Son dignas de admiración las personas que son capaces de ver claramente las miserias propias y ajenas y mostrarlas sin trampa ni cartón. El director y guionista sueco Ruben Östlund es una de ellas. Precisamente por ser hombre llama la atención lo poco condescendiente que es con el género masculino en sus películas. Esto ya lo demostró en Fuerza mayor (2014), ganadora, entre otros premios, del Giraldillo de Oro en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, donde una avalancha ponía en tela de juicio el papel del hombre como protector de la familia.
Ahora en su nuevo filme, The Square (que pudo verse este año en el citado Fesival de Cine hispalense), esta capacidad crítica se extiende no sólo al hombre como ser individual sino, además, como perteneciente a una sociedad con una serie de valores que habría que revisar. Como elemento central se encuentra una exposición en un importante museo sueco que gira alrededor de un cuadrado, la traducción literal al castellano del título, y el personaje principal es el director artístico del museo, magníficamente interpretado por el actor danés Claes Bang, quien con su porte y elegancia resalta aún más la moralidad y algunos comportamientos que dejan bastante que desear centrándose la acción en un acontecimiento personal que le hará no estar muy pendiente de un aspecto laboral que traerá mucha cola.
La mencionada exposición es sólo un punto para ir hacia otros temas como los límites del arte y de la libertad de expresión, la existencia, aunque algunos digan que ya no existen, de las clases sociales (y el comportamiento de los que están arriba con los que están más abajo), la falta de solidaridad y de escrúpulos y el poder de las redes sociales. The Square, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes y la elección de Suecia para los Oscar, trata todo lo mencionado, creyendo en un principio que el guión se desvía pero, al contrario, expone lo mencionado para hacer crítica y autocrítica de manera inmisericorde donde caben el humor y el absurdo. De hecho, un servidor, a título personal, considera que Luis Buñuel ha tenido que ser una gran influencia para Östlund porque si el final de Fuerza mayor recordaba a una de los momentos más recordados de El discreto encanto de la burguesía (1972), The Square tiene momentos que evocan a, por ejemplo, Los olvidados (1950) y El ángel exterminador (1962) incidiendo en la sátira y en la denuncia.
En el reparto, además del esplendoroso Claes Bang, destaca la intervención de Elisabeth Moss, de gran popularidad gracias a las series Mad Men y The Handmaid's Tale a la que un servidor descubrió como una de las internas de Inocencia interrumpida (James Mangold, 1999). La relación que su personaje establece con el de Bang es uno de los puntos álgidos de la mencionada crítica al género masculino ya que decide hacerlo mostrando una relación sexual, el rol que ella toma y el encuentro posterior.
Por otro lado Dominic West, famoso también gracias a la televisión sobre todo por The Wire, protagoniza dos momentos incómodos del filme, siendo uno de ellos una performance por parte de Terry Notary (un maestro en la captura de movimientos para películas recientes con simios como protagonistas) que muestra a las claras el mencionado límite que muchas veces se traspasa en ciertas manifestaciones artísticas. Si ven la escena completa creo que lo entenderán mejor, aunque también hay que admitir que es una situación llevada al extremo.
La película tampoco elude el intento de redención de las personas cuando ven que han cometido una mala acción. No es que salve, en este caso, al personaje de Bang, pero al menos se le ve que no es un ser falto de escrúpulos, lo que ocurre es que, a veces, esa buena acción, puede no llegar a tiempo....
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