jueves, 8 de noviembre de 2018

"No te supe perder": Amores tóxicos

En los tiempos que corren tienen mérito muchas cosas, entre ellas, hacer una película en la que se depositan muchas ilusiones, horas de trabajo y esfuerzo, y, además, tratar temas delicados frontalmente, como es el caso de la violencia de género. Estos dos factores se dan en el filme No te supe perder, primer largometraje del cineasta sevillano Manuel Benito de Valle y que se ha financiado a través del crowdfunding. 

La película está basada en la novela homónima del escritor Salvador Navarro, publicada en el año 2010, y tanto él como De Valle son coautores de un guión que muestra una historia con un tema espinoso y potente pero narrado de una manera muy personal y nada convencional. La historia es una sórdida crónica de las relaciones de pareja con un joven como nexo de unión que dinamita voluntariamente o no lo que se cruza en su camino.

A nivel narrativo, es curioso cómo, durante la primera media hora más o menos, se opta por una estructura de puzzle y distintos recursos narrativos entremezclados entre sí, donde el espectador debe encajar las piezas para conectar las relaciones entre personajes que tienen vínculos amistosos, sentimentales o familiares. 

También llama la atención el tratamiento que se hace del mencionado joven. Se caracteriza por un comportamiento violento en el que no se deja suelto un traumático episodio de su infancia que se da a conocer fugazmente al espectador, con el fin de entender, que no justificar, su forma de ser. Sin embargo se da la circunstancia de que tiene tales comportamientos que es difícil empatizar con él pero lo que sí se deja claro es la atracción física que ejerce, algo que el joven actor Hieman Casado transmite muy bien, aunque en opinión de un servidor su exhibición física en el conjunto de la película y en términos de desnudez, sea excesiva. Porque sí hay desnudos que explican cosas pero otros no tanto. Casado apunta maneras y se le da la oportunidad de ser valorado no sólo por su físico debido al componente emocional del personaje, falta de empatía aparte. Se le intuye futuro si pule ciertas cosas, como le ocurre a Elena Larios.

En el apartado interpretativo brilla con luz propia Marisol Membrillo en la piel de una mujer con muchas vivencias agridulces en su vida, y  la actriz se entrega absolutamente acompañándole Aníbal Soto, con un personaje más desdibujado que el de ella. En el reparto Antonio Raposo exprime su personaje al máximo dando a entender mucho con poco, como gestos y fugaces miradas, además de que su destino es uno de los puntos de inflexión de la película.

No te supe perder es un desafío para el espectador hecha con ánimo de no dejar indiferente en varios aspectos, como los mencionados anteriormente y explica la toxicidad de las relaciones amorosas con el sexo como motor de muchas de ellas, además de hacer un fugaz muestrario de las distintas opciones sexuales.

La película, conforme avanza, deja entrever rayos de esperanza que se difuminan rápidamente debido al comportamiento errático del personaje de Casado, que tiene atisbos de redención pero da a entender por sus actos que hay personas que, no es que no tengan solución, es que están abocados a cometer una y otra vez errores, en este caso irreparables para ciertas personas con las que se relaciona.

No se trata de un filme tampoco complaciente pero un servidor cree que es así por deseo de sus creadores, que han hecho un enorme esfuerzo por sacar un proyecto contra viento y marea, con la voluntad de cumplir sueños profesionales y personales y eso es algo de lo que un servidor quiere dejar constancia en la crítica que ha escrito.       

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