Las razones por las que se decide ver una película son de lo más variopintas y en el caso de Mula, el primero ante todo era volver a Clint Eastwood en pantalla de nuevo como protagonista en una película también dirigida por él, algo que no ocurría desde Gran Torino (2008). Es increíble su energía y porte a punto de cumplir ochenta y nueve años. Y además, con Mula vuelve a una forma de rodar que bebe de los clásicos directamente y de cuya influencia dejó constancia, por ejemplo, en Los puentes de Madison (1995), Sin Perdón (1992), por la que ganó sus dos primeros (como director y productor), o Poder absoluto (1997).
En el caso de Mula, el ganador otros dos Oscar por Million Dollar Baby (2004) se mete en la piel de un horticultor de noventa años que, ante el cierre de su negocio, transporta droga para un cartel mexicano. La historia, basada en un artículo de Sam Dolnick para New York Times Magazine, está contada con sabiduría por el eterno Harry Callahan, que ha subido y bajado peldaños, como en toda trayectoria profesional larga como director desde que sorprendiera con su ópera prima , Escalofrío en la noche (1971).
Mula contiene muchos elementos atractivos como es un guión, escrito por Nick Schenk, bien estructurado que sorprende para bien al espectador: cuando se ve la repetición de una situación varias veces uno se teme lo peor, pero cuando elementos de otra índole, que se muestran a base de pinceladas al principio, como es la situación familiar del protagonista, se concretan en una situación que rompe el esquema narrativo, ahí se comprueba que Eastwood no ha soltado la historia en ningún momento. A ello hay que sumar la forma de rodar y la construcción de personajes.
Earl Stone es un personaje a la medida de Eastwood, al que él dota de unos matices como dureza y ternura, además de esa planta: alto, delgado y una mirada familiar que los años no han cambiado sino la han curtido. Además, el personaje, veterano de la Guerra de Corea, y que ha recorrido prácticamente todo Estados Unidos, está de vuelta de todo, y afronta hasta las situaciones más peliagudas con una gran entereza, lo que hace que se gane el respeto y los corazones de las personas que va conociendo. Un servidor piensa que quien mejor representa esta "conquista" es el personaje interpretado por Bradley Cooper, quien ya fue dirigido por Eastwood en El francotirador (2014) y que da muestras de su variedad de registros tras verlo esta temporada en Ha nacido una estrella, que él mismo dirigió. Sin hacer spoiler un servidor sólo dirá que el primer encuentro entre los personajes de Eastwood y Cooper junto con la conversación que mantienen, es una de las mejores escenas de la película.
La calidad de Cooper se puede extender al resto del reparto, variopinto y de distintas generaciones: Una maravillosa Dianne Weist, una dulce y cariñosa Taissa Farmiga y una dura Alison Eastwood, donde vuelve a ser dirigida por su padre interpretando a su hija en la ficción. Ellas componen el núcleo principal de la trama familiar y sentimental de la película. También destacan Andy García y Laurence Fishburne en roles secundarios pero no prescindibles
Mula, con una impecable fotografía de Yves Bélanger, es una historia llena de kilómetros, los recorridos por el protagonista, y los de la propia vida de Clint Eastwood, donde aquí vuelve, exponiendo un tema como es el del tráfico de drogas, a ponerse detrás y delante de las cámaras dando lo mejor de sí y una manera que sus seguidores un servidor está seguro de que agradecen.
Eastwood es una debilidad personal, me gusta sobretodo sus filmes mas libianos como Bronco Billy o Ruta suicida. Sus ultimas peliculas no pasan de correctas, esta tiene pinta de ser mucho mejor
ResponderEliminarUn saludo
Esta creo que te va a gustar gracias por los comentarios
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