Es muy grata la experiencia de sentir que se ha visto algo que se sale de lo habitual. En los tiempos que corren una película como Border es un ejemplo muy bueno de ello por varias razones, todas ellas haciendo llegar a una misma conclusión personal: la riqueza de la cultura europea.
Border, ganadora del Premio Un Certain Regard en el Festival de Cannes, es una producción escandinava en muchos sentidos de nacionalidad sueco-danesa y que propone una historia donde la realidad, la fantasía y el folclore autóctono están fusionados de una manera como pocas veces un servidor ha visto en pantalla.
El cineasta de origen iraní Ali Abbasi dirige y coescribe este filme tras su debut con Shelley en 2016. En este caso la historia es una adaptación a la pantalla de una novela corta del escritor John Ajvide Lindqvist, aclamado tras la adaptación de otra de sus novelas y que dio como resultado Déjame entrar (Tomas Alfredson, 2008) de la que en Hollywood hizo un remake en 2010 dirigido por Matt Reeves con Kodi Smit-McPhee y Chloë Grace Moretz.
Con Border se demuestra otra cosa: que la cultura sueca no sólo se nutre de novela negra, aunque se traten temas peliagudos y oscuros en los títulos mencionados. El cine de Abbasi y otro cineasta sueco de referencia actual, Ruben Östlund, por poner sólo dos ejemplos, demuestra la variedad temática y estilística (y, por lo tanto, enriquecedora) del cine proveniente de los países del norte de Europa.
Centrando la atención en Border, Abassi coescribe el guión junto al propio autor del relato y a Isabella Eklöf, ligada al universo de Lindqvist ya que trabajó en la citada Déjame entrar como asistente de localizaciones. Precisamente el entorno en el que desarrolla gran parte de la historia, la Madre Naturaleza es un personaje más, ya que la protagonista, una espléndida Eva Melander, tiene una conexión con todo lo relacionado con lo natural fuera de lo común y varias escenas que se desarrollan sobre la hierba o en un lago lloviendo son de una potencia absoluta a lo que contribuye la preciosa fotografía de Nadim Carlsen.
Border por otro lado habla de la personas que se califican como diferentes donde la mezcla con lo fantástico entra en juego. Melander interpreta a una sagaz vigilante en la aduana gracias a un sentido del olfato extremadamente desarrollado y eso ayuda a introducir las distintas maneras que el ser humano tiene de hacer el mal. Su aspecto físico tiene que ver en teoría por un problema de un cromosoma pero conocer a un hombre igual a ella (interpretado por el actor finés Eero Milonoff) le hace ver cosas de distinta manera y descubrir otras sobre sí misma que el espectador contempla con asombro, con una crítica feroz a la especie humana y donde la mitología nórdica juega un papel importante (el miedo a los truenos, por ejemplo). Además trata un tema atroz con una mezcla de dureza y sutileza difícil de lograr, con sorpresas incluidas.
Puede que esta crítica no sea más extensa que otras que un servidor ha hecho pero porque piensa que Border es un filme que el espectador debe vivirlo, sentirlo y descubrirlo sin demasiadas pistas. Sólo se puede anticipar que nunca había visto una escena íntima tan sorprendente como la que muestra este filme que demuestra que la senda de maestros del cine como Victor Sjöström e Ingmar Bergman está siendo seguida con humildad y creatividad por cineastas como Abbasi quien, con sentido y sensibilidad. cuenta una historia dura y hermosa al mismo tiempo en la que las raíces culturales están muy presentes.
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