Empezó fuerte la temporada de ópera en el Teatro de la Maestranza. La puesta en pie de la versión de París de Tannhäuser fue una apuesta que resultó ganadora de largo por varios motivos. Musicalmente, Pedro Halffter dirigió a la ROSS de manera impoluta haciendo que ya desde la obertura el oído sólo percibiese sonidos hermosos. Halffter dirigió por primera vez esta ópera de Richard Wagner con la bisnieta del propio compositor y la conoce como la palma de su mano, de lo que dio sobradas pruebas anoche.
Ricarda Merbeth y Peter Seiffert (Elisabeth y Tannhäuser). Guillermo Mendo
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La hermosa música de Wagner estuvo muy bien coordinada con las voces del reparto de esta producción del Teatro de la Maestranza y el Teatro Wielki-Poznán. Que Peter Seiffert haya interpretado al personaje protagonista de Tannhäuser por todo el mundo no es casualidad ya que su calidad vocal es incuestionable y no bajó la guardia en ningún momento pero brilló especialmente en la escena con Venus del primer acto y en el relato del peregrinaje a Roma en el tercero.
Hilando temas y momentos el primer acto, de setenta minutos de duración, éste no se hizo nada largo gracias al buen hacer de los cantantes, los bailarines y la puesta en escena de Achim Throwald ya que es de las primeras veces que veo un primer acto de larga duración sostenido vocalmente en su mayor parte por dos cantantes. Alexandra Petersamer brilló como Venus vocal e interpretativamente ya que mostró el vaivén emocional del personaje ante la decisión de Tannhäuser de abandonarla y regresar al mundo de los mortales, rechazando el placer eterno que con ella tendría.
El ballet, una de las novedades de la versión de París, contribuyó al ambiente de sensualidad y erotismo que impera en la morada de Venus, de ahí que destaque la labor de Carolina Armenta con la coreografía donde ocho bailarines (cinco mujeres y tres hombres) ejecutaron los movimientos con limpieza, precisión, y, reitero, una sensualidad en los movimientos que vino como anillo al dedo con lo que se cuenta en el primer acto. Gran sorpresa la de Estefanía Perdomo como el pastor pues su belleza vocal fue incuestionable.
Venus, Tannhäuser y el espléndido ballet del primer acto. Guillermo Mendo
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Siguiendo con los cantantes, Martin Gantner, en su cuarto título en el coliseo sevillano volvió a demostrar su calidad interpretando a Wolfram así como Ricarda Merbeth en la piel de Elisabeth que demostró su calidad vocal desde el comienzo de su intervención del segundo acto. Damián del Castillo se lució como Biterolf sobre todo en el concurso de canto y Attila Jun entonó su contundente voz para mostrar la autoridad de Landgrave. José Manuel Montero, David Lagares y Vicente Ombuena también tuvieron ocasión de lucirse como caballeros trovadores y contribuyen al clima de tensión que se produce durante el concurso de canto, donde el amor y, sobre todo, el concepto que de él se tiene es motivo de controversia y la caída en desgracia del protagonista.
El clímax del concurso de canto. Guillermo Mendo
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El coro de los peregrinos tiene una hermosa aparición por detrás del escenario en el primer acto y luego en el tercer acto realiza una intervención más extensa donde el vestuario de Ute Frühling-Stief crea una escena de gran impacto visualmente de igual manera el coro del castillo de Wartburg hizo una magnífica y compactada intervención, lo que da muestras una vez más de la calidad del Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza dirigido por Iñigo Sampil.
El espléndido coro de peregrinos. Guillermo Mendo
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La escenografía de Christian Floeren estuvo en sintonía con el vestuario para crear sobre todo un gran contraste, como se demostró en la blancura de la sala del castillo y el negro de las vestimentas. De igual modo la iluminación de Juan Manuel Guerra creó atmósferas de todo tipo pero personalmente me quedo con la belleza del cambio de luz azul a rosada en el tercer acto ante la aparición de Venus volviendo de dicho color la blancura de la estatua de la virgen, una gran simbología entre religiones opuestas uno de los temas centrales de Tannhäuser.
La aparición de Venus inunda de rosa el escenario. Guillermo Mendo
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Un conjunto de elementos para una noche en la ópera por todo lo alto, que se repetirá el 1 y el 5 de noviembre.
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