sábado, 23 de diciembre de 2017

"Coco": Nunca te olvidaré

Se suele decir, con mucha razón, que una persona fallecida no se olvida mientras permanezca en el recuerdo de sus seres queridos. La cultura mejicana creó con El día de los muertos una tradición que va más allá de recordar y honrar a los que ya no están. Pues bien, Pixar, con este día como base, ha creado su última joya, Coco, para mayor gloria de Disney, que añade otro éxito de crítica y público a su trayectoria..  

Con los sentimientos como bandera el estudio de animación ha emocionado con historias protagonizadas por juguetes (Toy Story y secuelas), coches (Cars y secuelas), insectos (Bichos, 1998), ratones (Ratatouille, 2007), habitantes del mundo marino (Buscando a Nemo, 2003) o emociones del cerebro (Del revés, 2015) . Sin embargo parece que en las historias protagonizadas por humanos, aunque siempre haya elementos de fantasía, la sensibilidad está más a flor de piel si cabe, baste recordar otras obras maestras como Up (2009) y Brave (2012). Lo mismo ocurre en el caso de Coco. Lee Unkrich, que debutó en la dirección con Toy Story 2 (1999), codirige en esta ocasión junto a Adrian Molina una historia de la que también son coautores.

Para evitar spoilers un servidor destaca en primer lugar el diseño de los personajes, todos muy bien perfilados, desde el protagonista, el pequeño Miguel, hasta su entrañable bisabuela. Argumentalmente tiene la virtud de ir de menos a más, hasta llegar a emocionar literalmente. Eso es preferible a otras películas que empiezan muy bien pero luego se van desinflando. En este caso, el espectador verá una historia sobre un niño que quiere dedicarse a la música por la admiración que tiene a un antepasado. La magia hará que viaje al mundo de los muertos y hasta ahí leo, pero esto había que mencionarlo para destacar la belleza visual de ese otro mundo, lleno de colorido y alegría en contraposición con el tono lúgubre con que es mostrado en otras culturas.

Los recursos narrativos de Coco son muy imaginativos ya que comienza de una manera muy ingeniosa para poner en antecedentes al espectador del pasado familiar del protagonista, que condiciona su presente y el desarrollo de su particular aventura, llena de descubrimientos, secretos y, sobre todo amor a la música y a la familia.

En cuanto a las voces destaca el gran Gael García Bernal que presta sus cuerdas vocales a Héctor, un personaje del mundo de los muertos que acompaña a Miguel y es clave, con sorpresa incluida. Coco apela al recuerdo y al legado de nuestros antepasados, aunque también rompe una lanza por seguir un camino propio aunque eso suponga no continuar una tradición familiar. Es una película que, bajo un punto de vista personal, saca gran partido de iconos culturales, como la figura de Frida Kahlo, que da mucho juego, incluso cómico.

Coco es, valga la redundancia, una película para no olvidar, porque llega al corazón de manera muy directa trayendo a la memoria recuerdos de personas ausentes pero que han dejado huella en nuestras vidas. Por su temática, tratamiento y creatividad visual y colorismo es, en opinión de un servidor, la clara ganadora de todos los premios en su categoría e incluso podría llevarse alguno más por la música del gran Michael Giacchino y canciones como Recuérdame, que sirve de fondo a dos de las escenas más emotivas del filme.    

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