martes, 26 de junio de 2018

"Con amor, Simon": Amar libremente

La comedia americana ambientada en institutos y universidades ha tratado en diversas ocasiones temas serios de una manera desenfadada. Por ello precisamente una película como Con amor, Simon tiene un valor ya de entrada por tratar de una manera especial el tema de la homosexualidad en la adolescencia.

Sirviéndose de una popular novela escrita por Becky Albertalli, Greg Berlanti, prolífico productor de series de televisión como Dawson crece, Everwood, Cinco hermanos, Arrow o The Flash, dirige su tercer largometraje tras El club de los corazones rotos (2000) y Como la vida misma (2010). 

Una de las bazas del largometraje que nos ocupa es su frescura y un personaje protagonista muy bien perfilado e interpretado por el joven actor Nick Robinson, al que un servidor descubrió en Jurassic World (Colin Trevorrow, 2015). Robinson da vida al Simon del título, un adolescente que aún no ha dicho que es gay. Un mensaje de otro chico en su misma situación en una popular página web le hace decidirse a comunicarse con él a través de e-mails y a expresar cómo se siente.

La película tiene la virtud de mostrar situaciones muy vistas en películas que se ambientan en los centros de enseñanza superiores pero tienen otro tratamiento, menos frívolo, esa sería la palabra, porque Con amor, Simon habla, como se mencionó antes, de la adolescencia, esa etapa tan complicada emocionalmente de la vida, extendiendo la historia de Simon a sus compañeros porque esta película habla de sentimientos y del miedo a ser rechazado, sin etiquetas.

Si bien el punto de inflexión de la trama viene por un detalle de guión que podría ser visto como metido con calzador, la manera en que el protagonista afronta una situación  accediendo a un chantaje y lo que deriva de ello plantea temas muy actuales como el bullying, los amores no confesados y la tolerancia. También tiene su punto de misterio el saber la verdadera identidad de Blue, el chico con el que Simon se relaciona a través de Internet, para lo cual se juega al despiste saliendo varios posibles candidatos y la manera en que se revela es también diferente y entrañable. La trama también plantea una situación hipotética curiosa: que la heterosexualidad fuese lo que se oculta y la gente no se atreve a confesar, una manera de criticar a la sociedad y que constata el protagonista cuando afirma que admitir el ser gay debería decirse cuando la persona lo decida y a quien quiera contárselo, sin forzar nada.

Con amor, Simon tiene momentos que destilan verdad en los que nos vemos reflejados de una manera o de otra. De los más logrados un servidor se queda con la conversación del protagonista con su mejor amiga (Katherine Langford, Hannah Baker en la serie Por trece razones) tras volver de una fiesta, en la que se dice mucho porque hay más cosas detrás de las palabras que se pronuncian evidenciando que todo el mundo tiene secretos que no se atreve a revelar. Otro momento logrado lo conforma las conversaciones de Simon con sus padres tras decir que es gay. Jennifer Garner y Josh Duhamel (quien ya trabajó con Berlanti en Como la vida misma) logran unas escenas emocionantes (la de ella más creíble que la de él, si un servidor ha de ser sincero).

En definitiva, Con amor Simon es una película con mensaje positivo para concienciar, en la línea de Wonder (Stephen Chbosky, 2017) usando los clichés de la comedia pero sin desmadre. Si en la maravillosa y bella Call me by your name (Luca Guadagnino, 2017) se nos presenta a un adolescente viviendo la primera gran historia de amor de su vida, con todo lo que ello conlleva de pasión y sufrimiento, el filme de Berlanti  muestra el paso previo para empezar a vivirla. Porque al amor no se le puede poner barreras.      

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