viernes, 6 de febrero de 2015

Los pros y los contras del vil metal

                                     CRÍTICA TEATRAL: PLUTO

En Cabaret de Bob Fosse, adaptación del musical de Joe Masteroff, Liza Minnelli y Joel Gray entonaban el mítico tema Money Money donde repetían una frase que ha quedado grabada en la memoria popular, Money makes the world go around o lo que es lo mismo El dinero hace girar el mundo y antes, en el Siglo de Oro, Francisco de Quevedo escribió Poderoso caballero es Don Dinero. Pues en la Grecia Clásica ya Aristófanes, con Pluto, hablaba de esto mismo. 

Magüi Mira, dando un ejemplo más de su versatilidad como directora, estrenó en la última edición del Festival de Mérida Pluto, con versión de Emilio Hernández y que puede verse hasta el domingo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.

Con la atención puesta en el texto y en los actores, Mira nos cuenta una historia que parece concebida ayer como quien dice. A través de ocho actores y nueve personajes, se nos presenta una historia con el dinero como centro argumental cargada de ironía y un deseo de que el mundo fuese de otra manera. Para ello, los personajes conforman un variado fresco social que, teniendo dinero o no, cambia considerablemente y la definición concreta de los personajes contribuye mucho.

Javier Gurruchaga se desdobla en dos personajes opuestos, el dios del dinero y La Pobreza con dos interpretaciones bien realizadas para mostrar las dos caras de una misma moneda, justificando cada una su razón de existir y, con esta doble creación, y siguiendo con el mundo Clásico, Gurruchaga es una especie de Jano, con dos caras muy diferentes, pero que expone a las claras la dualidad del mundo, en el que, desgraciadamente, hay ricos y pobres.

Jorge Roelas interpreta a Carión, un claro exponente, como él mismo dice, de persona que se ha tenido que vender para subsistir, algo muy familiar en la actualidad. Roelas le aporta esa cara de buena persona que contribuye más a que entendamos lo que expone en escena. Marcial Álvarez interpreta a Crémilo, un hombre que se da cuenta de cómo está el mundo por el reparto desigual de la riqueza y que sólo Pluto puede arreglar. El inolvidable Juan del montaje de Yerma dirigido por Miguel Narros da una muestra más de su buen hacer sobre las tablas. Esta mirada injusta del mundo que debe arreglarse la completa Blepsidemo, interpretado por Toni Misó y Ana Labordeta, que, interpretando con seguridad y soltura a Praxágora, personaje de La asamblea de las mujeres, hace una reivindicación del papel de la mujer en la sociedad y contribuye al ambiente sensual y de libertad que se respira en el tramo final.
Marcial Álvarez, Jorge Roelas y Javier Gurruchaga en la función. David Ruano
Ahora viene el análisis de los personajes que ven drásticamente cambiada su situación, a mejor y a peor dependiendo del caso por lo que se demuestra el dicho de "Nunca llueve a gusto de todos". Los ricos, encarnados, por un lado, por una maravillosa Marisol Ayuso, hermosamente vestida, como el resto del elenco por Lorenzo Caprile, ve cómo su, literalmente, puto, interpretado por Cayetano Fernández, no la necesita para vivir, y es el claro ejemplo de que la igualdad del reparto de riqueza le ha perjudicado. Por su parte, Fernández se mete en la piel de su personaje con vestuario y movimiento sensuales, sabedor de la atracción que despierta. De igual modo, y esto es una apreciación personal, el tesorero encarnado por Santi Celaya, demuestra por un hecho, que omito para que lo vean los espectadores, que, aunque, no tuviese nada, podría ganarse la vida de otra manera.

Todos y todo, como las canciones que acompañan a la acción, contribuye al planteamiento de un panorama idílico, que, ojalá, existiese algún día. Magüi Mira con su compenetrado equipo, durante un tiempo, nos ha hecho soñar con que, lo que plantea Aristófanes, se convierta en realidad.

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