sábado, 13 de diciembre de 2014

Púgiles de la política

                       CRÍTICA TEATRAL: EL ENCUENTRO

El teatro es un espacio para el disfrute pero también para la reflexión si además lo que se ve en escena está bien planteado y ejecutado. Que una obra, por otra parte, se pase en un suspiro es un buen síntoma porque significa que el público ha conectado totalmente. Eso ocurre viendo El Encuentro. La noche más frágil de la transición. La obra escrita por Luis Felipe Blasco Vilches (que se puede ver en La Fundición hasta mañana) plantea un hecho real pasado por el barniz mágico del teatro.

El encuentro que mantuvieron Adolfo Suárez y Santiago Carrillo el 27 de febrero de 1977 está sabiamente planteado como un combate de boxeo para transmitir a las claras la idea de enfrentamiento, aunque sea ideológico. Con una dirección precisa de Julio Fraga, la obra fluye como un río sin piedras gracias a las poderosas interpretaciones de José Manuel Seda y Eduardo Velasco.

Ambos actores componen sus personajes con tal perfección que el espectador sigue el desarrollo de los acontecimientos sin pestañear. Una de las bazas de la obra es que es un encuentro (perdón si repito el título) entre dos políticos que conocen bien a la persona que tienen en frente y dan muestras de ello, por lo que se plantea un "enfrentamiento" igualado.
Eduardo Velasco y José Manuel Seda en un momento de la obra
Con respecto a las interpretaciones, José Manuel Seda interpreta a un impecable presidente del gobierno que actúa y habla basándose en una seguridad en sí mismo traducida, además, en una elegancia con respecto a la vestimenta y el comportamiento. Aparte, Seda demuestra su variedad de registros, refrendada por un servidor aún más al haberlo visto la semana anterior en Así es, si así fue y tiene un porte que recuerda a los galanes del Hollywood dorado.

Por su parte, Eduardo Velasco compone al líder del partido comunista que estaba en el exilio y, como me ocurrió viéndolo interpretar a Ciutti en Don Juan Tenorio, disfruté mucho de los matices gestuales que utiliza, en esta ocasión, para mostrar, por un lado, la desconfianza del personaje ante una cita en un chalet apartado en una noche lluviosa y, por otro lado, Velasco transmite estupendamente la ironía del personaje al que da vida, una de las armas que usa en este peculiar combate.

La obra no huye de hablar de hechos del pasado reciente de España que aún duelen y, sabiamente, Fraga utiliza un juego de luces idóneo para crear una atmósfera adecuada, con un inteligente uso puntual de una luz roja cuando se rememoran acontecimientos de mayor gravedad. Del mismo modo, el espacio sonoro tiene una gran importancia y la mezcla de sonidos familiares para todos los espectadores de hechos que ocurrieron desde la transición hasta el presente es un fogonazo histórico que embarca al público en un veloz viaje en el tiempo.

Con elementos de thriller, El Encuentro es una buena ocasión para conocer un hecho histórico clave para la historia de este país, que plantea en muchas ocasiones las distintas visiones de un mismo acontecimiento basadas en la ideología. Es, en resumen, un trozo de historia, puesto en escena por dos actores para los que el teatro es como una segunda piel. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario