Hay quien pensaría en un primer momento que ambientar una novela en un psiquiátrico no tendría ningún interés, o que si lo hiciese alguien al menos inquietaría. Pero lo sorprendente es que alguien idee una historia ubicada en este lugar y que logre conmover y tocar la fibra sensible de más de uno. Eso lo consiguió Torcuato Luca de Tena con su novela "Los renglones torcidos de Dios" (1979). Perteneciente a una familia ligada al periodismo, que fundó el diario ABC, Luca de Tena, ya tenía un gran reconocimiento cuando concibió esta novela, de hecho, ya había ganado el premio Planeta en 1961 con "La mujer de otro". A pesar de no ser un tema desconocido, ya que un psiquiátrico fue el marco de la novela "Alguien voló sobre el nido del cuco" de Ken Kesey y que dio lugar a la premiada película del mismo título de 1975, Luca de Tena se las ingenia para hacer un fabuloso retrato de la vida en este tipo de edificios, añadiendo una pequeña dosis de intriga. La protagonista afirma ser detective y, hasta el último momento, el lector no sabe si está diciendo la verdad o si está realmente loca. Mientras se averigua esto el narrador presenta una galería impresionante de los distintos tipos de trastornos psiquiátricos que existen dando pequeñas y acertadas pinceladas de las personas internadas. La forma de narrar no hace sino constatar el periodismo que corría por sus venas, ya que hay que estar muy documentado para narrar de la forma que lo hace. Es de los pocos libros que he recomendado en mi vida y, de momento, a todos ha gustado, quizá porque refleja una realidad a la que muchos no querrían asomarse de una manera amena y conmovedora transmitiendo un mensaje positivo y dando a entender que, a pesar de los problemas que les hayan hecho estar internados allí, estas personas siguen siendo eso, personas.
martes, 30 de noviembre de 2010
lunes, 29 de noviembre de 2010
La caza del "Chacal"
Siguiendo con las recomendaciones literarias que inicié con "Diez Negritos", hoy me lanzo a sugerir una de las novelas mejor construidas y documentadas que he leído. Se trata de "Chacal", la primera novela del escritor británico Frederick Forsyth, publicada en 1971. La base argumental parece extraída de la realidad ya que el autor juega con la posibilidad de un intento de atentado a la figura del general De Gaulle, a manos de un asesino profesional, el que da el título a la novela. Con respecto a la narración, destaca el hecho que ésta se divida en dos bloques. El narrador va contando alternativamente los avances del asesino para conseguir su objetivo y los pasos que dan las fuerzas de seguridad y los servicios secretos para evitar el atentado. En ambos casos Forsyth se las apaña para no aburrir al lector sino para lograr todo lo contrario, que no se puedan despegar los ojos hasta el final. El éxito de la novela fue tal que el cine fijó su atención en el libro, lo cual se tradujo en una buenísima adaptación a cargo de Fred Zinnemann, premiado director de "De aquí a la eternidad" (1953) o "Solo ante el peligro" (1952). La película, de 1973, es muy fiel al argumento y, sobre todo, consigue transmitir un ambiente sobrio y frío gracias a la fotografía y utiliza a actores poco conocidos, lo cual ayuda a dar una mayor verosimilitud al relato. Más recientemente, en 1997, se realizó un remake, con Richard Gere y Bruce Willis que, por el contrario, sólo tomaba de la novela el apodo del asesino y poco más. Continuando con Forsyth, el éxito de "Chacal" le hizo llevar su interés hacia otros derroteros similares, siempre con el tema de las conspiraciones y los conflictos internacionales de fondo. De entre toda su producción literaria no he leído sus novelas más recientes como "El afgano", pero sí recomiendo la lectura de "El cuarto protocolo" (1984) y "Odessa" (1973). La primera es un buen ejemplo de narración enmarcada en el periodo de la Guerra Fría y la segunda trata el tema de las consecuencias del nazismo en la generación posterior a la segunda guerra mundial. En definitiva, libros que se sirven de la historia reciente para crear tramas intrigantes.
sábado, 27 de noviembre de 2010
El remake ¿es realmente necesario?
De entre las novedades en la información cinematográfica, existen numerosas referencias al rodaje de la adaptación estadounidense de la trilogía literaria Millennium, del sueco Stieg Larsson que ya conociera una adaptación en su país de origen. Este último proyecto es un ejemplo más de la tendencia en Hollywood de realizar nuevas versiones de películas extranjeras o de clásicos de su propia industria, lo que se denomina remake.
Ante esta tendencia habría que reflexionar sobre la necesidad de hacer nuevas versiones de películas que ya son clásicos en su género. En concreto voy a mencionar sólo tres ejemplos que demuestran que el hacer una nueva versión no sale siempre del modo más satisfactorio que se desearía. En primer lugar, destacaría el caso de "Poseidón" (Wolfgang Petersen, 2006). Se basa en una novela que ya dio lugar a un filme en 1972 titulado "La aventura del Poseidón" dirigido por Ronald Neame. Esta película se considera un título de referencia en el denominado cine de catástrofes que hizo furor en los años 70, con ejemplos tan exitosos como "El coloso en llamas" (John Guillermin, Irwin Allen, 1974), "Terremoto" (Mark Robson, 1974) o la serie iniciada con "Aeropuerto" (George Seaton, 1970). El filme de Neame narraba las peripecias de un grupo de supervivientes de un barco de lujo que se da literalmente la vuelta debido a una gran ola producida por un maremoto. Destacaba por un reparto de lujo que incluía a Gene Hackman, Shelley Winters o Ernest Borgnine y unos efectos especiales que fueron premiados con un Oscar.
Pues bien, la versión moderna de 2006 resulta aburrida y únicamente destaca, de nuevo, por los efectos especiales, que hacen la secuencia del accidente del barco más espectacular, pero nada más, porque la historia y los personajes carecen de la profundidad y el interés que tenía su precedente de los 70.
Ante esta tendencia habría que reflexionar sobre la necesidad de hacer nuevas versiones de películas que ya son clásicos en su género. En concreto voy a mencionar sólo tres ejemplos que demuestran que el hacer una nueva versión no sale siempre del modo más satisfactorio que se desearía. En primer lugar, destacaría el caso de "Poseidón" (Wolfgang Petersen, 2006). Se basa en una novela que ya dio lugar a un filme en 1972 titulado "La aventura del Poseidón" dirigido por Ronald Neame. Esta película se considera un título de referencia en el denominado cine de catástrofes que hizo furor en los años 70, con ejemplos tan exitosos como "El coloso en llamas" (John Guillermin, Irwin Allen, 1974), "Terremoto" (Mark Robson, 1974) o la serie iniciada con "Aeropuerto" (George Seaton, 1970). El filme de Neame narraba las peripecias de un grupo de supervivientes de un barco de lujo que se da literalmente la vuelta debido a una gran ola producida por un maremoto. Destacaba por un reparto de lujo que incluía a Gene Hackman, Shelley Winters o Ernest Borgnine y unos efectos especiales que fueron premiados con un Oscar.
Pues bien, la versión moderna de 2006 resulta aburrida y únicamente destaca, de nuevo, por los efectos especiales, que hacen la secuencia del accidente del barco más espectacular, pero nada más, porque la historia y los personajes carecen de la profundidad y el interés que tenía su precedente de los 70.
Otro dos casos en este tema del remake me llaman poderosamente la atención: La versión de "Psicosis" (Alfred Hitchcock, 1960) que realizó Gus Van Sant en 1998 y que se limitó a copiar plano por plano, eso sí, en color, de este clásico del suspense. De igual modo, el clásico del cine de terror "La Profecía" (Richard Donner, 1976) conoció una versión en 2006 que dejaba poco a la imaginación para el que conociera el precedente y que sólo llamó la atención por tener en el reparto a Mia Farrow como la niñera cómplice del diabólico niño protagonista.
Con todo, hay que decir que hay ocasiones en que algunos remakes han resultado bastante exitosos como es el caso de la versión de "Alicia en el País de las Maravillas" que estrenó recientemente Tim Burton, pero que, en este caso destaca por la aportación del particular universo visual del director. Ya se puede ver además el trailer de la nueva versión del western "Valor de ley" (Henry Hathaway, 1969), filme que proporcionó a John Wayne su único Oscar interpretativo, de la mano de los Hermanos Coen, con Jeff Bridges y Matt Damon. Esperemos que la revisitación de este clásico sea acertada y no engrose la lista de remakes innecesarios.
jueves, 25 de noviembre de 2010
"El Gatopardo" sigue joven
Hoy he visto una de esas películas de las que había oído hablar mucho y bien y sentía la necesidad de ver para poder opinar. "El Gatopardo", rodada en 1963 por Luchino Visconti, se considera la obra maestra de su director. A lo mejor no llego a tanto pero sí considero que es muy buena película por varios motivos: La película está basada en una novela a la que supera ampliamente, algo que muy pocas veces se consigue. Cuenta una historia que, sin ser intrigante, se hace llevadera a lo largo de sus tres horas de duración.
La acción se sitúa en la Italia de mediados del siglo XIX durante la ocupación de Sicilia por Garibaldi. En ella vive el príncipe de Salina, encarnado por Burt Lancaster, que ve cómo, en su vejez, el mundo que le tocó vivir va cambiando y cómo los jóvenes y sus ideas van abriéndose paso, algo que lo tiene muy cerca, en su propia familia, en la figura de su sobrino, un jovencísimo Alain Delon, al que admira y apoya en su compromiso con una hermosa joven, interpretada por Claudia Cardinale. Visconti logra transmitir al espectador el ambiente de la alta sociedad italiana, con una escena de un baile memorable, entre otras, gracias a una ambientación y una fotografía excelentes, haciendo de la película un goce visual. Eso juega a favor del avance de la historia y hace que ésta no resulte aburrida.
El éxito de la planificación de la película se manifiesta en el hecho de que, aparte de mostrar el lujo de escenarios y vestuario, también muestra las zonas deshabitadas de la mansión donde transcurre la acción de una manera que incluso las paredes y salas vacías resultan hermosas. Además, tiene una serie de hallazgos visuales que resultan bastante curiosos y significativos, de los cuales resaltaré uno. El Príncipe apoya a su sobrino porque se ve reflejado en él cuando era joven y qué mejor forma que plasmar ese concepto del reflejo que hacer que el personaje encarnado por Alain Delon aparezca por primera vez en pantalla reflejado en un espejo en el que su tío se está afeitando. Este y otros detalles hace de esta película uno de esos alegatos a favor del cine narrado de la manera más clásica y que, entreteniendo y haciendo disfrutar a los cinéfilos.
La acción se sitúa en la Italia de mediados del siglo XIX durante la ocupación de Sicilia por Garibaldi. En ella vive el príncipe de Salina, encarnado por Burt Lancaster, que ve cómo, en su vejez, el mundo que le tocó vivir va cambiando y cómo los jóvenes y sus ideas van abriéndose paso, algo que lo tiene muy cerca, en su propia familia, en la figura de su sobrino, un jovencísimo Alain Delon, al que admira y apoya en su compromiso con una hermosa joven, interpretada por Claudia Cardinale. Visconti logra transmitir al espectador el ambiente de la alta sociedad italiana, con una escena de un baile memorable, entre otras, gracias a una ambientación y una fotografía excelentes, haciendo de la película un goce visual. Eso juega a favor del avance de la historia y hace que ésta no resulte aburrida.
El éxito de la planificación de la película se manifiesta en el hecho de que, aparte de mostrar el lujo de escenarios y vestuario, también muestra las zonas deshabitadas de la mansión donde transcurre la acción de una manera que incluso las paredes y salas vacías resultan hermosas. Además, tiene una serie de hallazgos visuales que resultan bastante curiosos y significativos, de los cuales resaltaré uno. El Príncipe apoya a su sobrino porque se ve reflejado en él cuando era joven y qué mejor forma que plasmar ese concepto del reflejo que hacer que el personaje encarnado por Alain Delon aparezca por primera vez en pantalla reflejado en un espejo en el que su tío se está afeitando. Este y otros detalles hace de esta película uno de esos alegatos a favor del cine narrado de la manera más clásica y que, entreteniendo y haciendo disfrutar a los cinéfilos.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
El embrujo del teatro
Cuando se es pequeño, hay muchas cosas que no se aprecian en su justa medida. Una de ellas es el teatro. Hasta que no fui al Teatro Lope de Vega, y me remonto al año 2001, no pude comprobar lo absorbente que es la experiencia de presenciar una representación teatral. Debo decir que, desde entonces, siempre he asistido al teatro movido por dos razones: la obra, pero, sobre todo, los actores. Dada mi afición al cine, siempre he querido ver a aquellos actores que veía en las películas o en las series de televisión sobre las tablas. Desde entonces he podido ver a varios de los actores más importantes del país y también llevarme gratas sorpresas con actores jóvenes. Personalmente, destacaría a dos actrices que, sobre el escenario, me cautivaron: Concha Velasco, a la que vi en dos funciones: "Filomena Marturano" y "La vida por delante". Esta última la recomiendo porque, aparte de seguir en cartel, emocionó a gran parte del público. La segunda que quiero destacar es Ana Belén a la que vi en "Fedra", demostrando una gran presencia en el escenario acompañada por un sorprendente Fran Perea que convenció con su actuación y que, curiosamente, también vi actuar al lado de la hija de Ana Belén, Marina San José, en una revisión del Tenorio. A pesar de haber destacado a dos actrices no puedo olvidarme de otras experiencias gratas en el teatro: Belén Rueda, Sergio Mur (Física o Química) y José Luis García Pérez en "Closer", la obra que dio pie a la película de Mike Nichols con Natalie Portman y Julia Roberts, Eloy Azorín (visto actualmente en Aida) haciendo una adaptación de la novela "El retrato de Dorian Gray", de Oscar Wilde; o la puesta en escena de textos clásicos como "Hamlet", con Eduard Fernández y Marisa Paredes, "La Gaviota" de Chejov, con Roberto Enríquez (Viriato en Hispania) y Silvia Abascal o "El sueño de una noche de verano" con Verónica Forqué. Mención aparte de todo estarían las cuatro ocasiones en las que he visto a mi actriz favorita, Maribel Verdú: "Las amistades peligrosas", junto a Amparo Larrañaga, "Te quiero muñeca", al lado de Luis Merlo, "Por amor al arte" y "Un dios salvaje", con Aitana Sánchez Gijón. No quería olvidar a Félix Gómez al que vi en Madrid en la función "Krampack", demostrando una solidez que luego ha seguido demostrando a lo largo de los años. Me faltaría mencionar muchas otras obras, pero, en resumidas cuentas, lo que quiero desde aquí, es animar a la gente a que acuda al teatro y experimente una buena experiencia gracias al poder magnético de los escenarios
lunes, 22 de noviembre de 2010
Una trama que engancha después de más de 70 años
Durante toda una vida, si se es aficionado a la lectura, habrá libros que ni se recuerden pero habrá otros que queden en la memoria para siempre. Esto último fue lo que me ocurrió con una novela escrita en 1939 y que no ha perdido poder de enganche a pesar del paso de los años. Me refiero a "Diez Negritos" de Agatha Christie, considerada la reina del suspense, un calificativo que yo suscribo. Este libro, que no llega las 300 páginas, tiene una trama que no conviene desentrañar mucho por lo que siempre que recomendaba el libro decía lo mismo: Un grupo de personas son citadas en una casa ubicada en una isla, los dueños de la casa no están y comienzan a ocurrir cosas relacionadas con una canción, cuyo título es el del libro.Creo que esto es suficiente para azuzar la curiosidad del lector que no se haya topado con este libro.
El libro tiene un subtítulo que no menciono por considerar que explica demasiado lo que ocurre. Resalto el hecho de que fue la novela que le proporcionó fama mundial a la autora y destaca por desvincularse de su trayectoria literaria, especializada en crímenes resueltos por dos detectives carismáticos: el belga Hércules Poirot y la señorita Marple. Con respecto al estilo, hay que decir que la autora se las ingenia siempre para dar una vuelta de tuerca final y sorprender al lector en las páginas finales. En mi caso particular, me he leído más de veinte de sus libros y sólo averigüé quién era el culpable en dos de ellos. Una cualidad a destacar, puesto que las tramas están narradas de tal manera que el lector puede actuar de detective e intentar hallar al culpable a medida que avanza en la lectura de la historia. La fuerza literaria de Agatha Christie es incuestionable por un hecho que también constato. Vi dos de las adaptaciones cinematográficas más conseguidas de sus libros "Asesinato en el Orient Express" (Sidney Lumet, 1974) y "Muerte en el Nilo" (John Guillermin, 1978), ambas con un reparto de lujo y, a pesar de conocer el final, leí posteriormente los libros en los que se basan y me engancharon igualmente, lo cual ejemplifica el poder narrativo de la autora. Desde aquí recomiendo "Diez Negritos" y, si gusta, animo a que se lean más títulos de Agatha Christie, para que se sepa lo que es una buena historia de suspense.
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"Diez Negritos" y su autora Agatha Christie |
domingo, 21 de noviembre de 2010
Caras famosas conocidas gracias a esta profesión (1)
Desde que empecé a estudiar periodismo me hicieron ejercer esta profesión gracias a todos los trabajos que tuve que hacer. Después, en los medios de comunicación en los que he estado trabajando, ABC, Diario de Sevilla y COPE me dieron la oportunidad de conocer a rostros de la política local pero también de la cultura, mi campo del periodismo preferido. Todos los que voy a mencionar se caracterizaron por algo para mí esencial: su humildad y cercanía, facilitando mi trabajo y llevándome una buena impresión de ellos. Destacaría a varios: en primer lugar al jugador de fútbol Capi. Me concedió una entrevista para un trabajo de la facultad y fue muy amable contestando a todas mis preguntas, independientemente del tema.
En segundo lugar, mencionaría a Juani Calceteiro , miembro del grupo Cantores de Híspalis, de actualidad gracias al disco que acaban de sacar donde cantan sus temas más conocidos con otros artistas. Se trató de una conversación de una hora en la que hablamos de todo, aunque el motivo principal era hablar del espectáculo "Sevilla reza cantando". A ambos muchas gracias.
sábado, 20 de noviembre de 2010
Más allá de Sissi y un clásico musical de los 60
Hace pocos días fui a un centro comercial y compré diversas películas. Entre todas hubo una que compré sin saber si me iba a gustar o no. Su título es "La Piscina" lo que ocurre es que tenía un recuerdo de ella grabado en la memoria: Alain Delon ,el protagonista, fue hace años al programa "Que Apostamos" y le pusieron una escena de esta película en la cual compartía protagonismo con su ex pareja, Romy Schneider. Al ver esta escena él se emocionó y no me extraña. Romy Schneider, popular por sus películas de Sissi que hizo en los años 50, se marchó para siempre hace ya casi treinta años después de vivir un duro golpe: su hijo murió atravesado por el pico de una verja. Pues bien, esta actriz demuestra en La Piscina, realizada en 1969, que el paso de los años fueron a favor de ella porque está hermosa en cada una de las escenas en las que aparece, mostrando una belleza madura lejos del aire juvenil de los filmes sobre la emperatriz austrohúngara. Vídeo de "La Piscina". Independientemente del argumento, es una película para deleitarse con esta belleza del cine europeo. Además de ella y de Delon, también aparece Jane Birkin, quien fuera pareja del cantante francés Serge Gainsbourg, con quien grabó la versión más famosa de la canción Je t'aime... moi non plus, todo un alarde de erotismo musical, y fueron padres de la también actriz Charlotte Gainsbourg. Canción
El arte del tralier
En muchas ocasiones, la razón por la que se va a ver una película es por el trailer que se ve en la televisión o en el propio cine cuando se va a ver otra película. Este ha sido desde siempre un eficaz método para atraer al público a las salas. En estos últimos meses he podido visionar una serie de películas que, independientemente de si eran buenas o malas al verlas, tenían un trailer bastante llamativo, apoyado por el montaje de las imágenes pero sobre todo por la música elegida, bien de la propia banda sonora de la película o piezas desconocidas pero efectivas.
Uno de los primeros ejemplos a destacar es el del filme "Algunos hombres buenos" (Rob Reiner, 1992) la película de juicios militares con Tom Cruise y Jack Nicholson. Las imágenes y la música contribuyen de manera definitiva para poder decir "esta película hay que verla".
De igual modo ocurre con los trailers de "Expiación" (Joe Wright, 2007) o "Diario de un escándalo" (Richard Eyre, 2006). Son dos películas muy distintas pero la combinación de imágenes, a veces engañando al espectador, de lo cual uno se da cuenta al ver la película, son un gran reclamo para ir a verlas. En el caso de Expiación la música en el tramo final del trailer es asombrosa. Que luego gusten o no eso ya depende del gusto de cada uno.
Uno de los primeros ejemplos a destacar es el del filme "Algunos hombres buenos" (Rob Reiner, 1992) la película de juicios militares con Tom Cruise y Jack Nicholson. Las imágenes y la música contribuyen de manera definitiva para poder decir "esta película hay que verla".
De igual modo ocurre con los trailers de "Expiación" (Joe Wright, 2007) o "Diario de un escándalo" (Richard Eyre, 2006). Son dos películas muy distintas pero la combinación de imágenes, a veces engañando al espectador, de lo cual uno se da cuenta al ver la película, son un gran reclamo para ir a verlas. En el caso de Expiación la música en el tramo final del trailer es asombrosa. Que luego gusten o no eso ya depende del gusto de cada uno.
Cuando un trailer huele a Oscar
Existen interpretaciones dignas de ser premiadas y, generalmente, cuando un actor recibe un premio por una película, el espectador, ya sea en el cine o en su casa, comprueba en el visionado de la misma si esa interpretación es digna de premio o no. Lo raro es que, como reza el título de arriba, se perciba un premio sólo viendo un trailer. Eso me ha ocurrido viendo a Natalie Portman en el trailer de "Black Swan", la nueva cinta de Darren Aronofsky, director de "Requiem por un sueño" o "El luchador". En esta nueva cinta, que según parece llegará a las salas españolas el 28 de enero, Portman encarna a una bailarina cuya vida se ve alterada por otra bailarina interpretada por MIla Kunis (la novia de Ashton Kutcher en la serie "Aquellos maravillosos 70") con la que vivirá una rivalidad que derivará a otros terrenos más oscuros. El filme cuenta con la participación de la veterana Barbara Hershey y Vincent Cassell, el marido de Monica Belucci, y sobre todo, llama la atención la última escena que aparece en el trailer bastante perturbadora y con una cara por parte de Natalie Portman que cuanto menos inquieta. Puede que en esta ocasión la actriz, que despuntó desde niña gracias a "Beautiful Girls", se lleve el Oscar que tan cantado tuvo con "Closer" (Mike Nichols 2004) y que le quitó inesperadamente Cate Blanchett por su papel en "El Aviador", de Martin Scorsese. Lo mismo me equivoco pero el trailer huele a premio descaradamente Trailer "Black Swan"
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