jueves, 19 de abril de 2018

"Custodia compartida": Terror puro

Desgraciadamente hay personas que, sin un cambio físico motivado por causas sobrenaturales, se convierten en auténticos monstruos y hacen que la vida de personas allegadas sea un auténtico infierno gobernado por un miedo atroz. La violencia de género y el maltrato infantil siempre  han sido peliagudos de abordar en el cine. Sin ir más lejos en España se han hecho notables películas sobre este tema como El Bola (Achero Mañas, 2000), Sólo mía (Javier Balaguer 2001) y Te doy mis ojos (Icíar Bollaín, 2003). Ahora llega a las salas una ópera prima que aborda el tema con igual o más contundencia si cabe.

El actor Xavier Legrand triunfó en el Festival de Venecia obteniendo el León de Plata al Mejor Director y el Premio Luigi de Laurentis a la Mejor Ópera Prima con Custodia compartida, una historia terrorífica sobre una pareja separada en la que él es extremadamente violento y la repercusión que eso tiene en sus hijos en común, sobre todo en el hijo pequeño, y demás parientes cercanos por ambas partes. Legrand habla de un tema que no le es desconocido como cineasta, ya que habló de él con los mismos personajes en su premiado cortometraje Antes de perderlo todo (2013), de hecho contó con los mismos actores, Denis Ménochet y Léa Drucker, para encarnar a la pareja protagonista en ambos trabajos.

Legrand cuenta en hora y media, sin medias tintas, una historia, que, no por muchas veces mostrada, deja de impactar porque sabe sacarle muy bien el provecho a la mayoría de las escenas y trabaja con los actores de una manera que consigue espectaculares resultados. Ménochet, al que un servidor recuerda en un personaje totalmente opuesto en En la casa (François Ozon, 2012), y en Malditos Bastardos (Quentin Tarantino, 2009) tiene una mirada que literalmente asusta y expresa la brutalidad de su personaje en muchos momentos, destacando la escena final, donde ya se desboca. Por su parte Drucker a la que se puede ver también en El buen maestro (Olivier Ayache-Vidal, 2017), transmite con sus ojos el miedo que siente, y la intranquilidad  en la que vive y también en la brutal escena final está sobrecogedora.

Custodia compartida tiene sólidos personajes secundarios como la hermana de la mujer y los padres del hombre, que se enfrentan a la cara y directamente a lo que a otros atemoriza, pero para un servidor, quien es la estrella de la película es el niño que interpreta de manera asombrosa el debutante Thomas Gioria. No se puede expresar mejor y de manera más convincente el estado de terror en que vive ese niño con escenas de violencia verbal por parte del padre que dejan sin habla, por la tensión que se transmite y la incertidumbre de la reacción de ese ser al que quiere apartar de su vida pero la ley, incomprensiblemente, le obliga estar con él los fines de semana.

Precisamente el apartado legal y el papel de las fuerzas de seguridad también son tratados en esta película. Con respecto a la ley, con una extensa escena inicial al espectador se le muestra la falta de protección que un menor puede sufrir, al obligársele a estar con una persona violenta. Y la escena final muestra el papel de la policía en un caso de violencia o, incluso, de peligro de muerte. La forma en que se procede en estos casos demuestra que Legrand, también autor del guión, se ha documentado concienzudamente para mostrar duras situaciones de una manera completamente realista y creíble a lo que contribuye visualmente la fotografía de Nathalie Durand.

Custodia compartida, es una historia de terror que, lamentablemente, no se inventa nada, donde los monstruos no tienen cuatro patas ni particularidades físicas horribles a la vista sino que pueden estar caminando a nuestro lado sin darnos cuenta, y esta película muestra a uno de ellos.
        

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