viernes, 24 de agosto de 2018

"Como nuestros padres": Femenino singular y plural

Son contadas pero bien recibidas las películas que nos llegan de Brasil. El país de la samba y el carnaval puede ser retratado de muchas maneras y, sin duda, la forma en la que lo está en Como nuestros padres es de las mejores. La cineasta Laís Bodanzky, en el cuarto largometraje que dirige en su carrera, coescribe la historia, como suele ser habitual, con su pareja Luiz Bolognesi, lo que ocurre desde la ópera prima de ella, Bicho de siete cabezas (2000) filme que encabezaba Rodrigo Santoro

En el caso que nos ocupa el mencionado tándem ofrece un fresco retrato femenino con un personaje sólido interpretado por la actriz Maria Ribeiro sobre el que circulan los demás personajes: madre, marido, hijas etc...

Con todo ello se configura una historia que, aunque no sea una novedad, está contada con honestidad y verdad en su mayor parte, lo cual hace que el visionado no sea una carga, sino todo lo contrario. Lo cotidiano cobra una gran fuerza y lo que también se puede decir es el conflicto que desencadena todo surge en los primeros momentos en uno de esos incómodos almuerzos familiares de domingo en los que las indirectas y las tensiones se mezclan con las risas y las travesuras de los niños. Que la matriarca (genialmente interpretada por la veterana actriz Clarisse Abujamra) suelte como quien no quiere la cosa que el padre de Rosa (el personaje al que da vida Ribeiro) no es el que siempre ha conocido sino otro hombre con el que tuvo una aventura cae como una bomba en el interior de esta mujer trabajadora a tiempo completo entre el hogar y su faceta profesional.

La película muestra diversos aspectos de la vida de Rosa: el reecuentro con su verdadero progenitor, la evolución de la relación con su madre, los celos que sufre pensando que su marido le es infiel o la relación que establece (a través de fortuitos encuentros en el supermercado) con un hombre al que conoce de la escuela donde van sus hijas. Todo esto y más sirve para crear un filme femenino por los cuatro costados, donde se reivindica la fuerza de la mujer y su justo sitio en la sociedad.

A nivel de guión quizá chirríe un poco esa especie de hermanastra que se instala en casa de Rosa actuando como si fuese un mueble más de la casa y que, a juicio de un servidor, no aporta mucho al conjunto. Todo lo contrario a los diálogos con los personajes anteriormente citados.

De igual es interesante cómo se enfatiza el enfoque feminista de la película a través de un personaje mítico de la literatura: Nora, la protagonista de Casa de muñecas de Ibsen y teniendo en cuenta que una de las facetas de rosa es la de dramaturga lo que se le ocurre escribir para que sea representado no deja de ser un experimento curioso y atrevido al mismo tiempo. Todo ello a favor de poder mostrar el carácter polifacético de las mujeres y la importancia que tiene la sinceridad en las relaciones ya sean familiares, amistosas o sentimentales.

Con una espléndida fotografía del madrileño Pedro J.Márquez, Como nuestros padres es un certero trozo de vida, que no es un carnaval precisamente como decía la canción pero hay que vivirla de la mejor manera posible, como demuestra la madre de Rosa fumando y disfrutando de cada calada. En definitiva, una película positiva, aunque muestre las tristezas que la vida puede deparar, y reivindicativa, donde la mujer da un golpe sobre la mesa. Bravo. 

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