandra Pozo y Mudarra   Alejandro Reche

Pregunta: ¿Cuál es el origen de Senssa Teatro?

Mudarra: La Compañía se forma porque coincido, llevando ya muchos años en el teatro, con un grupo de personas que tienen el mismo objetivo vital, personal y profesional que yo: Construir a través del arte, la cultura y el teatro una sociedad más justa. Se forma porque el grupo de personas está entregado a mi misma idea de trabajo diario, el entrenamiento y el esfuerzo. Yo les propuse que trabajásemos juntos y montamos Antígona con mucha ilusión. El origen es desarrollar el concepto de teatro social y comprometido. Eso nos unió rápidamente.

Sandra Pozo: Yo entré más tarde pero sí tenía una idea filosófica y de dinámica de trabajo similar, por lo que, cuando comencé a trabajar con mis compañeros, estaba muy definida la línea a seguir que era trabajar, trabajar y trabajar y sacar lo mejor tanto técnica como creativamente y seguir mejorando como actor. No nos conformamos con representar la obra y ya está.

M.: La filosofía se basa en los procesos creativos de Grotowski y de Eugenio Barba, cuya tarea principal no sólo es formar y crear espectáculos, sino también el trabajo personal. Para Grotowski y para nosotros, por supuesto, lo importante es la persona. Como todos pensábamos lo mismo, desarrollarnos como personas y ser mejores, pues lo teníamos fácil. Como decía Eugenio Barba: "Quizá el teatro no cambie el mundo pero nos cambia a nosotros mismos". Aplicar esa filosofía a gente joven, con energía hace ocho años y pico, nos adhirió como un pegamento.

Thais Núñez: Yo empecé a los catorce años a dar clases con Mudarra en una escuela. Al año siguiente me ofrecieron estar en otro grupo con gente de edad similar a la mía en aquel momento. Yo ya sabía que quería hacer teatro y llevaba un año dando clases con Mudarra. Me gustaba su manera de plantear las clases, la forma que tenía de sacarnos lo que teníamos dentro. Y con la edad que tenía sabía, sin una razón concreta que no quería dejar de dar clases con él. Y cuando me propusieron cambiar de grupo yo luché porque eso no ocurriese.

M.: Luchó tanto que se quedó con nosotros y participó en Antígona, nuestro primer trabajo profesional.
Una escena del montaje de Antígona de Sófocles

T.N.: Considero a Mudarra mi padre artístico.

P.: ¿De dónde viene el nombre de la Compañía, Sennsa?

M.: Viene de la palabra latina "Senso". Una forma de pensar y sentir con el cuerpo. Senso es la raíz de sensaciones, sentimientos, sensualidad en cuanto a los sentidos, muy acorde con nuestro trabajo. Proponemos un teatro para pensar con el cuerpo. Para una mente más allá de las ideologías, porque cualquiera de ellas llevada al extremo puede ser negativa. Nuestro teatro es muy visual, muy directo, potente, enérgico y de pegada. Creemos que el espectador tiene que pensar y reflexionar pero lo que le tiene que llegar es la fuerza de las palabras, de la energía, de las imágenes en el escenario.

P.: La filosofía de sus espectáculos es ir más allá de sólo representar el texto base...       

M.: A nosotros nos gusta que las personas sean confrontadas y para eso hay que darles filosofía y hacerles pensar. En el caso de nuestro montaje de Las Bacantes, aparte del texto de Eurípides, nuestra manera de trabajar hacia el teatro poético, la metáfora o el simbolismo es para extraer todo lo que haya más allá de eso y adentrarnos en los misterios que propone el teatro. Seguimos la filosofía de Eugenio Barba de tender un puente entre el espectador y el escenario. Para lograrlo debe de haber una entrega absoluta por parte de los actores. Deben de estar comprometidos con la Compañía, su manera de afrontar el trabajo y el espectáculo, y eso es algo que se nota. Otra característica es que el espectáculo debe tener fuerzas muy vivas, deben de estar pasando cosas continuamente en el escenario para el espectador se vea inspirado por pensamientos propios provocados por lo de fuera. Por un cambio de luces, de ritmo, de intensidad del actor etc...Otra característica es que se debe transmitir un mensaje contundente sin contemplaciones con la sociedad o un poder imperante. Por último está la emoción, ya que queremos mover al espectador de su zona de confort, deje de pensar en sus cosas y reflexione sobre una sociedad injusta que debemos transformar.

P.: Todo ello siguiendo al autor ¿no?

M.: Nosotros seguimos al autor pero hacemos nuestras propias dramaturgias. En el caso de Las Bacantes, hemos añadido, además del texto de Eurípides, textos de Kierkegaard, Albert Camus, el profeta Isaías o Antonin Artaud. Son textos que apoyan la dramaturgia en el sentido de que cuentan la historia que habla del espíritu frente a lo carnal, de vivir la vida frente a la muerte. No nos sentimos esclavizados por un texto. Ocurre lo mismo en nuestros montajes de Antígona, Máquina Hamlet o La Lección. Nosotros cogemos las obras y les damos nuestra visión, nuestra poesía y nuestra manera de contar esa historia. Lo hacemos desde el punto de vista del espacio escénico. Somos bastante libres en ese sentido. Hacemos el teatro que queremos con plena libertad.

S.P.: Por ejemplo, en el caso de Máquina Hamlet, está el texto íntegro y en la dramaturgia que Mudarra nos propone se basa en repetir el texto para ahondar en la idea de que, en la vida, caemos en lo mismo una y otra vez. El texto se respeta pero se repite varias veces. 

P.: Uno de los últimos ejemplos de una visión novedosa de un texto ha sido Don Juan Tenorio de Blanca Portillo...

M.:. Eso se denomina "proponer". Cuando Velázquez pinta un jarrón no pinta el que es sino el que ve y lo plasma artísticamente para el jarrón, no sólo que ve sino que quiere contar. Nosotros proponemos por ejemplo, en Las Bacantes, nuestra visión de la transformación del ser humano en algo mejor porque si no, no tenemos nada que hacer. Proponemos la liberación de la mujer a través de su propia autoliberación no esperando que sea liberada y proponemos la justicia social desde la igualdad del rey con el dios Dionisos. Nosotros lo hacemos así y otro lo hará a su manera, como hizo Salvador Távora con este mismo texto. El respeto al autor está en el respeto a la esencia de lo que quiere contar. Nosotros creemos en la teoría de los cuatro creadores: primero está el autor que es que crea el punto de partida, el segundo es el director que coge esa creación y le aporta su propia visión, contando la historia aportando su propio enfoque, el tercero es el actor, que coge el material del autor y del director y lo transforma con su creatividad y el cuarto es el espectador quien, en su cabeza, crea mundos e imágenes y descubre cosas que le transforman. Todo eso conforma para mí una obra de arte.


P.: Tienen un repertorio muy variado pero a mí me ha llamado la atención el de La arena, el cuchillo y la luna por ser una dramaturgia a partir de textos de Federico García Lorca, al que admiro profundamente ¿Para ustedes qué significa Lorca?

T.N.:  Lorca para mí fue uno de los autores que me despertó la curiosidad por hacer teatro. Estaba en tercero de la E.S.O. y su manera de expresarse o contar su vida, de una manera que hacía volar la imaginación me parecía brutal y cuando me la propuso Mudarra aluciné. Hay una escena de El Público titulada Pámpanos y Cascabeles que la analizamos y es increíble las lecturas que se le pueden sacar. Para mí hablaba de la relación entre él y Dalí. La manera de plasmar las imágenes te provoca unas sensaciones que ayuda a hacer el trabajo en escena tal como nosotros lo concebimos. Me encanta su simbolismo y su belleza poética.

P.: Yo tengo especial debilidad por La casa de Bernarda Alba por la universalidad que tiene un tema tan local...  

M.: La tenemos incluida en este montaje porque es muy simbólica y habla de muchos temas muy potentes. No sólo de la opresión, sino también de la corrupción y de la perversión de los valores. Habla, como Valle Inclán, de lo malo que hay dentro del ser humano. Para mí Lorca significa poesía y libertad creativa, es inspirador y es metáfora pura.

S.P.: Su vocabulario es muy rico para que puedas crear. Yo conocía Lorca desde el instituto porque tuve una buena profesora de literatura que nos hizo leer El Público, por lo que fue un descubrimiento de Lorca muy potente. Puedes imaginar mil mundos dentro de lo que él dice, y te sirve para hacer una puesta en escena como tú quieras.

M.: Tiene una gran fuerza dramática, los personajes son desgarradores, están rotos. Es un montaje al que le tenemos mucho cariño. Lo representamos en el Teatro Central y trabajamos a partir de los símbolos de Lorca. Fue una propuesta minimalista donde el sonido provenía de los movimientos de los actores.
 García Lorca, uno de los dramaturgos de referencia de Sennsa

P.: ¿Cómo es la dinámica de trabajo con los actores a la hora de poner en pie una obra?

M.: Nosotros ensayamos día a día, lo que hace que se cree una continuidad donde los actores van incorporando materiales creativos: formas de caminar, miradas, etc...Cuando les propongo un nueva obra los actores investigan sobre ella, sobre el autor, los personajes, la teoría teatral que propone el autor o la época. Luego ya entre todos nos ponemos a ver cómo contar esa historia en escena para que llegue de una manera directa al espectador, la puesta en escena, que la creo junto con ellos, ya que me proponen cosas para ir incorporándolas. Nos basamos mucho en corrientes teatrales de vanguardia de los setenta y los ochenta, la corriente antinaturalista. Todo esto converge en una espiritualidad, una ceremonia del teatro. Las obras se van gestando como un feto que va creciendo latente por el trabajo interior de todos nosotros.

P.: Por lo que he podido ver, en sus espectáculos, el trabajo físico es muy importante y consideran el cuerpo como una herramienta de trabajo muy importante, dándole una gran naturalidad a la desnudez, confirmando que el desnudo emocional es más duro que el físico ¿no?

M.: Totalmente, nosotros mostramos el cuerpo, sin cortapisas ni complejos ni problemas con el espectador. En Las Bacantes hay desnudos y ni el público ni la crítica se ha quejado de eso porque está plenamente justificado en el personaje y en la estética del espectáculo. En Las Bacantes la desnudez es un símbolo en contra del que tenga un problema, porque esta obra habla de la liberación, que tiene que ver con todo, con el cuerpo, la mente, el arte, la cultura e incluso la lengua a la que hay que liberar para decir las verdades. En esa construcción del personaje, la gran Carmen de Giles, planteando el vestuario de Las Bacantes, hablamos mucho con ella de lo que queríamos porque yo quería que las chicas tuviesen una apariencia salvaje con faldas pero por arriba no tenía claro si llevarían gasas, cosas que se pudiesen quitar durante el espectáculo o directamente un cuerpo desnudo. Quería que tuviesen unos movimientos muy de la Naturaleza, representando su fuerza, ya que Dionisos es el dios de la exuberancia de la Naturaleza. Carmen me propuso la falda cretense que deja el pecho al descubierto y ella  me dijo "para mí eso representa la libertad". De hecho las Bacantes tebanas llevan un vestuario más opresivo que terminan quitándose porque quieren ser como las otras, que son asiáticas, las mujeres libres del cortejo de Dionisos a las que Penteo quiere reprimir.

S.P.: En Máquina Hamlet también salíamos desnudas pero creo que había momentos más duros, que pueden impactar más al espectador. Te desnudas por dentro y por fuera.
Un instante de Máquina Hamlet. La desgracia de ser consciente

P.: En las obras que han puesto en pie ¿han tenido algún criterio a la hora de elegirlas para hacerlas en el momento en que se representaron?

M.: No ha habido un calendario consciente. Lo que pasa  es hay muchas obras que queremos montar porque transmiten los valores que queremos. Todas son feministas, hablan de la libertad de la justicia, de un mundo mejor, de la responsabilidad del ser humano con lo que está ocurriendo con el planeta, hablan de una forma de entender la vida y a las personas solidariamente, de unos con otros, de espiritualidad. Ideológicamente no hay ninguna que esté en desacuerdo con nuestra filosofía.

T.N.: Curiosamente, primero hicimos Máquina Hamlet, que trata todo el tiempo la lucha del ser humano con su mente, con la sociedad. Todo el rato se trata la desgracia de ser consciente. Todo está en la cabeza, lo que nos agrada y lo que nos atormenta. Sin embargo, a continuación hicimos Las Bacantes, que era todo lo contrario, la libertad, la Naturaleza...Pensé que Mudarra había elegido esta obra a propósito para quitarnos las dudas del montaje anterior, pero me confesó que fue casualidad.

P.: Las Bacantes, Antígona y Máquina Hamlet son las obran que están ahora mismo de gira ¿Se han planteado representarlas fuera de España?

M.: Sí, estamos gestionando ir al Festival de Avignon, al de Quebec y al de Manizales en Colombia. Nos ilusionaría mucho hacerlo.   

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