Verónica Rodríguez es una mujer con las ideas muy claras y su personalidad la plasma en los montajes teatrales que dirige tanto desde su propia compañía, Producciones Dicotómicas, junto a Verónica Roiz Lafuente, con ejemplos como La primavera de Lola o Esta no es la historia de Antoñita la fantástica como otras como Silencio, por favor de La Compañía El Puchero. El último ejemplo de su saber hacer en la dirección escénica se podrá ver del 6 al 9 de octubre el el Teatro La Fundición: La pícara Justina de la Compañía Tormento (junto a GNP Producciones) donde se adapta para las tablas, gracias al talento de Luis Felipe Blasco Vilches, una famosa novela de Francisco López de Úbeda publicada en 1605. Alicia Moruno, Miguel López y Nacho Gómez son los encargados de dar vida a los distintos personajes que aparecen. Si quieren saber más como siempre digo pasen y lean.
Con Verónica Rodríguez tras la entrevista. Alejandro Reche Selas |
Pregunta: ¿Cómo llega a dirigir La pícara Justina?
Verónica Rodríguez: Yo entré en este proyecto por una propuesta de Luis Felipe Blasco Vilches, el encargado de hacer la adaptación de la obra de Francisco López de Úbeda. Alicia Moruno, creadora de la compañía Tormento, se puso en contacto con Luis Felipe para que escribiese un texto para su primer espectáculo. Él le propuso este personaje para sacarlo y rescatarlo, ya que el libro fue un hit del momento, en pleno Siglo de Oro, pero fue olvidado. Una de las razones de ese olvido es porque la protagoniza una mujer que no entra en lo cánones de la mujer de esa época. Este espectáculo, por el hecho de que se rescate esta obra, tiene un carácter feminista, y esa es una de mis luchas dentro de las artes escénicas.
P.: Precisamente ese es un punto en común de las obras que ha dirigido...
V.R.: Sí, para mí es muy importante. He dirigido espectáculos diversos pero los de creación propia con mi compañía y los de otras compañías, para mí es fundamental que ese factor esté presente porque está relacionado con mi lucha con el mundo en general, con la sociedad en la que vivimos e incluso con mi oficio particular pues está muy liderado por los hombres. Esta situación cansa mucho. Yo conozco a muchas mujeres que son autoras y directoras, pero que sean visibles muy pocas. Entonces, cuando se plantea el proyecto tanto Alicia como Luis Felipe coinciden en que sea yo la persona que lo dirija, para cuidar con finura el personaje de Justina. Me siento muy honrada de que pensasen en mí.
P.: Viendo el cartel y la información que ya ha salido, habéis trasladado la historia a la actualidad ¿no?
V.R.: Efectivamente. Luis Felipe Blasco Vilches realiza la adaptación al teatro de la obra de Úbeda de una manera maravillosa. La primera idea era hacer una obra ambientada en el Siglo de Oro. Cuando tengo ya el texto y empiezo a trabajarlo me sorprendió muchísimo lo poco que ha evolucionado este país en cuatrocientos años, no sólo desde el punto de vista de la corrupción política, del poder legislativo y del eclesiástico, sino también y sobre todo, de la situación de la mujer con respecto a la sociedad. Queríamos que esta obra llegase al público joven, que fuese atractiva para ellos. Se planteó que se fuese fiel al texto pero no en el siglo, por lo que se decide trasladar la acción al presente siglo conservando el mismo texto para que el espectador considere si hemos cambiado tanto de verdad en estos siglos transcurridos desde 1605.
Para mí era una necesidad trasladar la acción a la época actual. A la protagonista le suceden una serie de cosas a lo largo de la obra por el hecho de ser mujer y ella decide emprender un viaje. Si lo cuento en el Siglo de Oro la reflexión que se hace es que las cosas le ocurren porque vive a comienzos del siglo XVII. Si se haceel traslado a la actualidad las escenas que se plantean no son nada imaginativas y pueden pasar perfectamente ahora. De hecho hay situaciones referenciales como el caso de la chica de Pamplona con los hombres sevillanos. En la obra de Úbeda hay una situación similar que le ocurre a Justina. El hecho de ir por la calle sola, aunque sea acompañada de otras mujeres, hace que estemos expuestas a la violencia. Este es un tema muy importante que se habla en la obra de Úbeda.
P.: La obra la protagonizan tres actores pero supongo que hay muchos más personajes...
V.R.: El personaje central es Justina y luego hay un recorrido por los personajes más significativos de la obra de Úbeda. Entre Nacho Gómez y Miguel López hacen veintisiete personajes.
P.: ¿Qué aspecto en concreto habéis querido resaltar en este montaje?
V.R.: Se trata el tema de la relación con el mundo de la Iglesia, pero eso ya lo platea Úbeda en su obra, que, repito, fue un hit cuando se publicó, e incluso Cervantes la nombra. Fue una obra revolucionaria porque era muy irreverente con lo que contaba sobre la Iglesia y al trasladar la acción a la actualidad era importante plasmar la crítica de Justina con respecto a la falsa fe, al católico que se parte el pecho pero es pura hipocresía, algo que vivimos hoy en día. Descontextualizar la obra significaba aportar dimensionalidad a la crítica. No nos hemos inventado nada. Hay frases muy duras que nosotros hemos suavizado porque no deja de ser una joven que se queja de ciertos temas contándoselo a otros personajes. Dice frases tremendamente duras sobre la Iglesia que están de actualidad como la doble moral, la cual ella decide mostrar. Otro aspecto que me interesaba contar era la situación social de Justina. Ella, en la obra original, vive en un barrio obrero de la época, trabajando en un mesón con sus padres desde que es niña. Justina es una superviviente y había que mostrar sus artimañas para poder comer.
P.: Por lo que está contando, los personajes masculinos reflejan el machismo de la época, pero que sigue imperando en la actualidad...
V.R.: Sí lo que se decidió fue el equivalente de esos personajes en el siglo XXI: Un platero es aquí un vendedor de oro, un caballero es lo que hoy sería un caballero andaluz dentro del contexto de la picaresca y de la corrupción, un sacristán es el mismo de ahora. Lo que no hay que olvidar es que están dentro del contexto de la picaresca española, no afirmamos que todos los curas sean así, ni que todos los señoritos andaluces sean de ese modo, ni que todas las chavalas de barrio sean así. La obra de Úbeda tiene un gran carácter social.
P.: ¿Qué les diría a los lectores del blog para que vengan a ver La pícara Justina?
V.R.: Yo les diría que, si quieren pasar un buen rato, a través de la crítica y el humor, y ver un reflejo de la sociedad actual y divertirse viendo que en cuatrocientos años no ha habido grandes cambios, vengan a ver la obra para que se den cuenta de lo mucho que nos queda por seguir luchando.
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