martes, 1 de noviembre de 2016

Inolvidable concierto de la Film Symphony Orchestra

Música de cine tocada en directo por una orquesta profesional. Eso es lo que escuchará toda aquella persona que vaya a una actuación de la Film Symphony Orchestra que desde el sábado al lunes ha actuado por Andalucía. Concretamente en Sevilla, Granada y Málaga llenando de público entusiasta en cada una sus actuaciones. Yo de lo que puedo hablar es de lo que viví en el concierto de Sevilla el pasado sábado.


El director de la Film Symphony Orchestra, Constantino Martínez-Orts, es un apasionado de la música compuesta para cine y eso es algo que se nota. Hacía una pequeña introducción de cada tema antes de tocarlo la Orquesta hablando del compositor o mencionando alguna anécdota de la película a la que pertenecía la música que estábamos a punto de escuchar. De tal modo hicimos un viaje que comenzó, en su primera parte, en el Oeste con la música que Bruce Broughton compuso para Silverado (Lawrence Kasdam, 1985) y terminando con una suite de las principales músicas creadas por Jerry Goldsmith para esa divertida gamberrada que es Gremlins (Joe Dante, 1984)

Pero desde el comienzo hasta llegar al mencionado final de la primera parte del concierto, pudimos deleitarnos con el soberbio tema de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) completamente para instrumentos de cuerda, del gran Bernard Herrmann, que nos transportó al perturbador Norman Bates, una muerte en la ducha y una misteriosa madre. A continuación la nostalgia se apoderó del recinto con los acordes de la música que Ennio Morricone compuso para la inolvidable Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988) y volvimos al universo sonoro del gran compositor italiano con la música con la que ganó su primer Oscar, la que hizo para Los Odiosos Ocho (Quentin Tarantino, 2015) que fue de una energía que iba en aumento hasta el final.

La primera parte del convierto también dio lugar a otras bandas sonoras clásicas, como la célebre marcha de Elmer Bernstein para La Gran Evasión (John Sturges, 1963) pasando por música más reciente con la música de Hans Zimmer, con reminiscencias de música folclórica de Europa del Este para Sherlock Holmes: Juego de Sombras (Guy Ritchie, 2011) donde se continuaban las aventuras de los famosos personajes creados por Arthur Conan Doyle interpretados por Robert Downey Jr. y Jude Law. También hubo ocasión de viajar al espacio con la música de Michael Giacchino para Star Trek Into Darkness (J.J.Abrams, 2013).

Tras el descanso y tocar diez bandas sonoras muy conocidas en cien segundos para ganar un viaje a Hollywood, continuó el concierto con el tema El yunque de Crom de Basil Polidouris, perteneciente al filme Conan el Bárbaro (John Milius, 1982). A continuación llegó otro de los emotivos momentos de la velada con el tema Recuerdos de la oscarizada banda sonora de John Williams para La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993). Destacó la perfecta ejecución del solo de violín por parte del concertino Manuel Serrano Lledó. Williams estuvo de nuevo presente gracias a Harry Potter y la Piedra Filosofal (Chris Columbus, 2001) y Star Wars: El despertar de la Fuerza (J.J.Abrams, 2015) otros dos ejemplos de su genialidad.

A lo largo de esta segunda parte pudimos rememorar ese mundo lleno de olor y sabor a chocolate con una suite de la banda sonora de Chocolat (Lasse Hallström, 2000) que compuso Rachel Portman. También asistimos a una travesura de la Film Symphony Orchestra con la música de Chicken Run: Evasión en la granja (Peter Lord, Nick Park, 2000), creando un puente con La Gran Evasión. El concierto oficial acabó con una suite de El Caballero Oscuro (Christopher Nolan, 2008) con los temas creados por James Newton Howard y Hans Zimmer para recrear el revival de las aventuras de Batman encarnado por Christian Bale, concretamente aquí introduciendo al Joker que interpretó magistralmente Heath Ledger y que le proporcionó un Oscar, que resultó póstumo. El cine de súper héroes remató el concierto gracias a la marcha de Capitán América: El Primer Vengador (Joe Johnston, 2011) que compuso Alan Silvestri.

Hubo unos cuantos aperitivos musicales extra que no desvelaré pero que tenían a John Williams como nexo común y entre medias una petición de matrimonio y una señora que tuvo que abandonar el concierto por ponerse de parto: La magia de la música de cine.      

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