CRÍTICA TEATRAL: EL AVARO
Molière, como nuestros genios del Siglo de Oro, supo retratar a la perfección las virtudes y los defectos del ser humano. Es por esa razón que, a través de sus obras de teatro era capaz de aunar el humor con la crítica social, como demuestra El Avaro donde, como señala el título, expone el caso de un hombre corroído por uno de los siete pecados capitales. Esta se convierte en una ocasión perfecta para ver sobre el escenario una obra de un autor del que un servidor conocía versiones de sus obras gracias al espacio dramático "Estudio 1": El enfermo imaginario, Escuela de mujeres, Tartufo e incluso una versión de la obra que nos ocupa que me resistí a ver, donde Harpagón era interpretado por Narciso Ibáñez Menta, de los años 70.
Molière, como nuestros genios del Siglo de Oro, supo retratar a la perfección las virtudes y los defectos del ser humano. Es por esa razón que, a través de sus obras de teatro era capaz de aunar el humor con la crítica social, como demuestra El Avaro donde, como señala el título, expone el caso de un hombre corroído por uno de los siete pecados capitales. Esta se convierte en una ocasión perfecta para ver sobre el escenario una obra de un autor del que un servidor conocía versiones de sus obras gracias al espacio dramático "Estudio 1": El enfermo imaginario, Escuela de mujeres, Tartufo e incluso una versión de la obra que nos ocupa que me resistí a ver, donde Harpagón era interpretado por Narciso Ibáñez Menta, de los años 70.
La versión que se ha podido ver en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, dirigida por Jorge Lavelli, tiene la virtud de mostrar al público la trama principal de la obra del autor francés, yendo directamente al grano. Esto hace al montaje ser bastante ligero y entretenido, a lo cual ayuda la labor de los actores, donde sobresale, sin lugar a dudas, el veterano Juan Luis Galiardo. Su encarnación del avaro Harpagón tiene esa mezcla de ser mezquino, pero a la vez con un toque de humor que lo convierte en un personaje arquetípico pero muy atractivo. El resto del elenco está a la altura con Manolo Caro en un doble y curioso papel, porque resulta irónico que interprete a dos personajes tan contrapuestos, pero para ello hay que verlo.
Juan Luis Galiardo en un momento de la obra teatral El Avaro |
Esta clásica obra francesa se enriquece con la incorporación de expresiones lingüísticas actuales pero que no desentonan en absoluto, provocando la risa en el espectador en un juego de malentendidos y comedia de enredo en el tramo final que hacen que la hora y media que dura la función se pase volando. Lo que demuestra esta obra es que, para algunas personas, hay ocasiones en que el dinero es más importante que los sentimientos, siendo un claro ejemplo del verso de Francisco de Quevedo, "Poderoso caballero es Don Dinero".
FOTO: DAVID RUANO
FOTO: DAVID RUANO
Vaya! me encanta tu blog. Es muy interesante :-) te sigo!
ResponderEliminarTe invito a disfrutar de la Vigo Recicla Fashion Experience.
A chic kiss ;-)
el avaro está bien, no vayamos a ponerle pagas a Molière, pero a mi me parece más divertida el enfermo imaginario. ¿ Sabías que la superstición con el amarillo de los actores viene de Molière? Decían que murió en un escenario vestido de amarillo. Hace poco leí que es mentira. El caso es que el amarillo no me gusta.
ResponderEliminarSí conocía la historia del amarillo, si quieres volver a ver "El enfermo imaginario entra en la web de rtve en el programa "Estudio 1" hay una versión de esa obra con un joven Juan Diego
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