martes, 10 de febrero de 2015

Hermosa puesta en escena

                            CRÍTICA DE ÓPERA: NORMA

Soy consciente de que se realizó un primer montaje en el Teatro de la Maestranza de Norma en el año 2000, pero, al no haberlo visto, no puedo comparar y el montaje que vi anoche era de una gran belleza. Comenzando por la música que precede a la acción, las notas sonaban tocadas por la ROSS y la Orquesta Joven de Andalucía con una delicadeza que deleitaba los oídos. La música de Vincenzo Bellini es un goce sonoro que Maurizio Benini, como maestro musical de la producción, llevó a buen puerto.

Otra de las grandes bazas de esta producción del Teatro Regio de Turín es su belleza visual. La escenografía y el vestuario de William Orlandi eran impecables y algunas escenas, como el momento en que se entona Casta Diva, parecía una pintura por la cuidada disposición de los figurantes y la quietud de los mismos. Ese color azul mezclado con un blanco inmaculado eran el perfecto contraste para el color rojo que viste Norma y contribuyó a la belleza estética del montaje. Algo a lo que también ayudó sin duda la luz de Juan Manuel Guerra, un  auténtico maestro y el recurso de las paredes correderas es un acierto para cambiar los escenarios, una muy buena reproducción de la época en la que se ambienta la acción.
El hermoso momento del aria Casta Diva. Guillermo Mendo
Pasando al tema vocal, tengo que decir que Daniela Schillaci fue una dignísima Norma, con el esperado momento de Casta Diva haciéndolo con un gran recogimiento e intimidad, que bien podría haber sido más potente pero, por la potencia de voz de la soprano en escenas sucesivas, concluyo que el tono de ese momento estaba marcado por el director musical y el director de escena, Vittorio Borrelli. Schillaci se mostró sublime en el momento en que su personaje pretende matar a sus hijos mostrando la contradicción de sentimientos a la perfección.

Me tengo que descubrir ante la potente y segura voz del tenor Sergio Escobar como Pollione, con una tesitura firme en todo momento y un torrente vocal fascinante, muy adecuado para el personaje. No me extrañan para nada sus triunfos en el extranjero con Don Carlo o Il Corsaro, ambas de Giuseppe Verdi.

El tercer vértice del triángulo de la historia, Adalgisa, está muy bien defendido por la mezzosoprano Sonia Ganassi con una seguridad y, sobre todo, una gran compenetración con Schillaci sobre todo en el Acto II, donde, a pesar de saberse rivales, se entienden mutuamente como víctimas de un mismo hombre.

Por su parte, Rubén Amoretti, se muestra muy seguro vocalmente en la piel del druida Oroveso y sorprende lo imperturbable que se muestra en la confesión final de Norma en el uĺtimo tramo de la ópera. que acaba con otro hermoso ejemplo de sacrificio i de amor más allá de la muerte.
Uno de los momentos clave entre de la ópera de Bellini. Guillermo Mendo
También es muy destacable la potencia del coro en cada una de las partes en que interviene. Desde aquí enhorabuena de nuevo a la gran labor de Íñigo Sampil.

Aún quedan dos días para disfrutar de esta cumbre del bel canto en Sevilla, concretamente los días 11 y 14 de este mes. Es una oportunidad de oro, no desaprovechen la ocasión.

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