sábado, 15 de diciembre de 2018

Ralph Fiennes presenta en Sevilla "El cuervo blanco", su tercera película como director

Sevilla vive estos días impregnada por el cine. Hoy es la entrega de los Premios del Cine Europeo y ayer se vivió una jornada especial, ya que el actor Ralph Fiennes, receptor de uno de los Premios Especiales que se entregan. presentó a nivel internacional, tras su paso por festivales, su tercer largometraje como director, El cuervo blanco. Con humor, educación y encanto el intérprete, que comenzó en el cine con una adaptación de Cumbres borrascosas de Emily Brontë en 1992, habló de su trabajo delante y detrás de las cámaras, contó anécdotas y adelantó proyectos. Todo ello conducido por la periodista Yolanda Flores y con la inestimable ayuda de la maravillosa Concha Ortiz como traductora.
El actor y director Ralph Fiennes entre Concha Ortiz y Yolanda Flores                                                   Alejandro Reche

Sobre su labor como director, admitió tener todavía mucho que aprender y se ha dado la casualidad  de que en los tres filmes que ha realizado también aparece como actor. En su ópera prima Coriolanus (2013) tenía claro que iba a protagonizarla al ser una obra William Shakespeare, pero en el caso de la segunda experiencia, La mujer invisible (2013) admitió "haberle ofrecido el papel de Charles Dickens a un actor muy conocido pero no le convenció y dándole la réplica a Felicity Jones me fui metiendo en el personaje".

El protagonista de filmes como La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993), The Quiz Show (Robert Redford, 1994) o El jardinero fiel (Fernando Meirelles, 2005)   tuvo palabras de elogio y de recuerdo para Anthony Minghella el cual lo dirigió en El paciente inglés (1996) y, sobre Wes Anderson, con el que trabajó en El gran hotel Budapest (2014), reconoció que es un director "que no improvisa nada pero de cada escena hace hasta doce tomas". Sobre la elección para hacer de Voldemort en la saga Harry Potter, admitió que fue su familia quien le animó a aceptar el papel. Siendo su madre novelista se le preguntó si ha pensado adaptar algún libro suyo y el actor y director admitió que "lo he pensado pero tengo que consultarlo con mis hermanos".

Con respecto a futuros proyectos adelantó que protagonizará la precuela de Kingsman. Servicio secreto (Matthew Vaungh, 2014) y volverá a ser M en el nuevo filme de la saga James Bond.

Centrando la atención ya en El cuervo blanco, trata sobre la deserción del famoso bailarín Rudolph Nureyev (1938-1993) de la Unión Soviética al conseguir quedarse en París cuando, en 1961, fue allí durante varias semanas como parte de la compañía de ballet que actuó en la ciudad de la Torre Eiffel. Fue curiosa la observación a la hora de escoger al protagonista, el debutante Oleg Ivenko, que mencionó Fiennes ya que "no quería a un actor y que luego un bailarín hiciese de doble de cuerpo en las escenas de danza, quería mostrar el cuerpo entero del personaje en esos momentos". Un servidor duda si esta afirmación es para evitar lo que ocurrió al ganar Natalie Portman por Cisne Negro (Darren Aronofsky, 2010) cuando una bailarina afirmó que la mayoría de las escenas de baile las había hecho ella y no la actriz.

Sobre las impresiones que a un servidor le ha transmitido El cuervo blanco, un servidor admite que este filme, basado en hechos reales, le ha satisfecho en su conjunto. A nivel técnico tiene una muy buena factura con una hermosa fotografía de Mike Eley que ayuda a dotar al filme de bellas imágenes.

El guión, basado en el libro sobre Nureyev escrito por Julie Kavanagh, lo firma el dramaturgo David Hare quién ha ejercido de guionista en filmes basados en material ajeno como dos aclamados filmes dirgidos por Stephen Daldry, Las horas (2002) por el que Nicole Kidman ganó el Oscar encarnando a Virginia Woolf, y El lector (2008) donde trabajaría precisamente con Ralph Fiennes y Kate Winslet se llevó la dorada estatuilla también.

Precisamente a nivel narrativo es donde puede hallarse el talón de Aquiles de la película, ya que hay saltos temporales con tres tiempos: la infancia de Nureyev, su etapa de aprendizaje en la Unión Soviética, y su estancia el París que sería el "presente" de la película. Pues, estos dos últimos períodos te los contextualiza al principio pero luego salta de uno a otro y como no se capten detalles al principio no sabe uno ubicarse. Esto se solventa progresivamente con la presencia de personajes: Cuando salen clases de baile con Ralph Fiennes presente se sabe que la acción es en la Unión Soviética, ya que el actor y director interpreta en un buen ruso a Alexander Ivanovich Pushkin famoso bailarín y profesor de Nureyev.

La película sí acierta en mostrar la compleja personalidad de Rudolph Nureyev: talentoso, rebelde,  seguro de sí mismo fascinado por las distintas manifestaciones artísticas y la libertad (lo cual se acentúa al visitar la capital de Francia) , perfeccionista y con formas rudas, como demuestra en una escena con un restaurante con la maravillosa Adéle Exarchopoulos, quien saltó a la fama gracias a la galardonada La vida de Adéle (Abdellatif Kechiche 2013), todo ello un servidor lo percibió como una muestra de un complejo de inferioridad muy grande debido a sus orígenes. También se muestra la bisexualidad de Nureyev pero durante la película se va viendo claramente que siente más atracción por los hombres.

Las escenas de danza están muy logradas y sobre todo la escena climática en el aeropuerto, donde Nureyev logró finalmente quedarse en Europa renunciando a volver a la Unión Soviética. El cuervo blanco es un filme que se deja ver con agrado, con un protagonista con una mirada clara y que retrata un momento crucial en la vida de uno de los grandes bailarines del siglo XX.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario