jueves, 29 de noviembre de 2018

"El veredicto (La ley del menor)": Si no fuera por Emma Thompson...

A lo largo de la historia del cine ha habido, lógicamente, de todo: obras maestras de principio a fin, malas de principio a fin, con altibajos etc...

Muchas veces, y de ahí el título de la crítica, la interpretación de un actor puede salvar algunos muebles de un filme irregular o que da un bajón con respecto a lo que prometía. Eso le ha ocurrido a un servidor viendo El veredicto (La ley del menor). Este filme, dirigido por el prestigioso director de escena británico Richard Eyre, tiene el principal interés en su conjunto, en una visión personal, en la magnífica interpretación de Emma Thompson.

La doble ganadora del Oscar, a la Mejor Actriz por Regreso a Howard's End (James Ivory, 1992) y al Mejor Guión Adaptado por Sentido y sensibilidad (Ang lee, 1995) sobre la novela de Jane Austen y que protagonizaba junto a Kate Winslet, Hugh Grant y Alan Rickman entre otros, lleva sobre sus hombros todo el peso de una película que, como ocurre en muchas ocasiones, si no la interpreta alguien de calidad, podría ser peor de lo que ha resultado.

La premisa es interesante: Thompson interpreta a una jueza que toma decisiones en casos controvertidos y se enfrenta a uno de un adolescente enfermo de leucemia que se niega, al igual que su familia, a una transfusión por ser testigos de Jehová. La actriz, que ha demostrado su versatilidad y calidad a lo largo de los años, no importándole para nada caracterizaciones como las de la Profesora de Adivinación en la saga Harry Potter o la de la protagonista de las dos películas de La niñera mágica, está simplemente impecable, lo que ocurre es que algunos compañeros de reparto y el desarrollo de la historia no le acompañan.

Para centrarnos en el terreno interpretativo en primer lugar, un servidor admite que vio a un gran actor como es Stanley Tucci en un personaje desaprovechado, estando mucho mejor, por ejemplo, en Julie y Julia (Nora Ephron, 2009), donde hace el mismo rol: marido de la protagonista, en ese caso del personaje que interpretaba Meryl Streep. La vida personal y la profesional no están todo lo bien hilvanadas que podrían estarlo a pesar de plantear unas situaciones con unos diálogos insólitos por bruscos y sinceros.

En el lado opuesto se encuentra el padre del adolescente al que da vida con una verdad y convicción total Ben Chaplin, quien coincidió, al comienzo de su carrera, precisamente con Emma Thompson en un filme que para un servidor es una auténtica joya: Lo que queda del día (James Ivory, 1993), sobre la novela del Premio Nobel, Kazuo Ishiguro. En la película actual Chaplin, en un genial interrogatorio expone las férreas creencias de los testigos de Jehová, del que un servidor se reserva su opinión.

La premisa y el desarrollo iniciales se desinflan en la segunda mitad de la película, donde los acontecimientos toman un aire que rozan lo inverosímil, con unos comportamientos que descolocan. Un servidor lo considera aún más evidente porque se repite un hecho que ocurrió hace pocos meses con En la playa de Chesil (Dominic Cooke, 2017). Ambas películas están basadas en sendas novelas de Ian McEwan y con el guión también firmado por él mismo. Visto ambos resultados un servidor sigue pensando que la labor de guionista de McEwan no es su cualidad más destacable, sirva de ejemplo, en comparación, el espléndido trabajo que hizo Christopher Hampton en Expiación (Joe Wright, 2007), sobre otra novela de McEwan.

En El veredicto (La ley del menor) se dan, además, varias circunstancias y coincidencias que a un servidor le han parecido curiosas, como que no es la primera vez que Richard Eyre trabaja con McEwan ya que el escritor firmó el guión de la ópera prima como director de largometrajes del primero, La comida del labrador (1983). 

Eyre, además, ha demostrado moverse con solvencia en el terreno audiovisual, sacando el máximo partido a los actores. Otra cosa es el resultado. Porque El veredicto (La ley del menor) tiene un aire a telefilme de sobremesa como también tenía en cierta medida Diario de un escándalo (2006), (para un servidor la mejor película dirigida por Eyre), pero (aparte de un mejor guión, firmado por Patrick Marber, el autor de Closer) unas inmensas Cate Blanchett y Judi Dench (con quien Eyre trabajó en una versión para televisión de El jardín de los cerezos de Chéjov emitida en 1981 y en Iris, que hizo ganar un Oscar a Jim Broadbent en 2002) sostienen con una gran fuerza la película, como Thompson lo hace en este filme.

Eyre, como anécdota, hay que decir que no ha quedado insatisfecho con el trabajo de Thompson puesto que acaba de trabajar de nuevo con ella en una versión para televisión de El rey Lear de William Shakespeare encabezada por Anthony Hopkins, a quien Eyre ya dirigió en El ayuda de cámara (2015), también para televisión y que supone el reencuentro de Hopkins y Thompson tras los dos filmes dirigidos por James Ivory mencionados anteriormente. Es una pena que un director amante del teatro y de los actores no haya obtenido mejores resultados con El veredicto (La ley del menor) a causa de un guión mejorable.     

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