domingo, 3 de diciembre de 2017

"Wonder": Cuando habla el corazón

En numerosas ocasiones se juzga y se humilla a alguien por su aspecto exterior sin tener en cuenta sus sentimientos. Esta situación se acentúa y agrava cuando el objetivo de esos ataques verbales y físicos es un niño. Stephen Chbosky dirige y coescribe, sobre la novela de referencia de R.J. Palacio, el que es su tercer largometraje, Wonder, tras el éxito de Las ventajas de ser un marginado (2012).

En esta ocasión Chbosky ofrece un raudal de sentimientos y un importante mensaje de superación y tolerancia en el ámbito escolar contando la historia de un niño que nace con una malformación en la cara y que, tras numerosas operaciones y años de enseñanza en su casa, debe enfrentarse al mundo real yendo a la escuela sin un casco que le ocultaba el rostro. La película plantea situaciones muy realistas sobre las peripecias de este niño interpretado de manera asombrosa por Jacob Tremblay, quien ya llamase la atención en La Habitación (Lenny Abrahamson, 2015) el filme por el que Brie Larson ganó el Oscar a la Mejor Actriz.

Tremblay, como se ha dicho, interpreta al protagonista de Wonder, Auggie, con una pasmosa convicción expresando con su mirada y una caída de ojos la tristeza, la soledad, el miedo y la decepción que siente al sentirse observado y objeto de burla simplemente por ser diferente. El filme no escatima ni exagera a la hora de mostrar la maldad de algunos niños e incluso de unos padres. Afirmo, hablando en primera persona, que las situaciones mostradas en la escuela no se apartan para nada de la realidad porque yo también he sufrido acoso escolar y únicamente el apoyo de mi familia me animaba a seguir adelante, porque en esta sociedad al diferente se le aparta, esto es así.

Por todo ello es muy significativa la relación de amistad entre Auggie y Jack Will (Noah Jupe) que pasa por varias frases incluso por una crisis, solucionada virtualmente de una manera ingeniosa. Tremblay es capaz de robar el protagonismo a sus compañeros de reparto encabezados por unos espléndidos Julia Roberts y Owen Wilson

La eterna Vivian de Pretty Woman (Garry Marshall, 1990) despliega su maravillosa sonrisa y mirada para interpretar con total convicción a la madre de Auggie, mostrando su temor ante lo que su hijo ha de enfrentarse, el apoyo incondicional y el orgullo al ver a su hijo desenvolverse. Roberts despliega de manera contenida sus recursos dramáticos, que ya despuntaron desde los tiempos de Magnolias de acero (Herbert Ross, 1989), y dota de absoluta credibilidad a su personaje. 

En el caso de Wilson, asociado de primeras a la comedia con títulos como Zoolander (Ben Stiller, 2001) o De boda en boda (David Dobkin, 2005), cuenta con logrados trabajos a las órdenes de Woody Allen (Midnight in Paris, 2011) o Wes Anderson (Life Aquatic, 2004 o El gran hotel Budapest, 2014) y en Wonder mantiene un registro cómico pero mucho más contenido, mezclado con una ternura hacia Auggie que se evidencia sobre todo en un par de escenas que ambos tiene solos.

Chbosky tampoco obvia los problemas de los adolescentes con la subtrama de la hermana de Auggie, Via, interpretada con un contraste de emociones Izabela Vidovic, donde una amiga de toda la vida y el teatro tendrán mucha importancia. El reparto se redondea con Mandy Patinkin, maravilloso como el director de la escuela donde Auggie estudia o Sonia Braga en una emotiva escena breve con Via en la playa interpretando a la abuela.

Con el tono cómico y dramático medido para que ninguna situación resulte exagerada, Wonder cuenta una historia que emociona porque demuestra que los prejuicios desaparecen cuando se actúa guiado por el corazón. Es por ello que esta película debería ser de obligada visión en los centros de enseñanza, en mi modesta opinión

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