viernes, 30 de octubre de 2015

"Otello" de Verdi inaugura la temporada operística del Teatro de la Maestranza

Uno de los compositores clave en la historia de la ópera, Giuseppe Verdi (1813-1901) vuelve al Teatro de la Maestranza, donde se ha podido disfrutar en estas temporadas pasadas de títulos míticos como Rigoletto, con ese inolvidable doble reparto y Aida. Pues otro título del maestro italiano, Otello, es el elegido por el coliseo sevillano para inaugurar la temporada de ópera por todo lo alto. Se trata de la penúltima ópera de Verdi, estrenada en 1887 en el Teatro alla Scala de Milán. Se podrá ver en Sevilla el 31 de octubre y el 3, el 6 y el 9 de noviembre a las 20:30 horas.

Como su propio nombre indica, la ópera está basada en la célebre obra teatral homónima escrita por William Shakespeare, considerada la tragedia sobre los celos por excelencia. Verdi se sirvió del libreto escrito por Arrigo Boito para poner en pie esta cumbre del bel canto. El montaje que se verá en el Teatro de la Maestranza se trata de una coproducción de la Fundación Teatro Massimo de Palermo y la Fundación Teatro San Carlo de Nápoles.

La dirección musical corre a cargo de Pedro Halffter poniéndose al frente de la ROSS, y la dirección escénica  es del alemán Henning Brockhaus. Esta producción cuenta con el tenor  Gregory Kunde, quien ya estuvo en el Maestranza en el 2009 interpretando Tancredi de Rossini para interpretar al celoso personaje del título, el barítono español Ángel Ódena, recordado por su interpretación en El gato montés que dirigió José Carlos Plaza, da vida al perverso Yago y la soprano Julianna Di Giacomo interpreta a Desdémona. El reparto se completa con Francisco Corujo (Cassio), Manuel de Diego (Roderigo), Mireia Pintó (Emilia), Roman Ialcic (Ludovico) y Damián del Castillo (Heraldo y Montano). Hay que destacar la participación del Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza dirigido por Iñigo Sampil, y de la Escolanía de los Palacios, dirigida por Enrique Cabelló y J.Manuel Busto. En total son más de doscientas cincuenta personas las que trabajan en esta ópera.

El equipo de Otello. Alejandro Reche Selas

Halffter destacó de Otello  que es una ópera “donde se tratan tres temas de una enorme actualidad: la integración de una persona de otra raza en nuestra sociedad, la violencia de género, que por desgracia sigue estando vigente en la sociedad actual, y la mentira, representada por el personaje de Yago”. Halffter se refirió al libreto que escribió Boito destacando “el momento de Esultate, que consigue transmitir en muy pocos compases la fuerza y la energía  de Otello. Ese instante no está en la obra de Shakespeare sino que es un añadido que incluyen Boito y Verdi, al igual que el Credo de Yago, porque define a los dos personajes antagónicos. Es un grandísimo libreto y en el mundo se representa más esta ópera que la obra de Shakespeare”.

Por su parte Gregory Kunde expresó su alegría por volver a Sevilla “porque es una ciudad de la que han salido muchos títulos de ópera como Don Giovanni, El barbero de Sevilla o La forza del destino y se trabaja muy bien con todo el personal del Teatro. He esperado mucho para hacer el papel de Otello, uno de los más importantes para el repertorio de los tenores y ya lo he cantado en siete producciones. Yo pienso en Otello simplemente como un hombre que está  en un mundo con gente distinta a él. Es un hombre enamorado de esta mujer, pero se planta la semilla de los celos, que van creciendo y hace que mate a la persona que más quiere en este mundo. Lo importante es retratar a un ser humano que es guiado por su supuesto amigo, Yago, el personaje más diabólico, a hacer lo que hace”.

Kunde también ha interpretado el Otello que compuso Rossini y lo diferenció del de Verdi comentando que “el personaje es prácticamente igual en las dos óperas pero en la versión de Rossini la principal diferencia es el racismo, Otello está muy expuesto por ser un hombre negro y se siente muy diferente. En el caso de Verdi todos desde el principio celebran su llegada y él y Desdémona están felizmente casados, en cambio Rossini solo los junta al final de la ópera cuando él la mata”.

Henning Brockhaus destacó sobre Otello que evita “ser realista porque en mi opinión, el realismo en el mundo del teatro es un lenguaje equivocado porque la música es el lenguaje de nuestros sentimientos. En el barroco expresaba hasta sesenta estados distintos. Todo lo digo porque en este montaje verán a los figurantes hacer movimientos que amplifican las visiones de Otello. Lo he hecho  por respeto a la partitura y porque creo que así se entiende mejor.

Ángel Ódena explicó que “aunque todo sea ficción, hay que buscar elementos en nuestra vida y en el mundo que nos rodea para poder hacer un personaje. Para mí Yago no es un ser malo, sino que es un enfermo y él se va inventando las mentiras una detrás de otra para salir del paso”.
Aun quedan entradas para los días 3 y 9 de noviembre y pueden adquirirse en las taquillas del Teatro y en la web http://www.generaltickets.com/.

viernes, 16 de octubre de 2015

"Medea", protagonizada por Ana Belén inicia en Sevilla su gira nacional

La tragedia griega vuelve al Teatro Lope de Vega de Sevilla gracias a Medea, la obra que inauguró este verano el Festival de Mérida. Tras verse allí del 1 al 5 de julio, esta obra, producida por Jesús Cimarro, llega a la capital hispalense para representarse desde este jueves (15 de octubre) al domingo 18  e iniciar así su gira por los teatros de toda España. Esta función tiene multitud de elementos atractivos. Se trata de una nueva incursión del director José Carlos Plaza en el mencionado género teatral tras la inolvidable Hécuba que protagonizó Concha Velasco. En esta ocasión vuelve a contar con Ana Belén, como ya hiciera en Fedra y en Electra, para narrar la historia de la vengativa hechicera. Le acompañan en el escenario Adolfo Fernández (Jasón), Consuelo Trujillo (Nodriza), Luis Rallo (el preceptor), Poika Matute (Creonte), Leticia Etala (Creusa), Olga Rodríguez y Alberto Berzal (corifeos).
Instante de la rueda de prensa del miércoles. Alejandro Reche Selas
Todos los mencionados estuvieron en la presentación a los medios de comunicación (excepto el actor Horacio Colomé, que interpreta Jasón joven y que se reuniría con sus compañeros posteriormente), acompañados por el Alcalde de Sevilla, Juan Espadas, el Delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo , Antonio Muñoz, y el director del Lope de Vega, Juan Víctor Rodríguez Yagüe.

José Carlos Plaza explicó que Medea “rompe con el orden establecido” y tiene una dramaturgia (de Vicente Molina Foix) donde funde textos de Eurípides, Séneca y Apolonio de Rodas. Este último, continuó Plaza,  “es la gran aportación de Vicente porque se explican los antecedentes del personaje, algo que no está en otras versiones, que se centran en el hecho que todo el mundo conoce: Medea es traicionada y mata a sus hijos, pero en esta versión introduce la epopeya de los argonautas, y es uno de los alicientes de esta función , ya que Vicente, con su poética, intenta encontrar las raíces de un mito que llega a niveles trágicos. Nosotros intentamos entender la razón, no perdonar ni juzgar. Medea da un vuelco a la historia, se convierte en emigrante y es traicionada cuando ya ha roto con una de las partes esenciales de la mujer: el sentido de la maternidad, que en muchas culturas es esencial, y ella lo destruye”.

Por su parte, Ana Belén expresó su felicidad por reencontrarse con Medea y sus compañeros e incidió en el hecho de no juzgar sino entender “no sólo a Medea sino a todos los personajes”.  La protagonista de Fortunata y Jacinta reflexionó sobre el teatro y el mundo actual afirmando que “ahora hay autores muy jóvenes que trabajan en base a lo que ocurre en estos momentos con un lenguaje muy directo, que te golpea. Considero que es posible la catarsis porque todos los días escuchamos noticias sobre la emigración y los refugiados. La imagen de un niño tirado en una playa ha sido una catarsis y es terrible que esa fotografía sea la que haga reflexionar a los dirigentes de los gobiernos que tienen que tomar decisiones y es una paradoja. Desgraciadamente lo que escribieron los griegos hace muchos siglos sigue ocurriendo hoy en día”.

En el apartado técnico de la obra repite el equipo habitual con el que Plaza suele trabajar: Francisco Leal en la escenografía y en la iluminación, Mariano Díaz, encargado de la música, Juan Pedro Hernández, para el maquillaje y la caracterización, Jorge Torres como ayudante de dirección y Pedro Moreno en el vestuario que ayuda a acentuar el hecho de que los personajes de la obra son extranjeros. Con respecto a este tema, el director afirmó que  “ese aspecto Pedro lo resaltó con distintos colores: Para los habitantes de Corinto se usó un color frío, tonos azules y Jasón y la nodriza vienen de la parte ancestral, casi dentro de Mesopotamia. En ese caso los trajes eran rojos, negros, los trajes llevaban cosas simbólicas”.

Medea se representa en el Teatro Lope de Vega del jueves al sábado a las 20:30 y el domingo al as 19:30. Los precios de las entradas van de los 4 a los 21 euros y pueden adquirirse en las taquillas del Teatro y en la web http://www.generaltickets.com.

lunes, 12 de octubre de 2015

"La noche de las tríbadas": Los tormentos de Strindberg

Es curioso cómo en muchas ocasiones la vida de los artistas es igual o más interesante que sus obras. El cine ha tomado nota de este interés haciendo lo que se denomina biopics como Amadeus (Milos Forman, 1984) como uno de sus máximos exponentes. 

También en el teatro grandes autores han tomado la vida de escritores, pintores etc... como punto de partida para algunas de sus obras más logradas. Uno de ellos es el sueco Per Olov Enquist quien, en 1975, escribió La noche de las tríbadas, centrada en la figura de su compatriota August Strindberg (1849-1912) uno de los escritores de referencia de finales del siglo XIX y principios del XX.

Esta obra ha sido una de las últimas joyas en la brillante carrera del director José Carlos Plaza hasta la fecha, demostrando que la calidad y la intensidad dramática son cualidades asociadas a él haga lo que haga. Un servidor no podía dejar de recordar otras obras dirigidas por él como Sonata de otoño de Ingmar Bergman o Fedra (con dramaturgia de Juan Mayorga), por poner sólo dos ejemplos. Plaza dirige con mano firme una historia metateatral que nos sirve para conocer un poco más a un autor, que, en el momento en el que se desarrolla la acción de la obra de Enquist, ya había escrito dos clásicos contemporáneos del teatro como La señorita Julia y El Padre.

La noche de las tríbadas, en el Teatro Echegaray de Málaga hasta hoy, supone una inmersión en la tormentosa mente y existencia de Strindberg con un ensayo de su celebrado monólogo La más fuerte en 1889 como pretexto para ver cómo la realidad supera la ficción y, más concretamente en este caso, la ficción idealiza la realidad.

El magnífico cuarteto de actores de La noche de las tríbadas                                                                       Sergio Lardiez
Este montaje ha servido para constatar a un servidor la enorme calidad interpretativa de los cuatro actores que intervienen en esta obra. Me quito el sombrero ante la composición del sevillano Jorge Torres en la piel de Strindberg. Su calidad como actor es incuestionable porque refleja a la perfección todos los demonios y fantasmas del autor sueco, con una vida privada turbulenta y llena de traumas sentimentales y sexuales que se expresan claramente en varios momentos de la función en la que el actor hace un completísimo trabajo a nivel físico y emocional, para reflejar otros aspectos más del escritor como era su carácter contradictorio y su misoginia. No en vano hay que recordar que en el momento de la obra Strindberg aun no ha escrito El Pelícano una de sus incontestables obras maestras y donde vierte una gran crueldad al componer a la matriarca de esa obra.

Montse Peidro hace otro gran trabajo interpretando a Siri Von Essen, ya que vemos tanto al personaje de La más fuerte como a la esposa de Strindberg y presenciamos la forma tan directa en que las vivencias reales han repercutido en la ficción, sobre todo al aparecer el personaje de Marie Caroline David, con el que Siri tiene una relación lésbica, y los acertados componentes interpretativos de Peidro (ese genial momento en el que tira el libreto de La más fuerte al suelo y lo que sigue) contribuyen a poner las cartas sobre la mesa y ahondar más en la actitud de Strindberg, quien expone a las claras su rechazo a la emancipación femenina (otro guiño vital-literario, puesto que, en 1889, se han cumplido ya diez años del estreno de Casa de muñecas de Henrik Ibsen, autor al que Strindberg también rechaza, y cuya protagonista, Nora, decide abandonar a su marido y a sus hijos, por lo que se muestra también lo diferentes que eran ambos autores).

Por su parte Zaira Montes (a la que pude ver y disfrutar en Hécuba (también dirigida por Plaza y donde Torres ejercía, como sigue haciéndolo hasta la fecha, de ayudante de dirección del maestro), está impecable como Marie Caroline David (papel que alterna con Pepa Gracia), por la fuerza y el convencimiento en las acciones y en la forma de pensar y de vivir del personaje, matices que se logran ver por la laboriosa composición de Montes donde hay desde contención hasta un parlamento modélico en el tramo final de la obra, al que la actriz se entrega de manera desgarradora.

Finalmente Oscar Ortiz de Zárate sirve de contrapunto cómico en medio de la tensión existente entre los otros tres personajes ya que Hansel, se presenta como admirador de Strindberg, al que éste toma como aliado en una inesperada guerra de sexos.

Los cuatro actores están espléndidamente caracterizados gracias al vestuario del maestro Pedro Moreno y al maquillaje de Juan Pedro y Jorge Hernández, consiguiendo que veamos a los personajes más que a los propios intérpretes.    

La noche de las tríbadas es, sin lugar a dudas, una de esas obras que ningún amante del teatro debe perderse.  

domingo, 11 de octubre de 2015

"El discurso del rey": Una gran historia de superación trasladada brillantemente al teatro

Magüi Mira tiene un don especial. Sus montajes como directora están asombrando al público por la versatilidad y variedad de sus propuestas, gracias a lo cual ha puesto en pie obras de autores como Lope de Vega (El perro del hortelano), Flaubert (Madame Bovary), William Shakespeare (Un cuento de invierno), Mario Vargas Llosa (Kathie y el hipopótamo), Aristófanes (Pluto) o Ernest Thompson (En el estanque dorado).

Pues bien, la siguiente obra que ha llegado al Teatro Lope de Vega de Sevilla ha sido El discurso del rey, una adaptación por parte de Emilio Hernández, del guión de David Seidler que dio lugar a la premiada película estrenada en 2010. Visto el resultado, el autor de estas líneas no puede sino alabar una vez más la sabiduría de Mira, ante un montaje que es todo un reto pero que ella resuelve con brillantez. Prueba de ello es que uno se olvida del filme protagonizado por Colin Firth por varias acertadas decisiones de puesta en escena.
El elenco al completo de El discurso del rey. Carlos Montenegro
En primer lugar Mira no olvida y recuerda en todo momento que estamos viendo teatro, de ahí la presencia de todos los actores en el escenario como un grupo de cómicos que apoyan a su compañero y que, aunque trate una historia de personajes reales en varios sentidos,  se hace valer del concepto que el gran Calderón de la Barca usó para titular una de sus cumbres teatrales: El gran teatro del mundo. Todos desempeñamos un papel en la magna obra que es la vida y los personajes de El discurso del rey son conscientes de ello.

Otro gran acierto de la propuesta de Magüi Mira es no tratar con humor el tema de la tartamudez del rey Jorge VI en ningún momento, porque es un factor por el que el personaje sufre en su vida, junto con otros motivos que se irán desvelando a medida que avancen sus sesiones con el terapeuta Lionel Logue. En este montaje podemos apreciar un deseo, cumplido con creces de dar todos los datos biográficos e históricos necesarios para entender la historia que se nos plantea en toda su dimensión. De igual modo se ha jugado sabiamente con la contraposición de personajes opuestos tanto externa como internamente, un factor que se ve tanto en los dos hermanos, Eduardo VIII y Jorge VI, como en sus respectivas esposas (Wallis Simpson e Isabel).

Todo ello llega a muy buen puerto gracias a las interpretaciones de todos los actores. Adrián Lastra hace una magnífica composición de su personaje mostrando la evolución del mismo claramente: Del atribulado Duque de York con la tartamudez como importante handicap en su vida, al seguro Jorge VI que da un imponente discurso al final. Durante ese viaje emocional, Lastra nos muestra sus muchas dotes interpretativas, para, entre otras cosas, entender la amargura que encierra su personaje desde pequeño, poniendo de manifiesto que no es nada fácil crecer dentro de una Familia Real. Además, el escepticismo con el que acude a los sesiones de Lionel Logue evolucionan hacia una sincera amistad entre dos hombres en principio antagónicos pero que demuestran que la amistad salta grandes barreras.

Logue encuentra en Roberto Álvarez a un idóneo actor, ya que el personaje está alejado de la excentricidad del que interpretaba Geoffrey Rush en la película y su claridad tanto de ideas como de formas de actuar Álvarez las muestra en escena de manera sencilla pero a la vez ejemplar.

Ana Villa por su parte hace una gran composición de Isabel, la mujer del futuro rey. Sus actos están llevados por el amor absoluto que siente hacia su marido y su discurso está lleno de emoción, a lo que contribuye su dulce voz que se modula en grave cuando la ocasión lo requiere. Los personajes de Lastra y Villa suponen un gran contraste con los que interpretan Gabriel Garbisu y Lola Marceli, el cual está marcado tanto en actitudes como en maneras de ver la vida y de vestir. La elegancia y sobriedad inglesa no tiene nada que ver con la actitud liberal americana que encarna Wallis Simpson, es por ello que Lola Marceli está adecuadamente vestida con un traje sensual que recuerda al de Rita Hayworth en Gilda (Charles Vidor, 1946) y que está acorde con su actitud vital. Por su parte Garbisu deja a las claras con su interpretación la diferencia entre dos hermanos, opuestos prácticamente en todo. Para completar el estupendo elenco, Angel Savín se transforma de manera asombrosa en Winston Churchill.
Gabriel Garbisu y Lola Marceli en la función. Carlos Montenegro
Por todo lo dicho no se puede terminar esta crítica sin dejar de resaltar la sencillez escenográfica, una de las señas de identidad de Magüi Mira en sus montajes como directora, así como el magnífico e impecable vestuario de Helena Sanchís y el espléndido espacio sonoro de Marco Rasa, de gran contundencia en la escena final y la siempre eficaz iluminación de José Manuel Guerra.

El discurso del rey, hasta hoy en cartel en Sevilla, es una prueba más del deseo de contar una historia muy humana, independientemente del escalafón social de los personajes, con la ilusión de crear un espectáculo con el que público disfrute: Prueba más que superada.

lunes, 5 de octubre de 2015

Tributo a Ana Diosdado

Durante los años ochenta hubo grandes series, pero hubo una que caló desde el principio y que permanece en la memoria colectiva, Anillos de Oro. En 1983 comenzó a emitirse y su popularidad creció como la espuma. La dirigió Pedro Masó pero la encargada de escribir los maravillosos guiones de los trece capítulos fue Ana Diosdado,  que hoy nos ha dejado a los 77 años cuando se encontraba en una reunión de la SGAE, tras varios años luchando con entereza contra una leucemia crónica.
La gran Ana Diosdado
 Ella misma interpretaba en la mencionada serie, junto a Imanol Arias, a una pareja de abogados especializados en  divorcios, planteando temas muy diversos e incluso algunos inéditos en la ficción televisiva española hasta el momento: Desde una pareja formada por un señor mayor y una mujer joven, pasando por una mujer que no quiere divorciarse para mantener su estatus social, hasta un matrimonio en el que el marido es homosexual y al descubrirse deciden vivir juntos pero cada uno con la libertad de mantener relaciones con quien quisiesen. Todo ello contando con actores de primera como José Bódalo, José María Rodero, María Luisa Ponte, Aurora Redondo, Alberto Closas, Manuel Tejada, Héctor Alterio, Mónica Randall, Juan Luis Galiardo, Antonio Vico y un largo etcétera, que incluía a una casi debutante Ana Obregón, junto con una inolvidable música de Antón García Abril.

Con esta serie Ana Diosdado marcó a la sociedad y pulverizó los índices de audiencia refrendando su calidad como guionista, algo que ya había demostrado en el teatro cuando regresó de Argentina, donde nació, escribiendo obras originales o adaptando a otros autores. La campanada teatral la dio con Olvida los tambores. Estrenada en 1970, fue un gran retrato generacional protagonizado por Juan Diego, Emilio Gutiérrez Caba, Jaime Blanch o María José Alfonso. Se adaptó al cine pocos años después, a la televisión en el mítico Estudio 1 y se volvió a montar en el año 2007 con Antonio Hortelano, Carmen Morales, Elena Furiase, Antonio Albella y Gorka Otxoa.


Otras obras originales destacadas fueron El okapi (1972), protagonizada por su padre, Enrique Diosdado y Amelia de la Torre, esposa de éste en segundas nupcias, o Los Comuneros (1974) ambientada en la España del siglo XVI. Ambas obras se adaptaron a la televisión y Juan Diego volvió a intervenir en ellas. También en 1974 escribió y protagonizó la serie Juan y Manuela junto a Jaime Blanch. A finales de los 70, concretamente en 1979, se encargó de adaptar La gata sobre el tejado de zinc de Tennessee Williams en un montaje dirigido por José Luis Alonso e interpretado por Carlos Larrañaga (con quien compartió su vida durante veinte años) María José Goyanes y José Bódalo.

En los ochenta vivió otra época dorada. Además del gran éxito de Anillos de Oro se estrenó otra serie mítica dirigida de nuevo por Pedro Masó y en la que ella escribió los guiones y actuó interpretando a una profesora de instituto, Segunda enseñanza (1986), en la que, aparte de actores consagrados como Héctor Alterio, Encarna Paso, José Luis Pellicena, Paca Gabladón, Juan Diego, Ana Marzoa, Gemma Cuervo, Francisco Piquer, Luis Barbero, Carlos Larrañaga o Conrado San Martín, desfilaron por la serie actores adolescentes que, o bien debutaban o consolidaban los pasos que habían dado años atrás: Ana Torrent, Aitana Sánchez-Gijón, Javier Bardem, Amparo Larrañaga, Fernando y Cayetana Guillén Cuervo, Maribel Verdú, Jorge Sanz, Gabino Diego, Cristina y Blanca Marsillach. En la serie también pudo verse a Silvia Marsó, Tony Isbert, Juan Carlos Naya (ambos en un episodio de Anillos de Oro) o Patxi Bisquert. Fue la precursora de las series juveniles actuales en España y de nuevo la sintonía creada por Antón García Abril fue uno de sus aciertos.

En el teatro seguía en racha ya fuera adaptando a autores como Henrik Ibsen en un gran montaje de Casa de muñecas que protagonizó Amparo Baró, Joaquín Kremel  o José María Pou o estrenando grandes éxitos propios como fue otra obra generacional, Los ochenta son nuestros (1988) interpretada por Amparo Larrañaga, Juan Carlos Naya, Luis Merlo, Iñaki Miramón, Lydia Bosch, Toni Cantó o Cayetana Guillén Cuervo, entre elenco original y sustituciones, con dirección de Jesús Puente. Volvió a montarse en el año 2010 con Natalia Sánchez, Blanca Jara, Claudia Molina y Álex Barahona.

En los años 90 estrenó obras como 321, 322 (1991), protagonizada por Luis Merlo, María Luisa Merlo y Manuel Tejada dirigidos por Carlos Larrañaga, Cristal de Bohemia (1994), en la que ella misma dirigió a Jaime Blanch, Queta Claver, Francisco Piquer  y Cristina Goyanes o La última aventura (1999) con Luis Merlo y Natalia Millán.  También continuó con su faceta de adaptadora con La importancia de llamarse Wilde, que dirigió Juan Carlos Pérez de la Fuente en 1993 con Amparo Rivelles y Carmen Conesa encabezando el reparto. Esta gran labor y amor al teatro fue reconocido con la concesión del Premio Max de Honor 2013. En pleno 2015 presentó su última aportación al teatro, El cielo que me tienes prometido, obra centrada en la rivalidad entre la Princesa de Éboli y Santa Teresa de Jesús, que es interpretada por María José Goyanes.

Su discreción y profesionalidad quedan fuera de toda duda, lo que sí está claro es que Ana Diosdado deja un gran vacío en las artes escénicas y la televisión de este país.

sábado, 3 de octubre de 2015

"Cyrano": Sentimientos entre capas y espadas

Ver sobre las tablas una obra de carácter universal en el arte de Talía siempre es una gozada, como ocurre con Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand, un clásico desde su estreno en 1897. Junglaría Teatro, con una ágil dirección de Juan Ruesga y una dramaturgia de Antonio Raposo que va al corazón del argumento, ha realizado una dinámica versión del texto francés donde los sentimientos y los recuerdos juegan un papel determinante, aunque unas pinceladas de humor no falten. Junglaría ha sabido sacarle un gran partido al Palacio de los Marqueses de la Algaba de Sevilla, donde se representa la obra hasta este domingo, 4 de octubre.

Todo el equipo se entrega para hacer una función que no se hace pesada en ningún momento sino todo lo contrario, con un logrado vestuario de Margarita Ruesga y una envolvente música de Mileidys Pérez Capdesuña que ayudan de forma determinante a la creación de una atmósfera donde la comedia y el drama se dan la mano continuamente aunque predomine lo segundo.

Cyrano está interpretado por un seguro y contundente Néstor Barea, quien otorga al personaje una gran humanidad que hace empatrizar al publico, porque su conflicto sentimental con Roxana, donde asume que tiene las de perder por una cuestión física, quien más y quien menos, lo ha sufrido alguna vez y la ayuda al personaje de Christian es una gran prueba de amistad y lealtad. Barea está ejemplar tanto en la parte metateatral como en la parte final, donde, el conocimiento por parte de Roxana de toda la trama de cartas y palabras amorosas, hacen que Cyrano muestre, aunque sea brevemente, sus ocultos sentimientos y Barea utiliza todos sus recursos interpretativos para lograr transmitir todo lo mencionado sobre el personaje.
 
Néstor Barea interpretando a Cyrano. Margarita Ruesga
Beatriz Arjona hace una completa Roxana, ya que evoluciona de inocente objeto de deseo a mostrar arrojo y valentía en el segundo acto de la función y su amor a Christian evoluciona de la atracción física al enamoramiento de la persona, una confesión que hace a Christian (interpretado con seguridad por Antonio Raposo) tener claro, a su entender, quién es el verdadero amor de Roxana. Su lucha interna es un gran momento porque vemos a un Christian  percatándose de que, aparte de su atractivo físico, el enamoramiento de Roxana no se ha producido en gran medida por ese factor.

El resto del elenco completan con sus actuaciones una función donde hay metateatro, pasajes cómicos y momentos melodramáticos pero que están medidos con mimo para disfrute del espectador, divirtiéndose con la composición que Nacho Gómez hace del Conde de Guiche o con la lograda interpretación del capuchino por parte de Teresa Cruz quien se desdobla en varios personajes, al igual que Rubén Carballés, el cual interpreta, tanto al Vizconde de Valvert como a Carbón de Castel-Jaloux, con idéntica eficacia y verosimilitud . Y Chema Álvarez y Miguel López hacen una espléndida introducción de la obra haciendo uso del recuerdo de la figura de Cyrano, un instante lleno de verdadera nostalgia por un personaje entrañable que, gracias al trabajo de Junglaria Teatro, queda grabado en nuestros corazones.