sábado, 20 de octubre de 2018

"La casa del reloj en la pared": Magia entre tic tacs

Que el cine es un medio de evasión es algo evidente. Hay películas destinadas al puro entretenimiento sin la voluntad de base de trascender, entre otras cosas, porque el séptimo arte también es un negocio y se pretende recuperar el dinero invertido en taquilla, además de sacar grandes beneficios, cine de autor aparte.

Estas primeras líneas sirven a un servidor para introducir las principales intenciones de una película como es La casa del reloj en la pared. Basada en un libro del autor estadounidense John Bellairs, contiene un elemento atractivo: la magia. Hay que decir que su argumento inicial, de nuevo, como ocurrió al ver Mary y la flor de la bruja (Hiromasa Yonebayashi, 2017), a un servidor le pareció que la saga Harry Potter podía haber tomado elementos del libro que se adapta, publicado en 1973. Que la película trate de un niño que, tras perder a sus padres, vaya a vivir con su tío mago y éste le enseñe en su propia casa a serlo, pues blanco y en botella. Un servidor lo vio como un Hogwarts casero. 

Por otra parte sorprende que esta película, dirigida a un público familiar, la dirija Eli Roth, director de títulos enmarcados en el terror como Cabin Fever (2002), las dos películas de Hostel (2005 y 2007) o El infierno verde (2013). Sin embargo sale airoso de esta película gracias a manejar con solvencia diversos aspectos reseñables. 

Un servidor destacaría en primer lugar el diseño de producción. El interior de la mansión mágica donde se desarrolla la acción está muy logrado, con una mezcla de elementos antiguos y modernos que la hacen atractiva a la vista, como por ejemplo una vidriera cuyo motivo principal va cambiando a lo largo de la película o un sillón entrañable. 

A nivel interpretativo, que esté Cate Blanchett en el reparto protagonista es un plus. Para un servidor esta actriz es magnífica, con una versatilidad para afrontar todo tipo de personajes:  Katharine Hepburn, la reina Isabel I, la madrastra de Cenicienta o Galadriel, de El señor de los anillos, con otros personajes potentes en títulos como Diario de un escándalo (Richard Eyre 2006) o Carol (Todd Haynes, 2015). En el caso de La casa del reloj en la pared interpreta a la vecina del tío del niño protagonista, y es una asidua visitante. Lo bueno es que es un personaje que va adquiriendo más protagonismo conforme pasan los minutos porque un servidor admite que, durante la primera media hora, le veía un carácter secundario que le hacía lamentar que se desperdiciara a una actriz de este calibre de esa manera, pero el avance de la historia hizo desaparecer esa sensación. 

Una grata sorpresa es encontrarse a un Jack Black mucho menos histriónico de lo que nos tiene acostumbrados. Su personaje de tío mago lo trata con mesura aunque suelte una gracia de vez en cuando, pero no se desmadra, como se temía. 

Estas dos interpretaciones compensan un villano hecho a base de manidos clichés como es el que encarna Kyle MacLachlan. Aparte de que a un servidor le cuesta verle fuera del universo de David Lynch, ya sea como el agente Cooper de la serie de culto Twin Peaks (papel que le hizo ganar un Globo de Oro) o como el protagonista del filme Terciopelo azul (1986), lo cierto es que su personaje sí es histriónico y desluce un poco las composiciones de Blanchett y Black cuando están los tres presentes. 

Con respecto al niño protagonista, Owen Vaccaro, un servidor reconoce que lo confundió con Jacob Tremblay cuando salió el primer trailer. Lo cierto es que parece que se buscaba a un niño similar que no fuese amateur (había aparecido ya en las dos partes de Padres por desigual junto a Mark Wahlberg y Will Ferrell) pero, haciendo una composición correcta, carece del magnetismo y la fuerza del protagonista de La habitación (Lenny Abrahamson, 2015) o Wonder (Stephen Chbosky, 2017).

La casa del reloj en la pared tiene un desarrollo argumental entretenido que contiene pequeños sustos, temas sociales como el bullying y logrados efectos especiales, como la escena de las calabazas. En algunas ocasiones sí se tiene la sensación de "esta película ya la he visto" pero en su conjunto un servidor tuvo la sensación de haber pasado un rato agradable, que es lo que se pretende cuando uno se desplaza a una sala de cine.

Por primera vez, que un servidor recuerde, se desea dejar constancia de un fallo extra cinematográfico: la traducción del título al español. Cuando el niño entra en la casa asombra la cantidad de relojes que hay en su interior por lo tanto lo de "el reloj en la pared" se le escapaba, al estar en singular la palabra: Los distribuidores han querido ser tan fieles al título original en inglés que, en opinión de un servidor, han metido la pata.

La traducción literal sería La casa con un reloj en sus paredes/muros dando a entender, como se comprueba, que hay un reloj, aparte de los que hay a simple vista, que ha de localizarse con urgencia y no se encuentra, lo cual constituye la principal misión que se desarrolla en la película, por lo que un servidor opina que La casa del reloj oculto (a pesar de que se vean muchos, como se ha mencionado antes) hubiese sido más acertado.      

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