sábado, 7 de febrero de 2015

Una función para no olvidar

                             CRÍTICA TEATRAL: EL TRIÁNGULO AZUL

Cada vez que pasa más el tiempo me reafirmo en la idea de la labor social que tiene el teatro. Desde el patio de butacas se pueden vivir momentos mágicos, hacer que se despierten diversos tipos de sentimientos y emociones y, además, tiene una labor divulgativa y educadora como demuestra la magnífica obra El Triángulo Azul, coproducción del CDN y Micomicón Teatro, hasta hoy en el Teatro Central de Sevilla, que muestra un episodio no muy difundido por la Historia Oficial: La numerosa presencia de españoles, muchos de ellos republicanos, presos en los campos exterminio durante la Segunda Guerra Mundial.

Laila Ripoll dirige y coescribe junto a Mariano Llorente una obra que mezcla el horror con la música y pone en escena un episodio clave: cómo los españoles sacaron del campo de Mauthausen fotos que, posteriormente, servirían como pruebas fundamentales en los juicios de Nuremberg. Ripoll, de grato recuerdo para un servidor gracias a La dama boba y Así es, si así fue, dirige sabiamente un montaje que es un alarde de ingenio para mostrar con una contundencia aplastante la vida de estos españoles que llegaron a montar una revista para evadirse de la barbarie y, por el tema de las fotos, fueron héroes sin más arma que la inteligencia y la conciencia de la necesidad de que se supiese lo que ocurría en esos campos de donde como dicen en la obra, sólo se sale por la chimenea convertido en humo.
Los actores y músicos de El Triángulo Azul. MARCOSGPUNTO

Ripoll maneja con precisión y firmeza los distintos hilos argumentales sin que la acción desfallezca en ningún momento. Los momentos musicales, por ejemplo, podrían ser como oasis en medio del terror pero, por el contrario, inciden en él por las letras de las canciones, que, aunque sean cantadas en tono humorísitico, no dejan de describir una horrorosa realidad, muy presente gracias al espacio sonoro de David Roldán "Oru" y las proyecciones de imágenes reales a cargo de Álvaro Luna, que hielan la sangre. Con una lograda escenografía de Arturo Martín Burgos y una precisa iluminación de Luis Perdiguero, El Triángulo Azul es una obra donde un grupo de actores y músicos, brillantemente vestidos por Almudena Rodríguez Huertas, totalmente entregados a sus personajes, hacen que el espectador viva con ellos sus miedos, angustias, y sus pocos momentos de alegría.

Centrándonos en las actuaciones, todos los actores tienen momentos de gran intensidad que sobrecogen a todo aquel que tenga un mínimo de sensibilidad. Mariano Llorente consigue transmitir el terror que infunde a los presos con su sólida interpretación de Brettmeier, donde la conjuga con la ternura cuando habla por teléfono con su familia. José Luis Patiño está magnífico como Toni, en realidad Antonio García, uno de los personajes clave en la salida de las fotos, y transmite sentimiento puro cuando lee la carta dirigida a su mujer y su hijo, y miedo ante la posibilidad de que el plan salga mal.

Marcos León hace un alarde interpretativo como Paco o Francisco Boix, otro de los héroes en la hazaña de las fotos, que mezcla un humor coraza ante lo que sucede en el campo con una concienciación absoluta para llevar a cabo el plan que tiene pensado.

Un servidor también se descubre ante las interpretaciones de Elisabet Altube, como la mujer que vende su cuerpo para subsistir y de Jorge Varandela como Jacinto, uno de los jóvenes que colaboraron en la trama para sacar las fotos. Ambos actores, juntos y por separado, afrontan duras escenas que no desvelo donde demuestran sus grandes cualidades interpretativas.

Finalmente Manuel Agredano y Paco Obregón redondean con sus actuaciones una función en la que la música en directo de David Sanz, Carlos Gonzalvo y Carlos Blázquez, contribuyen a transportarnos a una época no lejana en el tiempo con una historia desconocida para muchos y que Laila Ripoll y Mariano Llorente muestran con sus luces y sus muchas sombras como no puede ser de otra manera al hablar de un tema como el que trata la obra, que homenajea a muchos compatriotas los cuales, huyendo de una ratonera, cayeron en una trampa mortal, y eso y lo que lograron para la posteridad NO HAY QUE OLVIDARLO.       

No hay comentarios:

Publicar un comentario