La novela negra procedente de los países escandinavos vive una edad de oro. El éxito de la trilogía Millennium del escritor sueco Stieg Larsson despertó el interés a otros autores como Camilla Läckberg, Asa Larsson (también nacidas en Suecia), el islandés Arnaldur Idridason o el noruego Jo Nesbo. Precisamente en este último me voy a centrar porque El muñeco de nieve, la película que nos ocupa es la adaptación de la séptima entrega de la saga protagonizada por el detective Harry Hole, que Nesbo inauguró con El Murciélago en 1997. Fuera de esta serie destaca su novela Headhunters, que tuvo una lograda adaptación en el año 2011 a cargo de Morten Tyldum y con Nikolaj Coster-Waldau en el reparto.
Como espectador he de reconocer que me ha venido genial no haber leído El muñeco de nieve porque me hubiese complicado mucho más su visionado. La historia de un asesino en serie con el citado muñeco de nieve como señal de su presencia tiene una aparente solidez que no lo es tanto a medida que avanza el metraje. Creo que el hecho de que el guión se haya escrito a seis manos ha derivado en incluir historias secundarias supuestamente conectadas con la trama central pero que finalmente se quedan en el aire, como fragmentos inacabados o no bien rematados. Esto tiene más delito porque la dirección de Tomas Alfredson, con títulos sólidos en su filmografía como Déjame entrar (2008) o El Topo (2011) no allana los baches de los que está lleno el guión. Esto hace que la gran labor de producción, con unos hermosos paisajes noruegos embellecidos aún más por la fotografía de Dion Beebe (ganador del Oscar por Memorias de una Geisha), se vea mermada, en parte, por la dispersión de la narración en varias partes del largometraje.
Con respecto a las interpretaciones Michael Fassbender interpreta a Harry Hole (del que difiere físicamente porque cuando leí El Murciélago, me recordó más al Ewan McGregor de Transpotting) ahondando en su complicada vida personal y demuestra que está muchas veces por encima del proyecto en el que se embarca ya que, por ejemplo, los dos androides que interpreta en Alien Covenant es lo mejor de la película dirigida por Ridley Scott. Por su parte la actriz sueca Rebecca Ferguson demuestra interpretando a la ayudante de Harry en el caso, que llegó a Hollywood, donde entró por la puerta grande gracias a Misión Imposible: Nación Secreta (Christopher McQuarrie, 2015) y donde ha brillado en films como La chica del tren (Tate Taylor, 2016) o Florence Foster Jenkins (Stephen Frears, 2016), ha llegado para quedarse mucho tiempo. Por otro lado Charlotte Gainsbourg está maravillosa con la seguridad y fuerza en pantalla a la que nos tiene acostumbrados. También es destacable la presencia de Chloë Sevigny, sumando otro personaje inquientante a una carrera en la que brilla su intervención en el éxito televisivo American Horror Story: Asylum, segunda entrega de la serie antológica creada por Ryan Murphy (participó también en la entrega ambientada en un hotel pero eso fue otro cantar).
El muñeco de nieve es un ejemplo más de la enorme influencia que el filme Seven (David Fincher, 1995) ha tenido en los thrillers posteriores a nivel de estética, ambientes y lo gráficos que son los asesinatos perpetrados e incluso en una escena del clímax final parece trasladada tal como es al frío noruego ya que su planificación parece calcada. Por otro lado es curioso cómo se rinde homenaje no sólo a Noruega como país sino como fuente cultural de gran valor al hacer que la famosa melodía de En el salón del rey de la montaña, una de las cumbres de Peer Gynt del compositor noruego Edvard Grieg, sea la música que suene cuando llaman al móvil de uno de los personajes.
Da la sensación de que, sin ser una mala película a mi parecer, El muñeco de nieve podía haber sido mucho mejor. Veremos si se animan a seguir adaptando los casos de Harry Hole y no nos quedamos pensando en lo que pudo ser y no fue, como ocurre en este caso, que, todo hay que decirlo, es una película que, personalmente me ha gustado más de lo que esperaba.
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