sábado, 20 de enero de 2018

"Loving Vincent": El misterio Van Gogh

El cine de animación tiene su lugar de honor en la Historia del Cine por la cantidad de joyas que ha proporcionado y proporciona a los espectadores, demostrando las posibilidades visuales y los mensajes que se pueden transmitir con las distintas técnicas existentes. La coproducción polaco-británica Loving Vincent es un prodigio cuyo esfuerzo se agradece. Homenajear la obra de Vincent van Gogh (1853-1890) se puede hacer de muchas maneras pero la opción escogida  por los directores Dorota Kobiela y Hugh Welchman no ha podido ser más acertada.

Escenas inspiradas en obras del genial artista rodadas con actores y luego, con la ayuda de más de cien artistas, pintar todos los fotogramas completamente al óleo, proporciona un insólito goce visual, por lo inesperado de la propuesta. Pero además, Kobiela y Welchman escriben, con la ayuda de Jacek Dehnel una trama intrigante y absorbente: La entrega de una carta escrita por el autor de Los girasoles antes de morir hace que el encargado de esa misión investigue las circunstancias alrededor del suicidio del artista, con la aportación de una hipótesis, lanzada por un personaje, que hace que la sombra del crimen sobrevuele por cada fotograma. Este aire misterioso se realza con la sugestiva música de Clint Mansell, asiduo colaborador de Darren Aronofsky desde Pi, fe en el caos (1998) y participando en títulos como Réquiem por un sueño (2000), El luchador (2008) o Cisne Negro (2010).

La pericia de Kobiela y Welchman hace que se note el cariño que sienten hacia Van Gogh y su legado porque cada fotograma está pintado al detalle creando efectos magistrales como es, por ejemplo, la transición de una escena del presente bellamente coloreada a un blanco y negro mezclado con gris para los flashbacks del pasado. De igual manera la forma en que la lluvia está retratada o el reflejo de un rostro en el agua son sólo unos ejemplos de las maravillas visuales que Loving Vincent contiene y que, argumentalmente, no deja de lado la recreación de la época, la Francia de finales del siglo XIX, ni la mención a figuras de la pintura que coincidieron con Van Gogh o tuvieron relación con él, así como la relación con su hermano Theo y con el doctor Paul Gachet .

La ambición y confianza en el proyecto era tal que actores como Jerome Flynn (Bronn en Juego de Tronos), Saoirse Ronan (Expiación, 2007) o Douglas Booth (Orgullo+Prejuicio+Zombies, 2016) se sumaron a la iniciativa para actuar interpretando a personajes de esta historia que va más allá de lo que a animación se refiere.

Loving Vincent es otra manera de conocer al célebre pintor que inmortalizó en el cine la leyenda viva Kirk Douglas en El loco de pelo rojo (Vincente Minnelli, 1956). Por cierto, un servidor recomienda quedarse a escuchar la emotiva canción al final del filme, Vincent (Starry, starry night), que suena mientras se nos muestra información útil del proceso de creación del filme de varios de los personajes retratados en la película.

Si es usted un admirador de las películas de Walt Disney y Hayao Miyazaki, así como de propuestas sorprendentes y comprometidas como Persépolis (Vincent Paronnaud, Marjane Satrapi, 2007) descubrirá, gracias a Loving Vincent, otro ejemplo de cómo usar la animación con arte y maestría y lograr el reconocimiento del público y de la crítica.  

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