lunes, 21 de enero de 2019

"La Favorita": Una trepa en la corte

Personas que no dudan en usar cualquier medio para medrar social o laboralmente han existido siempre. Los que coloquialmente se conocen como trepas los hay desde que se descubrió el fuego, vamos.

Si hay una película que ha mostrado a este tipo de personas a las claras es la clásica Eva al desnudo (Joseph L. Mankiewicz, 1950). Bette Davis, Anne Baxter, Celeste Holm, George Sanders y una primeriza Marilyn Monroe retrataban este tema a la perfección en el mundo del teatro, homenajeada por Pedro Almodóvar en Todo sobre mi madre (1999).

En consonancia, el cineasta ateniense Yorgos Lanthimos prosigue su carrera internacional, tras la, para un servidor, irregular Langosta (2015) y la espléndida El sacrificio de un ciervo sagrado (2017)  con La Favorita, y se sirve de personajes reales, nunca mejor dicho, para hablar de las personas antes descritas en un contexto totalmente distinto. 

Basándose en la vida de la reina Ana de Gran Bretaña (1665-1714), última monarca de la casa Estuardo, el director de la aclamada Canino (2009) retrata con su peculiar estilo la vida palaciega de comienzos del siglo XVIII y centra su atención en la rivalidad entre, precisamente, la favorita, Lady Sarah, entre cuyos descendientes se encuentran Winston Churchill y Diana de Gales (Lady Di), y su propia prima Abigail Masham, por el cariño de la enferma, inconstante y caprichosa reina, con tensiones externas, por una guerra, e internas, por rivalidades entre los partidos políticos y la subida de impuestos, incluidas.

La Favorita es una película que a nivel técnico no se le puede reprochar nada: los decorados con pasadizos y puertas secretas están muy logrados, el vestuario de la maravillosa Sandy Powell es una preciosidad, y la fotografía de Robbie Ryan, con la luz natural de las velas con mucho protagonismo, sirve para acentuar ese ambiente de misterio y conspiraciones.

Lo mismo se puede decir de la planificación ya que Lanthimos mueve la cámara de una manera inusual para una película histórica de corte palaciego que se salta la corrección formal de películas que a un servidor le encantan como La reina Margot (Patrice Chéreau, 1994), La locura del rey Jorge (Nicholas Hytner, 1994), el díptico Elizabeth y Elizabeth: La edad de oro (Shekhar Kapur, 1998 y 2007), o la serie española Isabel (2011-2014). Planos largos, con profundidad, giratorios y otras piruetas técnicas para ofrecer algo distinto, lo cual, conociendo la trayectoria de Lanthimos, hacía pensar que un filme de época al uso no iba a ofrecer.

Las interpretaciones merecen una mención aparte, ya que el trío protagonista está en estado de gracia. Un servidor reconoce que, siendo tres actrices muy potentes, Rachel Weisz es la que más le ha cautivado. La ganadora del Oscar por El jardinero fiel (Fernando Meirelles, 2005) está como no lo estaba en sus últimos trabajos: En Disobedience (Sebastián Lelio, 2017) Rachel McAdams era muy superior a ella y en Mi prima Rachel (Roger Michell, 2017) o en Un océano entre nosotros (James Marsh, 2018) estaba correcta pero no brillaba. Esto si lo hace en La Favorita en el personaje de Lady Sarah donde resplandece en todo momento, dando los matices de un personaje que cree tener controlado todo y a todos pero, incluso cuando le pillan con el paso cambiado, no pierde su integridad.

Olivia Colman es la encargada de dar vida a la reina Ana y no se puede negar que está asombrosa mostrando los claroscuros de una mujer débil y con un comportamiento infantil pero a la vez consentidora de placeres y luchas alrededor de su persona, siempre que ella no sea la perjudicada. Una vez informado un servidor de la vida del personaje histórico llegó a la conclusión de que, ataques de gota aparte, debía de sufrir algún tipo de trastorno psíquico serio: tener tantos hijos (entre diecisiete y diecinueve según las distintas fuentes) y que sólo sobreviviera más allá de dos años uno, que murió a los once, debe dejar marcado a cualquiera para siempre. Todo esto lo da Colman, a la que un servidor sólo había visto en el extenso reparto de Asesinato en el Orient Express (Kenneth Branagh, 2017) heredando el personaje que bordó Rachel Roberts en la superior versión de 1974 dirigida por Sidney Lumet, aunque a un servidor ya le sonaba Colman por su intervención en la exitosa serie Broadchurch (2013-2017).

Emma Stone es la nueva no sólo en la corte sino profesionalmente en el universo de Lanthimos ya que tanto Rachel Weisz como Olivia Colman trabajaron con él en la mencionada Langosta. La ganadora del Oscar por La La Land (Damien Chazelle, 2016) es la trepa del título de la crítica y un servidor puede confirmar que la interpreta a la perfección (un servidor ha conocido a una trepa y sabe cómo son) con esa apariencia de no hacer roto un plato pero que, poco a poco juega sus cartas para conseguir sus propósitos. Lanthimos dirige muy bien al reparto además de mostrar una corte a la que ridiculiza en todo momento.

Sin embargo, no todo en esta película es perfecto ya que el guión de Deborah Davis y Tony McNamara es muy previsible y, si se conoce un poco sólo de la sinopsis, se sabe lo que va a ocurrir independientemente del conocimiento de los hechos históricos. Lanthimos en este caso no  ha sorprendido a nivel  de historia y ha querido ser transgresor donde, en la humilde opinión de un servidor, no debía. No se entiende que para mostrar la crueldad de uno de los personajes se haya de recurrir al maltrato de un animal por el apego que la reina le tenía, en una escena en la que no se intuye nada, sino que se ve.

La Favorita es un filme con pretensiones que a nivel técnico e interpretativo se disfruta. Sin embargo, a un servidor no le llegó a despertar un gran entusiasmo a pesar de sus logros, que los tiene, pero no han sido suficientes para decir que ha visto un peliculón.   

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