viernes, 20 de enero de 2012

La transformación de Fanchon

          CRÍTICA TEATRAL: LA ESCUELA DE LA DESOBEDIENCIA

Una de las cosas más gratas en esta vida es descubrir cosas nuevas que, además, sorprendan y eso es lo que consigue la obra de teatro La escuela de la desobediencia, que se representa hasta el domingo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.

La obra consiste en un diálogo entre dos primas, Susanne y Fanchon interpretadas a la perfección por Cristina Marcos y María Adánez, respectivamente, acompañadas por la viola de gamba de Sofía Alegre y la voz de Rosa Miranda.

La obra combina dos novelas dialogadas de los siglos XVI y XVII, que en manos de Paco Bezerra se convierten en un texto delicioso donde el humor en torno al sexo, la plasmación de la situación de la mujer hace unos siglos y las sorpresas se conjugan a la perfección para dejar al espectador alucinado al terminar la representación, muestra de la gran intuición del veterano Andrea D'Odorico, productor de la obra.
Cristina Marcos y María Adánez
Las clases que Susanne le da a la inocente Fanchon traerán sus consecuencias, las cuales no las desvelará un servidor. Las referencias al sexo son las que producen mayor cantidad de risas por la naturalidad con las que Susanne las hace, demostrando su experiencia en el tema. La dirección de Luis Luque y la puesta en escena son igualmente notables, con escasos elementos en el escenario, uno de los cuales, metido en una caja de madera, tiene al principio el mismo misterio que la caja de Belle de Jour (Luis Buñuel, 1967) con la diferencia de que aquí se menciona el contenido, aunque no se muestra, por lo que el misterio de alguna forma persiste.

El trabajo de Cristina Marcos y María Adánez es impecable, vestidas, además, elegantemente con los diseños de época de Paco Delgado. Las dos actrices demuestran una desenvoltura en el escenario y unos cambios de registro que son dignos de admiración.

En resumen, si quieren pasar una hora y media llena de humor (algo picante), reflexión social y sorpresas no han de perderse La escuela de la desobediencia y descubrir a qué me refiero con el título de esta crítica. Sean "obedientes" y vayan al Lope de Vega, no se arrepentirán.
FOTO: JESÚS UGALDE

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